sábado, 24 de diciembre de 2011

En los miedos !ahí está la diferencia¡

Por Manuel Antonio Velandia Mora
España, Diciembre de 2011

Algunas veces nos preguntamos de dónde vienen los miedos o por qué algunos seres humanos tienen menos derechos. Creo que los miedos dependiendo desde donde nos paremos para explicar el mundo se experiencias y se emocionan de una manera diferente.

Hoy me he levantado pensando en por qué les damos a otras personas el derecho a decidir sobre nuestra vida, por qué le damos tanto peso a las explicaciones de otros, lo primero que hice fue escribir este poema, luego pensé en hacer un post al respecto y como en la vida todo va enlazado, me encontré con unos videos que son una maravilla para pensar el mundo, pero especialmente para pensarnos a nosotros mismos.

Sea lo que sea, será.

Bendito el día lo que me haya dado.
Nada de lo que me ha sido dado me pertenece,
Nada de lo que me ha sido arrebatado era mío.
Cuando pretendiste hacerme daño, te lo hiciste tú.
Cuando pretendiste agradarme, el agrado principal fue el tuyo.
Yo solo soy una excusa.
Yo solo soy un camino.
Yo solo soy lo que he decidido ser,
porque lo que soy o he dejado de ser
no es tú decisión, sino la mía.
Yo soy el centro de mi vida.
De lo que el día me ha dado,
yo soy quien decide recoger,
yo soy quien determina su importancia,
Yo soy quien construye su propio mundo,
yo soy el destinatario final de mi felicidad.

He aquí el primero de los vídeos, es un corto animado, se llama “¿Dónde está la diferencia? El guión es de Hernando Muñoz Sánchez, con diseño gráfico de Belinda Gómez e ilustración de Virginia Villegas.


El segundo de los videos se titula igualmente “¿Dónde está la diferencia? Es una experiencia autoetnovideográfica (que palabra tan interesante me he inventado), las personas que lo protagonizan recibieron una cámara para grabar segmentos de su cotidianidad, posteriormente  fueron entrevistados para concretar algunos aspectos.


El tercero de los videos, es la segunda parte del anterior video. Las reflexiones que estos textos, imágenes y experiencias de vida susciten el los lectores dependen de cada uno.


Felicito a la Organización Colombia Diversa por esta estrategia comunicativa producida conjuntamente con la Octava Productora, con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación de Extremadura, entidades que unieron esfuerzos para realizar el video/documental y cartilla "¿Dónde está la diferencia?". Este material busca erradicar la discriminación y matoneo escolar  una forma de violencia que es necesario erradica r de nuestras escuelas.

Ahhh y ¿Dónde está la diferencia? en los miedos que nos inculcan en casa, en la escuela, desde la iglesia. En el temor que tenemos a quienes se erigen como dueños del poder; en los representantes de Dios en la tierra; en los padres y madres que parecen no amarnos sino odiarnos; en los maestros que no enseñan, sino castroeducan; en uno mismo, que aprendió a vivir miedoso y cree que querer ser feliz debe vivirse con miedo.

El procurador considera que el único pene decente es el suyo

Por Manuel Antonio Velandia Mora
España, Diciembre de 2011

Debe ser la doble moral con la que viven algunos su sexualidad lo que los lleva a pensar que las lesbianas y los gay únicamente piensan en sexo y no en el amor, y además, tienden a creer que sólo los heterosexuales son lo suficientemente “decentes” para ser candidatos para crear una familia.

Las personas que tienen relaciones con personas del mismo sexo igualmente se enamoran, quieren construir una familia, aman a los suyos, trabajan para ellos, piensan en su futuro y desean el mejor futuro para sus parejas e hijos.

Los buenos deseos, intereses, metas no son exclusivas de la heterosexualidad y quienes la  viven, no tienen relación con la orientación sexual sino con el cerebro humano, un cerebro que es fruto del desarrollo de las especies y que no tiene un desarrollo diferente en sus funciones en las diferentes orientaciones sexuales.

