viernes, 20 de diciembre de 2013

Lo nuestro fue amor a primera vista

Por Manuel Antonio Velandia Mora
España, 12 de mayo de 2012

Lo nuestro fue amor a primera vista, era el último chico disponible y no resistí la tentación, tenía que ser mío.
Me lancé en una veloz carrera y lo tomé entre mis manos. Cuando el comerciante me recibió el dinero yo respiré profundamente y celebré con un enorme sorbo de un refresco la alegría de poder poseer mi propio Chiqui-Pride. Su cuerpo de arco iris no solo es el símbolo de la diversidad, es también símbolo de la riqueza cultural, social y política.
Nunca pensé estar allí, tan solo había viajado a México para hablar en un Congreso. Fue una coincidencia que precisamente ese 17 de junio de 2006 se llevara a cabo la Marcha del orgullo lésbico-gay por la avenida Reforma. Todo confluyó para que yo estuviera ese medio día en la Plaza de la Constitución de la ciudad de México, informalmente conocida como El Zócalo.
No había pensado en permanecer por varios días en esa ciudad, pero una amiga, Sara Fernández, me invitó a hospedarme en su casa.
No había pasado por mi mente comprarme un pequeño oso de peluche, yo tan solo había salido para hacer algunas fotos pero cuando lo vi supe que siempre le había querido. Ya previamente me había arrepentido de no haberlo comprado en New York o en San Francisco en dónde lo había visto; no sabría cuándo coincidiría con otra marcha del orgullo en cualquier otro lugar del mundo donde fuera posible conseguir mi Chiqui-Pride.

Ahora que he tenido que refugiarme en España, él viajó conmigo. Ha estado en Madrid, Valencia, San Sebastián y Alicante. No sé en donde estaré en el próximo Día del Orgullo LGTBI, pero allí donde esté, celebrando o no, mi pequeño oso multicolor estará conmigo.

La historia fue publicada originalmente en la Pagina del Museo Nacional de Colombia, con motivo del Día Mundial de los Museos.

Fotografía Chiqui Pride, de la serie "yo también tengo derechos"
Autor: Manuel Antonio Velandia Mora


domingo, 15 de diciembre de 2013

¿2013 año de éxitos o fracasos para la comunidad LGBTI en Colombia?

Por: Leonardo Niño Rodríguez, Periodista - Vida Moderna, Revista SEMANA, Colombia.
11 de diciembre de 2013

Entrevista virtual a Manuel Antonio Velandia Mora

1.   ¿Qué tan significativo fue el 2013 para la comunidad LGBTI en Colombia?
Es evidente que en Colombia la población LGTBI no es una comunidad, pero esto no es diferente a lo que sucede en cualquier otro lugar del mundo y en otras "comunidades", como los cristianos: por una parte van las directivas de las asociaciones y por otra las personas en las distintas identidades que conforman la sigla LGTBI, por eso el logro más significativo no es el matrimonio sino el hecho de que cada vez más gente ha entendido que la lucha no solo es de las asociaciones LGTBI y por el matrimonio; es un esfuerzo conjunto de toda la comunidad que entiende que la sociedad no es equitativa con todos los sectores que la conforman y que los intereses y acciones deben ser mancomunados entre los diferentes colectivos minoritarios al igual que su defensa.

Las asociaciones LGTBI han participado en diversas acciones convocadas por distintas organizaciones y han hecho suyas luchas que antes parecían ser solo de otros.

Al interior de las asociaciones LGTBI se ha avanzado en la comprensión y asunción de las diferencias y luchas particulares de los diferentes sectores que forman esta comunidad.

Si nos centramos en el matrimonio de parejas del mismo sexo entonces el avance es importante porque se discutió en el Congreso el derecho que tienen los homosexuales y lesbianas a casarse; no se ganó pero la falta de decisiones concretas llevó a que algunas parejas optaran por hacer valer el Fallo de la Corte Constitucional y optaran por solicitar el matrimonio en una notaría; las demandas del Procurador condujeron a que la Sala Civil y de Familia del Tribunal de Cundinamarca, ratificara el fallo de tutela de primera instancia que dejaba en firme el matrimonio de dos mujeres, siendo este el tercer matrimonio ratificado por la justicia colombiana.

2.   ¿Por qué es tan importante la aprobación del matrimonio de parejas del mismo sexo?
La aprobación del matrimonio de parejas del mismo sexo es tan importante porque aun cuando es evidente que se pueden casar, esto no se debe dejar a discreción de cada notario, recordemos que esta es la postura de la Superintendencia de notariado y registro.

El superintendente de Notariado y Registro, Jorge Enrique Vélez ha declarado que los notarios se oponen a la igualdad de las parejas del mismo sexo y que la única alternativa posible es el “contrato de unión solemne” entre personas del mismo sexo.

No puede haber derechos distintos para los heterosexuales, todas las parejas deben tener los mismos derechos, las mismas obligaciones y el mismo nombre para sus uniones.

3.   ¿Qué tienen las parejas homosexuales que puedan enseñarles a las heterosexuales en aspectos de la convivencia?
Las parejas del mismo sexo no solo pueden enseñarles a las heterosexuales en aspectos de la convivencia sino también en otros muchos temas como la educación de los hijos.

