jueves, 26 de abril de 2007

21 líneas: hacerse mujer

A simple vista era una transvesti cualquiera. Nada atractiva, ojos maquillados en azul fuerte y delineados con una gruesa línea negra; boca pintada en el mismo tono rojo de sus largas uñas. Era una mas entre las casi veinte transvestis trabajadoras sexuales trabajando en un edificio semidestruido del barrio Santa Fe en Bogotá.

Inicialmente no se acercó al grupo con el que me hallaba charlando, unas 20 personas con las que nos encontrábamos investigando sobre la identidad de género de las trans. Pasado un tiempo y parada bajo el quicio de la puerta principal de acceso al lugar, aparentaba indiferencia pero siempre pendiente de hacer acotaciones al margen sobre la comentarios de sus compañeras. Fue clara especificando las grandes diferencias existentes entre las otras y ella: había viajado por el mundo, había tenido marido, tenía muchos años de experiencia, conocía bien a los hombres, era una mujer heterosexual y sobre todo tenía veintiuna huellas de vida que nadie más podía tener.

No siempre ellas son lo que la vista deja ver, pero en esta ocasión ella tampoco era lo que el oído se estaba acostumbrando oír y menos aún lo que el “ojo de experto” podía ver. Su cuerpo menudo y sus hombros estrechos respondían a una estructura ósea de esas que consideramos bastante femeninas, pero su frente, sus manos delgadas y sobre todo su mirada delataban una masculinidad escondida a punto de salir.

Hacia tres meses había dejado de ser transvesti para ser una mujer… "una mujer heterosexual porque cuando se tiene “cuca” ya no se es hombre, se es mujer". No se acuesta con homosexuales porque “una mujer que se respete no aceptaría como pareja a un marica”. Mujer, porque cuando “le dan por detrás” no es porque sea la única posibilidad, como las demás, sino porque es uno de los “tres platos que puede ofrecer”, pero sobre todo, más mujer que otras, porque se “bate” con “cualquier puta que se lo quiera quitar”. Porque eso sí, ella es trabajadora sexual ya que “las putas son las que se lo dan al marido solo porque les den de tragar”.
Cuando se inició en “esto”, no lo hizo porque quisiera sino porque “los homosexuales son tenaces y no resisten que una sea más femenina que ellos” y de algo tenía que comer, me dijo. Luego prosiguió, inicialmente pensé en otro trabajo pero después se di cuenta que esto es lo que me gusta ser y hacer, así esta sea la razón por la que me han metieron varias veces al calabozo, cuando me daba a golpes con la policía porque me querían llevar detenida por pararme en la esquina de la universidad (Jorge Tadeo Lozano, en Bogotá), en 1982.

Después descubrió que una manera de evitar ser golpeada, arrastrada por el piso, que le rompieran las pelucas, vestidos y tacones era sangrar; sí, leí bien, sangrar… tomar una cuchilla y cortar sobre la muñeca no tan profundamente como para cortarse las venas pero si lo suficientemente hondo como para los policías quisieran evitarse el problema de tener que explicar la situación.

La policía ya no nos maltrata tanto, incluso hasta son decentes y nos tratan bien, pero en mi cuerpo llevo la historia de cómo he venido teniendo cada vez más derechos, son mis veintiuna líneas de vida; veinte heridas, recuerdos de mis encuentros y desencuentros con la policía; la otra, la que más amo, la que no te voy a mostrar, es la que me hizo realmente mujer."

La Diosa está aquí

En el mundo Occidental el hecho de dar tanta importancia a la penetración en una relación genital hace que no sea comprensible el rol que juega un eunuco, menos aun su papel en una religión; pero en la India estos dos temas son de un orden bien diferente, ésta es la razón que justifica la siguiente historia, escrita por Manuel Velandia para AGMagazine.

Stephen Louis Cooper, Pamela como la llaman sus cercanos, es una transgénero británica de 32 años, quien por comentarios de sus amigos se interesó en estudiar el parecido físico que posee con Bahuchar Mata, la Diosa india de los eunucos; estudios que realizó en los templos hindúes en Londres.

Pamela en razón a eso que los sexólogos llaman “disforia de género”, como si fuera una enfermedad, se ha sentido permanentemente estigmatizada y rechazada hasta el punto de considerar que “no encaja en ninguna parte”, situación que no se aparta del daño emocional del que suelen ser víctimas todos/a/es les/as/os transgénero.

Ella es una mas en la lista de desempleadas en Londres pero al llegar en agosto de 2006 a Becharaji, la ciudad sagrada de la india ubicada al oeste de este país, comprendió cual era su verdadero rol en esta vida.

No pasó mucho tiempo después de que vistiera su sarí de color azafrán, llevara el cabello del mismo color del de la diosa y pusiera un tatuaje de ésta en el brazo para ser reconocida como la reencarnación de la diosa; al llegar al templo se sintió rodeada por un número creciente de fieles, a quienes según relata “empezó a bendecir con total naturalidad”.

Los fieles consideran que gracias a las bendiciones de Prema (amor divino, en hindi) las mujeres pueden quedar embarazadas. Prema, que lleva pintado en pasta de sándalo sobre su frente el hindi, marca carmín del tercer ojo, toca con el dedo corazón de su mano izquierda la frente de fieles quienes han recorrido cientos de kilómetros para recibir el toque de Amor divino.