Muchos desde su cortedad de entendimiento creen que cuando una cosa ocurre después de otra, no es producto de un accidente, sino que existe una relación de causalidad entre los dos acontecimientos. Desde lo anterior puede explicarse la razón por la que creen que todo gay o lesbiana ve una persona de su mismo sexo y como respuesta solo piensa en follar.

El matemático norteamericano Nassim Taleb llama black swan (cisne negro), a dicha “causalidad”. La explica así, los cisnes son blancos, y hasta que no aparezca uno negro no se podrá demostrar que también existen los cisnes negros. Y en caso de que se repitiera su aparición, dejarían de ser una excepción. Pero mientras lo sean, no se pueden tomar decisiones en función de una rareza.

La imprevisibilidad ontológica caracteriza a los fenómenos del tipo del cisne negro, sin embargo algunos no ven o se niegan a ver que lo que piensan no es la realidad sino su propia explicación del mundo, mejor dicho, se niegan a ver los cisnes negros. Como afirma Punset en El viaje a la felicidad, nuevas claves científicas (2010), “sólo ven el bosque en detrimento del árbol”.

El procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez, es de los que cree que adoptar es un tema de sexo y no de amor, lo que lo lleva a considerar que como son homosexuales no piensan en el amor sino únicamente en el sexo, tal vez por ello insiste en su negativa a la posibilidad de la adopción de menores por parte de las parejas del mismo sexo.

Llama la atención afirmación de que “su oposición es en defensa de la familia” y aclare que nunca tuvo en cuenta la Biblia, e incluso ratifique "Eso lo he afirmado ante la Corte Constitucional con fundamento en la Constitución, en el marco legal y en los mismos precedentes de la Corte", olvidando de plano otros precedentes igualmente emitidos por la Corte Constitucional que ratifican los derechos de las parejas del mismo sexo.
"Quieren poner en boca de mí lo que yo nunca he dicho (…) tengo convicciones y nunca las niego pero sólo tengo en cuenta argumentos jurídicos", enfatiza Ordóñez, quien asegura que "con base en el ordenamiento jurídico del país y el marco constitucional" no es posible que se configure la adopción. Sin embargo, no hay ninguna Ley en Colombia que prohíba la adopción por parte de personas homosexuales. Y mucho menos, ninguna legislación que diga que si un ser humano llega a experimentar deseos eróticos en su vida, heterosexuales, lésbicos u homosexuales, no es candidato a formar una familia (¡qué indecencia el sexo!).

Volvemos, nuevamente, a caer en el terreno de la subjetividad religiosa del funcionario público en mención, quien deja leer entre líneas que sólo su pene heterosexual es lo suficientemente decente para iniciar una familia. Sólo alguien como él, que al parecer considera “sucio” al sexo, puede pensar que éste debe ser la razón para impedir a un padre vivir con sus hijos.

¿Será que el Procurador olvida cómo sus convicciones han salido a flote en otras apreciaciones en las que ha olvidado el marco legal nacional? Vale la pena recordar que en estos tiempos ya nadie cree en los gritos del pastorcito mentiroso.

No es de extrañar que el Procurador se haya puesto “de acuerdo” con el secretario de la Conferencia Episcopal, Juan Vicente Córdoba, psicólogo de profesión (extraño que no sepa que desde la psicología se acepta la homosexualidad ¿dónde le regalarían el título?), quien rechazó la adopción de dos niños que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) le autorizó a al periodista Chandler Burr, derecho que luego le suspendieron al conocer su orientación sexual, y que posteriormente, por no tener argumentos, se vieron obligados a reconocer el derecho.

El peso del silencio tras una amenaza de muerte

Por Manuel Antonio Velandia Mora
España, Diciembre de 2011

Este 10 de diciembre se celebra una vez más el Día Internacional de los Derechos Humanos. El pasado martes 6, vi una vez más la película “La vida secreta de las palabras” (2005) de la directora de cine española Isabel Coixet Castillo. Un film sobre el peso del pasado de una mujer víctima del conflicto armado, la tortura humana y sus consecuencias. Me siento conmovido por la historia, de alguna manera la relaciono con la mía.

