Por Velandia Mora, Manuel Antonio. [1]
España, Marzo 2013
Hay algo que extraño en tu
texto y es que no aparece un autor que para Zuleta tuvo mucho peso. El primer
libro, bueno fotocopia, que me facilitó León fue el texto «El deseo homosexual»
de Guy Hocquenhem (1972), miembro en Francia del FHAR Frente Homosexual de
Acción Revolucionaria, el cual leímos en francés y con diccionario en mano. Qué
bueno iniciar el día con una lectura amena, profunda y cuestionadora; me
refiero al Interesante artículo de José Fernando Serrano Amaya denominado
"El olvido recobrado: sexualidad y políticas radicales en el Movimiento de
Liberación Homosexual en Colombia" (http://bit.ly/ZgYGod), sobre León Zuleta, a quien yo solía llamar el
"polimórfico perverso”, nombre que degeneró para algunos en el “polívoco
perverso”; quitando el peso a su gran capacidad para aparecer y desaparecer y
su mimetismo que bien lo hacía ser querido en diversos espacios e incluso, por
personas arto diferentes. Preocupante ese cambio de pasar de ser un polimórfico
a un polívoco, porque era bien claro para Zuleta que el lenguaje jugaba un
papel determinante en la construcción de los discursos.
Entrevista a Manuel Velandia Mora, en TV, 1ª Marcha del Orgullo Homosexual en Colombia. |
Hay algo que extraño en tu
texto y es que no aparece un autor que para Zuleta tuvo mucho peso. El primer
libro, bueno fotocopia, que me facilitó León fue el texto «El deseo homosexual»
de Guy Hocquenhem (1972), miembro en Francia del FHAR Frente Homosexual de
Acción Revolucionaria, el cual leímos en francés y con diccionario en mano.
Creo que uno de los temores
de la gente hacia León era precisamente que no había gran distancia entre el
discurso y la práctica y que por ello proponía intercambios sexuales políticos
que a algunos no le sonaban como una realización práctica de la teoría sobre el
sexo y el poder, sino al interés oculto de querer “culear” con todo el mundo; tal vez por ello, también pasó de ser el
“perverso” del que yo hablaba, en el sentido del que corrompe las costumbres o
el orden y estado habitual de las cosas, a ser para otros el perverso
comprendido como el tipo malo, que hace daño; imagen por cierto bastante lejana
de la realidad del tipo amoroso que era León.
Creo que uno de los problemas
de Ventana Gay (revista
del MLHC Movimiento de Liberación Homosexual de Colombia) fue precisamente ese, la incapacidad de algunos de sus miembros
de ser realmente transgresores en lo cotidiano y en el discurso, para serlo, de
pronto, en la habitación en la que dejaban fluir sus verdaderos deseos. Por
otro lado cabe bien señalar que en Ventana Gay tuvo un gran peso él que ponía
el dinero, el abogado Guillermo Cortez, y que por ello a diferencia de Zuleta
allí se dio bastante poder a por ejemplo, la discusión para el cambio del Código
Penal en 1980, en el que dejó de ser delito el acceso carnal homosexual (antiguo
artículo 323 del Código Penal en 1936).
Para León siempre fue más
importante el cambio de la cotidianidad, de la cultura, que el cambio de la
norma legal. León siempre fue un militante y para algunos eso se traducía en
contemplarlo como un ser irreverente que atentada contra las estructuras
establecidas. Cabe recordar aquí, que en algún momento de la historia del
Movimiento Homosexual Colombiano, alguna persona pidió y logró que me echaran,
por una semana, del MLHC porque yo era muy marica. Bueno, en la práctica yo había
asumido una buena parte de las propuestas de Zuleta y exigía que el discurso
“marica” debía reivindicarse como ejercicio político y que era necesario
reivindicar la analidad como ejercicio de poder, y los amaneramientos gestuales
y en la oralidad como una práctica de ruptura con la masculinización o más
correctamente con el tono masculino con que se les pretendía matizar a las
ideas en su expresión oral, para hacerlas más creíbles y serias.
En el MLHC me aceptaron
nuevamente como miembro, luego de que con un cartel que decía “Ser marica es cosa seria, es cuestión de
hombres”, me parara, como protesta y antes de que todos los participantes
ingresaran, frente a la puerta de la Biblioteca Emmanuel Mounier en donde nos
reuníamos todos los sábados. Es importante señalar que no me recibieron porque
aceptaran el discurso de la maricada, sino para que los transeúntes y el
director de la biblioteca no pensaran que algunos de los que allí se reunían
eran tan maricas como yo.
[1] Velandia Mora, Manuel Antonio. Doctor por la Universidad de Alicante y Diploma de Estudios avanzados –DEA- en Enfermería y Cultura de los Cuidados, DEA y Doctorando en Intervención Psicopedagógica. Máster en Gestión de las Políticas públicas e Interculturalidad, Máster en Educación, Sexólogo, Especialista en Gerencia de proyectos educativos institucionales, Sociólogo, Filósofo.
[1] Velandia Mora, Manuel Antonio. Doctor por la Universidad de Alicante y Diploma de Estudios avanzados –DEA- en Enfermería y Cultura de los Cuidados, DEA y Doctorando en Intervención Psicopedagógica. Máster en Gestión de las Políticas públicas e Interculturalidad, Máster en Educación, Sexólogo, Especialista en Gerencia de proyectos educativos institucionales, Sociólogo, Filósofo.