Una de las grandes aprendizajes está en el manejo de la economía doméstica y de los roles que no se desprenden del machismo y la falocracia sino del reconocimiento de la equidad; no se considera que si alguien aporta más dinero al hogar tiene más poder en éste porque las decisiones se toman a partir del acuerdo y las tareas domésticas se reparten en función de las capacidades y al uso del tiempo según las necesidades.

4.   ¿Y en cuanto a la paternidad?
Las parejas del mismo sexo tienen claro la importancia del paternar y del maternar no como representaciones inamovibles de la masculinidad o de la feminidad, sino como estrategias educativas de gran importancia en la formación de los hijos; así como en una pareja intercultural donde cada uno tiene una lengua distinta, se decide que hay que educar en los dos idiomas, las parejas del mismo sexo se reparten las funciones educativas a partir de lo que cada uno de quienes la conforman han desarrollado y se considera importante transmitir en el cuidado y educación de los hijos. Por otra parte por el hecho de haber sido víctimas de crímenes de odio son conocedores de la importancia de la solidaridad, de la equidad, de la tolerancia y el respeto e inculcan en sus hijos dichos valores porque los consideran de gran utilidad en la construcción de la convivencia social.

5.    ¿Aunque ha habido grandes avances en la lucha por los derechos de la comunidad LGBTI, qué viene en 2014 y el futuro cercano para esta población?
En cuestión de derechos en general otro importante avance es que se ha creado la Relatoría sobre los Derechos de las Personas LGBTI en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que iniciará sus labores el 1 de febrero de 2014; esto es clave porque ayuda a que a nivel internacional, tal y como también lo viene haciendo Naciones Unidas, se evidencia desde diferentes instituciones internacionales la permanente vulneración de derechos que convierte a los LGTBI en víctimas permanentes de crímenes de odio.

Vendrán más asesinatos, desapariciones, desplazamientos forzados, personas obligadas a refugiarse en otros países y a solicitar asilo; porque mientras los derechos no sean iguales se seguirán creando las condiciones para que haya  crímenes de odio.

Un tema importante por supuesto es la ratificación del matrimonio igualitario por parte de la Corte Constitucional.

Se ha de seguir luchando por temas como; la adopción; el derecho a que los homosexuales puedan donar sangre; el derecho a que las y los trabajadoras/es sexuales trans,  homosexuales y lesbianas sean reconocidas como tales y obtengan las prerrogativas que de ello se derivan en equidad con los demás trabajadores; el derecho a la operación de cambio de la morfología genital y el tratamiento hormonal para las personas transexuales e intersexuales; el derecho al cambio de sexo en el documento de identidad; el derecho a la educación sin exclusiones, en especial para las personas intersexuales y trans y a que en las instituciones educativas no se permita el bullyng.


Aun cuando las personas LGTBI tienen derechos es evidente que estos aún son derechos de papel, se requiere un cambio cultural y esto conlleva un esfuerzo organizativo y estatal para que el reconocimiento sea pleno y su ejercicio real.

Todo buen suegro pide al niño dios un buen novio para su hijo

Por Manuel Antonio Velandia MoraEspaña, diciembre 13 de 2013

Hoy los muchachos dudan entre aceptar la invitación a la cena navideña en casa de los padres de su novio, o si llevarlo por fin a casa a que éste conozca a sus suegros.

Aunque es verdad que todavía hay suegr*s chapadit*s a la antigua, cada vez es menos extraño que los padres de familia sean relajados y respeten la orientación sexual de sus hijos, al punto de invitar a sus yernos a la cena navideña (Incluso, los papás de algunos chicos solteros piden al divino niño para navidad que se consigan un novio chévere). No obstante, hay otros papás para quienes nunca será divertido que el novio de su hijo esté en la casa; muchas veces los rechazan más por el peso que le dan al “qué dirán los vecinos” que por ellos mismos.

La aceptación de las diversidades sexuales ha tenido un cambio radical en dos generaciones: los padres menores de 40 años suelen tomarse con mucha más apertura mental que su hijo sea gay o lesbiana, que lo que lo hubieran hecho sus propios padres. Los padres entre 40 y 60 aunque les cuesta aceptarlo, son un poco más abiertos (o resignados) y los mayores de 60, especialmente los que tienen convicciones religiosas muy arraigadas, se aferran a la negación.

Y con respecto al perfil de los hijos por edades, en contraste con los padres jóvenes, se está presentando una gran intolerancia en los hijos que tienen 12 a veinte años, que difiere cantidades de lo que dicen y hacen los chicos de los cinco a los 11 años, quienes suelen sorprenderse poco con el tema. Los hijos de 20 a 35 suelen ahora aceptar su orientación sexual con más facilidad; al mejor estilo europeo, en las calles bogotanas, en Transmilenio, jóvenes parejas de hombres o mujeres se toman de la mano, ya ni siquiera en tono desafiante con la sociedad sino de manera desprevenida. Pero la mayoría de los hijos mayores de 35 años cargan aún con el lastre del “qué dirán” y es en la franja donde encontramos más gente de clóset arremetiendo contra los que viven su sexualidad de manera abierta (cof cof Fundación Marido y Mujer, cof cof).