Esta efeméride coincide, además, con la conmemoración del 50 aniversario de Amnistía Internacional y los 60 años de ACNUR, el Comisariado de la ONU para los Refugiados. Y yo, como refugiado, no puedo evitar recordar los días previos a mi destierro y las amenazantes llamadas telefónicas con las que empezó mi pesadilla.

Es una tarde de trabajo en mi casa en el año 2007, suena el timbre del teléfono. Una voz ronca y desconocida grita “¡hijueputa lo vamos a matar!” Me quedo mudo, mi capacidad de respuesta se reduce a cero y Esperanza, la mujer que me acompaña en los últimos meses se queda mirándome -exclama- ¡se ha puesto blanco como un muerto! Yo en voz baja respondo “¡….Aja…!”

Pasan los días y la voz sigue resonando en mi cabeza.  Una vez más suena el teléfono. Ahora tengo miedo de responder, pero igual siendo una línea de ayuda, sé que debo hacerlo. El timbre retumba en cuatro ocasiones, tomo el teléfono y oigo la misma voz, la misma frase “¡hijueputa lo vamos a matar!”. Cuelgo la bocina rápidamente, sin musitar palabra. Esta vez es Carlos Rojas quien pregunta ¿qué pasa? “¡…Me están amenazando de muerte…!” Respondo. Mi respiración está agitada y siento que los músculos de mi cara se tensan. Un corrientazo desde la cabeza a los pies atraviesa mi cuerpo, lo siento justo cuando respondo. No hay comentarios, seguimos trabajando como si nada hubiera pasado.

Unas horas después, ya desde su casa Carlos me llama, me pregunta ¿Cómo te sientes?
La respuesta parece inconexa. “¡… No han vuelto a llamar…!”. La conversación se transforma en un silencio espeso y largo. Llaman una, otra vez, una vez más y se repite la historia. Suena el timbre del teléfono y respondo, ya no pienso en amenazas, sé que se repiten una y otra vez y con ellas el rito de las llamadas de los miembros de la Fundación que preguntan cómo me siento y mis respuestas que no responden y que se quedan en un simple y automático ¡bien!

Le doy vueltas a la idea, debo responder a las amenazas, no puedo permitir que me sigan haciendo daño. Decido que diré lo primero que se me ocurra.
Se oye el timbre y corro a responder, levanto la bocina, es un chico que pide ayuda, teme estar viviendo con el virus que causa el sida. Le respondo, pero me siento frustrado hubiera preferido que me amenazaran y haber podido responder.

Diez largos días después hay una nueva amenaza. Esta vez respondo “¡si te están pagando por amenazarme dile a quien te paga que ya lo tengo claro pero que seguiré haciendo lo que vengo haciendo, que no sé por qué me amenaza pero que tampoco me importa…!” Sigo por varios minutos sin parar el discurso, ya no tengo claridad sobre que estoy diciendo. Sé que la persona me está oyendo, callo y se oye que cuelgan la bocina. Sonrío, me parece creativo lo que he respondido. Por primera vez quedo tranquilo.

He descubierto la terapia. No me puedo permitir callar. Cinco días después se repite la llamada. Esta vez le respondo que debe tener cuidado cuando me vaya a asesinar porque mi hermano es muy parecido a mí y él no tiene la culpa de lo que yo haga o diga, que  si se equivoca seguro no le pagan y si se va a la cárcel hasta su mujer se aburrirá de visitarlo y hasta se consigue un amante para gastarse el dinero que él le ha dado…

Cuelgo el teléfono, no espero que responda. Suelto la carcajada. He roto el hechizo, siento que ahora soy yo el que tiene el poder. En las siguientes llamadas, cada vez digo cosas más locas y ahora comentó a los amigos las ingeniosas respuestas que surgen en esos momentos.  El problema ya no soy yo, sino los amigos que están presentes cuando llaman porque ellos se angustian, son ellos quienes temen responder.
Nunca les amenazan, eso me tranquiliza.