Por su puesto, como en cualquier templo no ha sido todo felicidad para Pamela ya que el paraíso de ha tornado un poco menos dulce por la oposición de algunos de los 80 eunucos que allí residen; uno de ellos ha declarado a la prensa “es un impostor, pues le palpé y aún tiene pene, por tanto no debería ser la diosa e impartir bendiciones”. Es más, algunos lograron que se le expulsara de su dormitorio en la casa de huéspedes del santuario y fuera trasladada a otra habitación para protegerla.

Pamela, quien nunca antes se había interesado por el hinduismo alega al respecto “soy femenina y masculina a la vez”; sin embargo, esta esencia trans parece no ser suficiente para lograr la aceptación plena de sus compañeros de templo, a pesar de que para ella es claro que al ver la imagen de la diosa en Google “sintió su energía reflejada en una forma distinta”. A pesar de los incidentes Stephen ha declarado a los medios que sus relaciones con los eunucos son excelentes.

La diosa reencarnada ha recibido el espaldarazo de la cantante india Falguni Pathak, icono con prestigio en la comunidad homosexual en un país en que la homosexualidad aún es delito pero que considera que los gay son talismanes proveedores de buena fortuna. Pathak, quien viste tradicionalmente prendas consideradas masculinas y cabello muy corto, visitó recientemente el templo y tuvo en encuentro con Prema, la ya famosa estrella del templo, de quien recibió la bendición en el festival realizado en la pasada noche de luna llena, tal y como sucede cada una de estas noche en que es asistida por que es asistida por muchos eunucos. El complejo del templo en Becharaji es visitado por muchos de ellos provenientes de todas partes de la India.

Prema ha informado que está muy interesada en aprender sánscrito para así poder impregnarse de la mitología hindú y profundizar en la rica espiritualidad védica, pero primero deberá conseguir una prorroga de su visado; mientras tanto, sigue bendiciendo a cada uno de los peregrinos mientras les dice en sánscrito “Jay Bahuchar Ma” que traduce “la Diosa está aquí”.

sábado, 14 de abril de 2007

De la pareja al poliamor

Puede ser que las necesidades afectivas de los seres humanos hayan cambiado o entendido que no pueden traicionarse a sí mismas y autorizado a vivir sus verdaderos deseos, de eso nos damos cuenta cuando damos una mirada a la tendencia mundial que muestra la pareja como tal tiende a desaparecer y se consolidan nuevas formas de relacionamiento afectivo tales como la trieja y el poliamor.

La trieja no es aquello que conocemos como un trío, es decir, un encuentro casual en el que una pareja abierta posibilita la entrada ocasional de una tercera persona en su práctica sexual. Una trieja es un grupo conformado por tres personas que deciden compartir una relación plena en su vida cotidiana afectiva y sexual.

Las personas que conforman una trieja tienen un equilibrio emocional en el que no hay una pareja primaria y una secundaria sino que vivencian, simultáneamente, dos relaciones del mismo nivel en las que la fidelidad entre sus tres miembros es una condición que nace del acuerdo de convivencia con el mismo grado, que implica además, un consentimiento pleno e informado sobre los efectos de la relación.

La trieja generalmente nace de los procesos afectivos y no necesariamente de la necesidad sexual como suele creerse; es decir, no es un(a) infiel que trata de convencer a la fuerza a su pareja de que lo mejor que les puede pasar es tener un(a) tercero(a) de por medio para mejorar la crisis de pareja.Poliamoría o poliamor es un neologismo, que significa tener más de una relación intima, simultánea, amorosa, sexual (no necesariamente), duraderas, con el pleno consentimiento y conocimiento de todos los amores involucrados.

El individuo que entra o se consideran a sí mismo emocionalmente capaz de tales relaciones se define a sí mismo como poliamoroso. En algunos círculos se utiliza el término poliamor para referirse a la práctica de la poliamoría. Cuando tres personas poliamorosas en las que cada una de ellas es común a las otras dos y comparten permanentemente tiempo y espacio de vivienda, se transforman en trieja.

En las relaciones de trieja o poliamorosas pueden relacionarse dos hombres y una mujer, dos mujeres y un hombre, tres hombres, tres mujeres o incluir variaciones en las que puede(n) estar presente(s) un, una o unos(as) transgénero(s) o transexual(es). Se habla de poliandria cuando una persona tiene relaciones con dos hombres o más y de poligamia cuando ello sucede con dos mujeres o más; las cuales entre ellas mismas, pudieran o no estar casadas o mantener relaciones.

Aun cuando poco se habla en los medios de este tipo de experiencias afectivas, en el 2006 Poly Living celebró una conferencia americana de poliamantes en la que discutieron los aspectos legales de este tipo de relaciones. Será que el gusto por los tríos y las orgías en las que frecuentemente se ven inmersos los gay y algo menos las lesbianas, tendrá que ver mas con el miedo a establecer procesos afectivos que con la satisfacción del deseo, o será precisamente lo contrario, que pensamos con el pene o con la vulva y menos con el corazón, mejor dicho con el cerebro.

Texto publicado incialmente en http://www.semana.com/wf_InfoBlog.aspx?IdBlg=29 Ilustracion y texto actualizado publicado en http://www.agmagazine.com.ar/index.php?IdNot=1090
Para seguir leyendo...www.poliamoria.com