El peso de la religión en ellos es grande, también creo que su negación tiene que ver con la epidemia del sida en los 80s y 90s y el hecho de que en los medios masivos se presentaba una imagen tan dramática de la enfermedad. Algunos padres, no obstante, se sintieron aliviados de que sus hijos siguieran vivos y eso les llevó a cambiar su relación, lo que cambió la actitud incluso hacia los que ahora viven con el VIH/sida.

“En mi casa no saben”

Las madres, más que los padres, casi siempre conocen de la orientación homosexual o lésbica de su hij*, pero el temor a confirmarlo las obliga a no preguntar, hace que prefieran hacerse l*s desentendid*s y no se atrevan a plantear el tema. Cuando se autorizan a interrogar o a fisgonear a hurtadillas las visitas y llamadas telefónicas, es porque ya definitivamente se decidieron a comprobarlo. De todas formas, siempre guardan en el “fondo de sus corazones” la esperanza de estar equivocad*s.

Para un hombre que se piensa homosexual o una mujer que se asume lesbiana es supremamente difícil hablar con su madre y su padre al respecto. Lo es generalmente, no por ell*s mism*s, sino por el temor que tienen a causarles dolor, o más correctamente, a romper los imaginarios construidos sobre ell*s desde cuando empezaron a pensarl*s human*s.  

Mijo, mejor no me diga nada

Desde mucho antes de ser padres y madres, las personas tejen sobre l*s hij*s una serie de fantasías con respecto a toda la globalidad de su ser. L*s piensan no sólo con un cuerpo, sino con un comportamiento, una actividad laboral, un estilo de vida, unas relaciones afectivas, una familia, unas creencias, un*s amig*s, una manera de disfrutar la vida, de comunicarse, una economía. Incluso los imaginan con unas normas de comportamiento, una posición social y hasta tienen claro cómo serán sus niet*s, atreviéndose con todo ello a construir una vida para ell*s.

Los padres y madres en general no educan a sus hij*s en la libertad de la autodeterminación sino desde el principio de la obediencia plena. L*s hij*s saben que autodeterminarse implica, de alguna manera, romper con dichos imaginarios. Los padres y madres igualmente conocen que algunos rompimientos necesariamente ocurrirán, pero no esperan que estos se den precisamente en el “deber ser” para la sexualidad.

Ser homosexual o lesbiana no es algo que se haga contra el padre y la madre. Es una determinación particular que se vive para sí y no en función de otr*s. Sin embargo, quien se asume en una orientación sexual que de alguna manera implica un rompimiento con el “deber ser” socializado, vive un proceso de crisis. Ésta se presenta desde el mismo momento en que se da cuenta de su posible quebrantamiento a la norma estipulada (heterosexual), hasta cuando definitivamente se identica en su orientación sexual (homosexual o lésbica) y la asume para su cotidiano. Estas crisis se genera tanto por su propia contradicción, como por la que se le presenta con el modelo del “deber ser”, cuyos representantes más cercanos y directos son sus propios padres y madres.

La crisis se vive por romper las expectativas ajenas, más que por truncar las propias. Acomodarse a aquello que se le ha trazado “no es posible” porque no se ajusta a su “querer ser”, sino que es una imposición que l* obliga a “ser” aquello que precisamente ha decidido “no ser”. La disyuntiva por la que pasan la gran mayoría de homosexuales y lesbianas está entre decidirse a ser para sí mism*, o seguir el juego social y comportarse en público siguiendo el patrón del “deber ser” que de ell*s se espera.

Si la persona se decide a vivir su vida en función de sí misma, hace entonces explícita su orientación sexual o rompe definitivamente con su grupo familiar como una manera de no confrontar la situación. Si se decide por no hablar al respecto, asume una vida totalmente “clandestina” que l* puede llevar a convivir con su familia hasta bien avanzada su edad o incluso, hasta aceptar construir una relación formal heterosexual. Este último grupo, generalmente, es el que presenta un mayor conflicto para sus familiares y pareja, ya que est*s últim*s, por algunas situaciones, empiezan a notar “algo” que les es extraño; logran “darse cuenta” de que algo está pasando en la otra persona, y esto genera el conflicto que desencadenará la negación total o la evidencia de la orientación sexual. 

La navidad que el procurador no quiere que las familias celebren

Bien sabido es que "Terminator", como bien han apodado algunos al Procurador, ha intentado negar a las familias homoparentales sus derechos, pero a pesar de todos los intentos desde la procuraduría, los matrimonio entre personas del mismo sexo no sólo no perdieron sus derechos, sino que les fueron confirmados.

No todo es rechazo, en Bogotá está el Grupo de Padres, Madres y Familiares de personas LGBT, TRANSFAMILIAS en el que otros padres que se encuentren en conflicto frente a este tema pueden encontrar apoyo. Algunos padres y madres que no aceptan a sus hijos deberían regalarse de navidad una sesión con esta organización.

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