Salgo a buscar el correo en el buzón que se halla junto a la puerta de entrada de mi casa, abro un paquete y descubro que es un sufragio. Me sorprendo cuando lo abro porque creo que es una equivocación, sin embargo lo leo, es para mí. Una vez más siento un corrientazo en mi columna, una vez más me quedo sin respuesta, una vez más siento miedo y una vez más callo al respecto.

Suena el timbre de la puerta de la casa, cuando salgo descubro una corona fúnebre recostada contra la reja de la calle. Creo que es una equivocación pero pronto caigo en cuenta que es otra manera de amenazarme. Lo despedazo y lo pongo en la basura.
Pasan los días y espero una llamada, un sufragio o una corona pero nada pasa. De pronto me doy cuenta que tengo mucha ansiedad, analizo que esa es otra forma de violencia. Decido pensar en qué hacer si me vuelven a llamar, en cómo actuar ante un paquete que no espero, y tomo una resolución, si me vuelven a enviar flores haré un ramo con ellas.

Casi una semana después se repite la historia. Suena el timbre, corro a la puesta, veo la corona fúnebre y decido tomarla, entrarla y desbaratarla. Comento sobre lo bien hecho que me ha quedado el ramo y reímos. Una vez más se ha roto el hechizo.

Son algo después de las doce de la noche, acabamos de apagar la TV y nos disponemos a dormir. Se oye un ruido ensordecedor, se estremece la casa, se oyen vidrios quebrarse y el polvo cae del techo. Le digo a Ricardo Molano, mi pareja, que deben haber atentado contra la estación del Transmilenio que queda cerca de la casa. Le propongo dejar pasar unos minutos antes de salir a ayudar a las personas. Sé por lo que dicen los medios que en algunas ocasiones las bombas explotan dos veces para producir más daños entre los curiosos. Llamamos a la policía.

Salimos de la habitación y observamos que son los vidrios de las ventanas de la casa los que se han roto; las cortinas se mueven con el viento. Bajamos a la primera planta, allí también hay vidrios rotos por todas partes. La puerta está un poco forzada, es difícil abrirla. Cuando logramos hacerlo y salimos, lo primero que observo es que no hay ni una sola planta, el césped se ha quemado y el piso se ve como un campo de futbol hecho en tierra. Hay gente en la calle… todos miran hacia la casa… en esos momentos llega una camioneta con varios policías, se identifican, dicen ser de antiexplosivos. Piden que abramos la reja. Uno de ellos nos dice que debemos ingresar pronto, que el atentado ha sido contra nosotros.

La sala se llena de policías. Uno de ellos me interroga, quiere saber por qué han atentado contra mí. Le explico que estoy en campaña política, que soy homosexual, que trabajo en prevención del sida, que he tenido varias amenazas de muerte, incluso comento que debe ser que no les gusta el color de mi cabello… todos reímos.

Llega Yolanda Quintero. Ha oído el estruendo desde su casa y al igual que a mí me pasó cuando explotaron las dos bombas frente a la suya, ella siente que algo me ha pasado. No sé cómo se enteran pero empieza a llegar gente conocida. En medio de todo el barullo oigo que un policía grita ¡fue una granada, es sudafricana!…Yo me quedo pensando en cómo logran saberlo. En hombre entra a la sala en donde estoy rodeado de policías que no se callan, muestra algo, dice que es la espoleta.

