jueves, 20 de diciembre de 2007

Le voy a dar en la cara, marica.

Manuel Velandia Mora

Entre las amenazas de muerte que recibí en contra de mi vida y la de mi familia, y la frase del presidente con la que encabezo este blog, no hay mucha diferencia.
¿Será que este es un lenguaje típico de los paramilitares? Se preguntaría cualquier incauto y es posible que la respuesta sea, sí.

Por supuesto, lo que las palabras del Presidente Uribe dejan entrever su homofobia. Homofobia de la que, cuando andaba buscando votos para la reelección, se olvidó, cual típico politiquero que es.

No es de extrañar la falta de seriedad del Presidente y la poca coherencia interna en su discurso, pues ya sabemos que con su “nadadito de perro” se mueve libremente en aguas que otros supondrían peligrosas y de las cuales suele salir, no solo limpiecito, sino tan fortalecido como siempre.

Por supuesto, no me voy a referir a la práctica palaciega de chuzar teléfonos, o la poca seriedad que ha mostrado al tratar de refutar la llamada “información de inteligencia” o a la táctica de culpar a otros de sus propios errores, como lo ha hecho con “los organismos de inteligencia por ‘espiar’ la vida de los otros”.

Ya se sabe que “son inventos de la prensa que desea desprestigiarlo” y que los periodistas no tienen nada más que hacer, que montarle chismes a este pobre y maltratado hombre.
Yo tan solo quiero hacer notar que el presidente, cada vez menos, necesita de otros para el desprestigio; porque eso, él solito lo está haciendo bien.

No se esperaba de un presidente de la republica que se auto-chuzara el teléfono y menos que mostrara “el cobre” tan fácilmente, en una conversación orquestada, de la cual tenía la rienda.
Por supuesto, el presidente fue homofóbico para ser más creíble, porque al ser tan “naturalmente homofóbico” se parecía mas a sí mismo; a aquel, que no dudó en serlo cuando hizo lobby para que los senadores votaran en contra del proyecto de parejas del mismo sexo.

Si no ha sido capaz de contener su boquita en temas más álgidos y en los que compromete al país y su política internacional, menos va a afectarle incrementar la violencia hacia un grupo de personas, que ya son objeto permanente de estigma, segregación, vulneraciones físicas y emocionales, exclusión social, amenazas de muerte, desplazamiento forzado e incluso asesinatos.

Marica sapo...hijueputa, siga haciendo lo que no le toca y lo vamos a matar, no sea sapo, no se meta en lo que no le importa, cuide a su familia porque si sigue en esas, ellos van a pagar...” fueron las palabras que me dijeron y que gravé para siempre en mi cerebro, el martes 14 de noviembre de 2006.

Amenazas que se incrementaron a partir del jueves nueve de noviembre del 2006, por abrir mi boquita en Cali, para referirme al ex senador Araujo, luego de responder a una pregunta sobre el proceso que se estaba llevando a cabo en el Congreso colombiano, con relación a los derechos civiles de las parejas conformadas por personas del mismo sexo.

Yo dije, que estaba “muy preocupado por los rumores que confirmaban que el Senador Araujo era paramilitar”, porque el proyecto podría caerse, pero que si fuera verdad “yo preferiría que el proyecto se cayera a que un paramilitar me defendiera y que en ese caso, yo elegiría que se me vulneraran los derechos”.

Sigo pensando lo mismo, es mejor que el presidente y los senadores paramilitares dejen de defendernos, prefiero que me violen los derechos, prefiero la homofobia a que un asesino, o quien obra a nombre de ellos, me defienda.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

En Colombia, otra trans muerta, no importa

Justo en la semana internacional por los Derechos Humanos, en Colombia se evidencia una vez más la violencia ejercida por los paramilitares hacia la gran diversidad de la población colombiana.

En Colombia, desde 1986 los grupos de “limpieza social” han asesinado homosexuales y especialmente aquellos que son transvestis, trabajadores sexuales o a quienes se considera que siendo transvestis trabajadoras sexuales, son delincuentes.

Los paramilitares “que lavan dinero” siendo dueños de algunos de los “put y clubs” en las diferentes zonas de “tolerancia” en Bogotá, desde hace algunos años vienen ejerciendo por mano propia la “reordenación social y territorial”. Estos delincuentes, que para su mayor beneficio ahora pretenden “organizar” a las transvestis, son también dueños y administradores de espacios de esparcimiento sexual, en los que se explota sexual y comercialmente a niños, niñas y adolescentes, algunos de estos además son traídos y retenidos a la fuerza en dichos establecimientos.

Sobre este tema ha hecho un llamado la nota de prensa titulada “Criminales pagan un millón de pesos por travesti muerto” publicada en El Periódico” el pasado 10 de diciembre, se hace hincapié sobre el incremento en el numero de asesinatos en la población transvesti trabajadora sexual del Barrio Santafé en Bogotá. http://www.elperiodico.com.co/seccion.phpcodigo=1190&seccion=1&fecha=2007-12-10

Cuando se incendia la casa del vecino el fuego te puede llegar a ti.
La complicidad de algunos miembros de las autoridades “competentes” ha logrado que las denuncias nunca prosperen a investigaciones, tal vez porque en su machismo homofóbico consideran que con estos asesinatos se hace un bien a la sociedad; a ello se suma que los mismos lideres homosexuales prefieren hacerse los de la vista gorda, no vaya y suceda que los “confundan” con esos otros excluidos/as, cuya letra (T) se ha puesto en el cartel, más por ser políticamente correctos, que por estar convencidos y aceptar que las personas trans son sus iguales.

Amnistía Internacional, que desde el 89 se ha interesado en el tema de las minorías sexuales en Colombia, ha informado recientemente sobre el creciente numero de asesinatos y detenciones arbitrarias a personas trans, en América Latina y por supuesto en Colombia.
http://www.es.amnesty.org/temas/minorias-sexuales/tp/documentos/
http://www.es.amnesty.org/uploads/tx_useraitypdb/DIVERSIDAD19.pdf

Diana, una reconocida lidereza transvesti y trabajadora sexual de la zona, en donde se han cometido los asesinatos, reiteradamente ha denunciado dicha situación a la Mesa LGBT de Bogotá y ha dicho al respecto a El Periódico "La Policía puede dar fe de ello. Hemos puesto quejas constantes y hasta diarias por la agresiones que los de ese sector cometen contra los clientes".

Sobre el tema, Carlos E. Marín C. y Mónica Poveda H. de la Dirección de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobierno de Bogotá D. C., le han respondido a Mauricio Albarracín de Colombia Diversa “La Secretaría de Gobierno contaba previamente con información referente a ésta problemática y de manera interna se está realizando un trabajo conjunto con la Policía Metropolitana buscando aclarar éstos hechos”, y le recomiendan en un circulo vicioso “hablar con Diana Navarro (citada en el articulo) sobre el tema, que indiscutiblemente es muy delicado y que consideramos desde la Secretaría de Gobierno debe ser manejado de manera prudente y racional a fin de no generar desinformación sobre dinámicas internas que se pueden estar presentando en éste sector”.