Siento el pecho apretado, tengo ganas de llorar pero no puedo. A las cinco de la mañana llega Esperanza, recogemos todos los vidrios, no quiero ver nada que me recuerde el atentado, sin embargo no es posible, aun meses después encontramos fragmentos de vidrios en los lugares más insospechados. Son casi las siete de la mañana. Llega un periodista de televisión, quiere hacerme una entrevista pero le preocupa que las imágenes sean irreales pues todo se ve limpio y ordenado. Nos pide que pongamos vidrios en el piso… Esperanza -mi ayudante-  lo mira extrañada, entra y trae la basura. Cuando ella se nos acerca con la bosa negra de la basura yo suelto la carcajada, esto es demasiado macondiano, no puede ser verdad que me pidan que monte la escena del crimen para hacer unas tomas de video.

Esperanza riega lago de basura siguiendo las indicaciones del periodista. De pronto me doy cuenta que estoy en pijama y con bufanda…decido ingresar a la casa. No recuerdo que respondí en la entrevista pero de lo que menos tenía ganas era de hacer prensa al respecto. Ariel, mi jefe de prensa ha preparado un comunicado para los medios. Lo envían mientras yo duermo.

Llegan policías que nos regañan por haber recogido las evidencias y ponerlas en la basura. Una vez más la bolsa negra es desocupada.

Casi un año después oigo desde mi casa la explosión de un carro bomba, es el ataque terrorista contra el Club El Nogal, el 7 de febrero de 2003 a las 20:15. Cuando oigo el estruendo sé que es una bomba y entonces lloro, lloro sin para por un buen tiempo…

Por fin logro sacar aquel sentimiento que me aprieta el pecho. Porque, entre el tiempo pesado y angustioso que pasa entre una y otra llamada amenazante, entre la agonía que se vive entre el silencio y el estruendo de una explosión, en medio de la zozobra y la angustia de no saber qué pasaría con mi integridad física y emocional, terminé convertido en refugiado y pude comprender cómo es de dura la vida de quienes sienten en peligro sus vidas. Entendí como es de pesado el silencio que vi

Ser voluntario es el acto de entrega más egoísta que existe

Por Manuel Antonio Velandia Mora
España, Diciembre de 2011



Hace algunos días alguien me preguntó qué sentido tiene ser voluntario, aprovecho la respuesta que le di para dar comienzo a este post con motivo del Día Internacional del Voluntariado.
Ser voluntario tiene grandes ganancias, es una de esas acciones en la que siempre recibes más de lo que realmente das. Quiero decir que aun cuando lo que tú hagas ayude a otros a crecer como seres humanos, quien más crece en esa acción eres tú.
Sé que la experiencia es diferente en cada uno, pero gracias al voluntariado tuve la oportunidad de viajar a 35 países, de entrar en contacto con miles de personas maravillosas, de  conocer varios cientos de proyectos y de poner mi grano de arena para que aquellas “edificaciones” crecieran y con ellas quienes gozan de sus servicios.
Con el voluntariado tuve mucho más clara mi profesión, comprendí qué era lo que realmente me gustaba, lo que más me llenaba y con lo que más me sentía útil; pero hay algo que se debe tener claro, no se es voluntario para viajar, para tener grandes comodidades, pues muchas veces terminamos poniendo dinero de nuestros bolsillos y dando tiempo que pudiéramos dedicar a otras acciones remuneradas que mejorarían nuestro peculio e incluso, se puede llegar a vivir en condiciones muy lejanas de lo que algunos considerarían el bien-estar.
No se regala el tiempo que nos sobra, se invierte el tiempo que deberíamos tener ocupado y que decidimos donar al servicio de otros.
Muchas veces la gente se comunica con las organizaciones para decir que tienen libres los sábados y domingos por la tarde y que quiere ser voluntarios. Este puede ser un buen comienzo pero vale la pena preguntarse si se está dispuesto a “sacrificar” el tiempo de “descanso”, dejar otros intereses, restar tiempo a la pareja y a otros seres queridos; porque el voluntariado realmente no es para los que no tienen nada que hacer, sino para los que tienen mucho por hacer en pro de los demás, saben hacerlo bien y desean compartir su conocimiento, experticia y las emociones positivas que esto les genera.
Por supuesto que si hay un interés real se puede aprender a hacer o perfeccionar el conocimiento y la práctica, pero no siempre las organizaciones tienen el dinero y el tiempo necesario para invertirlo en formación de posibles voluntarios. También es verdad que la necesaria retroalimentación y redirección de las acciones lleva a las organizaciones a realizar cursos de profundización orientados a quienes ya son voluntarios y están realizando una práctica. Esta precisamente es ya toda una ganancia para el voluntario porque es una formación centrada en necesidades, poco teórica y muy vivencial.
Ahora bien, las organizaciones requieren de muchas personas, de experiencias y conocimientos diversos. Conozco personas cuya labor por meses fue membretear sobres, doblar cartas e introducirlas en ellos; esto parece una tontería pero su acción motivó a  diferentes personas a donar unos céntimos con los que la organización pudo financiar su quehacer cotidiano. Así que una actividad que parece elemental puede realmente ser muy significativa a la hora de la verdad, incluso si esto solo se puede hacer en fines de semana. Lo que sucede es que hay mucha más gente disponible en estos días y horas y pocos dispuestos a donar tiempo entre semana y las acciones deben llevarse a cabo todo el tiempo.
Tienes un millón de razones para estar acá, no solo tú eres importante, tú puedes hacer que otros sean importantes
En el voluntariado como en todo trabajo no siempre las personas con quienes laboramos nos caen bien o nos agradan sus respuestas y creo que tratar de resolver esta situación y las crisis que ello puede producir ha sido mi otro gran aprendizaje y la mayor ganancia que he tenido para la vida y también como conocimiento que puedo transmitir a mis estudiantes.
He logrado tener claro que los otros no actúan en contra mía sino a favor suyo, que no explican el mundo para ponerse en desacuerdo conmigo sino para ser coherentes con su propia manera de explicar el mundo y que incluso, la incoherencia en el hacer y el decir tiene que ver con ese deseo insaciable del ser humano de tener siempre la razón aun cuando ello los leve a estar en desacuerdo consigo mismos.
También he comprendido que las emociones son los motores de la acción humana y que cuando se odia quien más pierde es uno mismo porque muchas veces el otro ni siquiera se entera de ello o si se entera, no le interesa o no le da la importancia que yo pretendo darle; así que aprendí que no vale la pena odiar, que es un ejercicio que solo produce desgaste en uno mismo y que cuando se ama, incluso a quien piensa diferente, esto nos permite comprender mejor sus razones, prácticas y emociones.
También me ha quedado claro que lo peor que nos puede pasar es ser indiferentes ante los hechos que ocurren y especialmente, que otros nos sean indiferentes; porque cuando se rechaza a alguien o sentimos que somos rechazados eso nos motiva a mejorar la situación, pero cuando alguien nos es indiferente, dicha negación nos lleva a ignorarle a negar su existencia, a no reconocerlo como un auténtico otro y en últimas, a negarnos la oportunidad de aprender de dicha persona y entonces, en última instancia, quien termina perdiendo somos nosotros mismos.
De ahí que pudiera concluirse que ser voluntario es el acto de entrega más egoísta que existe porque se entrega todo sabiendo que a cambio se recibirá multiplicado lo que se ha entregado, y también esto sucede a la inversa, entre menos das o incluso cuando quitas quien más pierde igualmente también eres tú.
Post escrito: También es verdad que gracias al voluntariado cuando ha habido presupuesto me han contratado en buenas condiciones salariales lo que me ha permitido ahorrar y dedicarme a lo que realmente me llena, que es ser voluntario. Hay algo que tengo claro, no quiero ser millonario, solamente deseo seguir siendo feliz.

Del sida, su historia en Colombia y el arte

Por Manuel Antonio Velandia Mora
España 2011

En la Fundación Apoyémonos (Bogotá) realizamos como parte del “Proyecto de Comunicación Alternativa para la prevención del sida en Colombia” financiado por USAID/ FHI–AIDSCAP una estrategia centrada en el tema de los derechos humanos, los derechos sexuales y los derechos de quienes viven con el sida. Como parte de la estrategia comunicativa produjimos una serie de carteles, botones y camisetas, en estas tres estrategias comunicativas se diseñaron productos impresos con el eslogan “Los derechos humanos también son sexuales, los derechos sexuales también son humanos”, en las camisetas este texto aparecía traducido a seis idiomas.

La estrategia culminó con la realización de un evento, patrocinado por la Defensoría del Pueblo, sobre Derechos Humanos en la Biblioteca Luís Ángel Arango del Banco de la República, en ese momento el centro cultural más importante de la ciudad.
En el evento se hicieron presentes personeros municipales provenientes de la mayoría de los municipios colombianos, estudiantes universitarios y de educación media (Bachillerato) y público en general convocado a través de los medios masivos de comunicación.
El evento fue realizado del 10 al 12 de diciembre de 1992 teniendo como eje temático el Día mundial de los derechos humanos, fue la primera oportunidad en la que hablé del tema de los derechos humanos entendidos como derechos sexuales a un gran público, pues hubo en algunos momentos de la actividad más de 1200 personas. En esa oportunidad además realizamos desde Apoyémonos, performances e instalaciones relacionadas con los derechos humanos, los derechos sexuales y el sida. Todos los asistentes podían participar de las charlas temáticas e igualmente tenían tiempo para participar en las instalaciones y observar los performances.
Deseo al cubo
La primera de las instalaciones se denominó “Deseo al cubo”, para su realización construimos un cubo de madera de 3 metros de lado, realizado en madera aglomerada perforada en cuadrícula cada cinco centímetros. En su interior se proyectaban diapositivas de arte erótico, reproducciones de obras de arte de artistas de todo el mundo que podían ser vistas a través de las perforaciones en el cubo. En su exterior, de fondo negro, el pintor Gilberto Cerón ilustraba con tizas de colores, una serie de pinturas eróticas. Al acercarse al cubo para observar lo que sucedía en su interior las personas asistentes se pegaban a sus paredes para lograr mirar con más facilidad lo que allí pasaba, de tal forma que fragmentos de la obra del ilustrador se fijaban en su cuerpo o sobre sus ropas.

Televisión a tres bandas
Las imágenes de lo que allí sucedía y de las reacciones de las personas al verse impregnadas con las ilustraciones del cubo, eran tomadas por cámaras de video cuyas imágenes se proyectaban simultáneamente en un programa de televisión realizado en vivo, las mismas personas que observaban el cubo eran entrevistadas por un periodista y estas imágenes también se usaban en el programa de TV, instalación a la que llamamos “Televisión a tres bandas”  y cuya producción fue dirigida por la productora y directora de cine Margarita Carrillo. En el programa de televisión animado por la periodista Gloria Ortega, las personas presentes discutían sobre el tema de la sexualidad y los derechos sexuales de los seres humanos.
Estamos vivos, el cielo puede esperar
Uno de los  performances estaba actuado por actores profesionales quienes vestidos como sacerdotes, monjas, médicos, enfermeras, deportistas y policías jugaban voleibol en una cancha improvisada en medio de la sala de conferencias y utilizando como balón un condón inflado.  Lo extraño del performance era que ese público no era el que frecuentemente se hacía presente en actividades sobre derechos humanos, por lo que su presencia se destacaba entre los demás asistentes, pero además para los presentes era raro observar la presencia de personas vestidas con trajes para hacer deportes en lo que era un “templo” de la cultura y verlos a todos en su conjunto jugando con un condón.
El rostro típico de alguien que vive con sida
Otra de las instalaciones era una exposición de carteles sobre sida y derechos provenientes de diferentes países y expuestos en una de las salas de exposiciones de la biblioteca, que había sido adicionada con un espejo de gran formato que simulaba una ventana y en el que, cuando las personas se acercaban, podían leer pequeños letreros a la altura de sus ojos con el texto “este es el rostro típico de alguien que vive con sida”.  En este exposición se podía observar las imágenes de lo que había sucedido recientemente en el programa de TV, en cuyas imágenes se reconocían a los asistentes al evento, quienes a su vez acababan de pasar por la sala en que se producían las imágenes en mención, realizadas en el programa de TV, en que previamente habían participado como público, panelistas o imágenes de apoyo. Sobresalían en el montaje de esta exposición siete carteles de los que hablaré a continuación.
Fueron siete carteles[1] los producidos en total, todos con mí autoría en sus copies, entre los que se incluía uno orientado a población homosexual, cuya fotografía fue de mi autoría, en él se leía “Tu y el condón mi mejor pareja”, siendo la ilustración dos hombres desnudos, uno ubicado tras la espalda del otro y ambos orientados hacia el mismo lado, en la cual, quien se halla detrás, toca con una de sus manos la pierna del hombre que se encuentra adelante.
Se produjo igualmente un cartel que se ilustraba con la imagen de una travesti, cuyo copy dice “Soy hombre, uso condón”; otro de los carteles tenía la imagen de un hombre viviendo con sida (Gabriel Calvo Massie) visto desde lo alto de un edificio, quien mira directamente a la cámara (el espectador), en el copy dice “Quienes vivimos con sida también tenemos derechos humanos”; se editó además un cartel sobre bioseguridad en cuyo texto decía “bioseguridad, una alternativa de vida”; y otro dirigido a cristianos en el cual se observaba de lejos construida con las letras, una cruz, y que decía “Amaos los unos a los otros, apoyaos los unos a los otros, cuidaos los unos a los otros”; por último se hizo un cartel orientado a mujeres en el que se leía “Ellos creen que deciden, pero nosotras nos protegemos”, en el que la imagen fue la de una mujer, en ropa interior, quien tiene un condón en su mano. la estrategia de carteles fue trabajada en un equipo interdisciplinario conformado por Rafael Baena (fotógrafo), Jorge Rodríguez (diseñador gráfico) y yo (fotógrafo y creador de la mayoría de los copies).
La estrategia también produjo seis botones cuyos textos igualmente decían: soy hombre, uso condón”;  “Los derechos humanos también son sexuales, los derechos sexuales también son humanos”.
La estrategia total mereció el reconocimiento de USAID/ FHI–AIDSCAP en el libro “Making Prevention Work: Global Lessons Learned from the AIDS”[2] como una de las de mayor éxito en el mundo, en el año 92.
Cuatro de los carteles, cuyos temas fueron la bioseguridad, lo derechos de quienes viven con el sida, mujeres y población homosexual, fueron reproducidos por el Ministerio de Salud en Colombia. El cartel para travestis fue reproducido en Washington y en República Dominicana, con apoyo de USAID/ FHI–AIDSCAP; los carteles sobre homosexuales y “Derechos humanos entendidos como derechos sexuales” fueron reproducidos en Ecuador por una ONG coordinada por el colombiano Orlando Montoya.
Taller de formación para periodistas nacionales e internacionales, actores, directores y guionistas de Televisión.
La primera vez que hablé públicamente en Colombia del tema “Derechos humanos entendidos como derechos sexuales” a periodistas fue a un auditorio conformado por  40 de ellos, todos destacados en Colombia como prensa extranjera y a un grupo de periodistas de los medios nacionales, lo hice como parte de la capacitación sobre “Comunicación positiva, sida, derechos humanos y derechos sexuales” que hizo parte del proyecto para Colombia financiado por USAID/ FHI–AIDSCAP. Sobre el mismo tema del taller de los periodistas, se realizó uno dirigido a guionistas de televisión, actores y actrices nacionales.
Magazín Apoyémonos
Algunos de estos periodistas posteriormente fueron los autores de los artículos aparecidos en el “Magazín Apoyémonos”, en el que apareció también mi primera publicación en medios masivos sobre el tema, titulada “Los derechos humanos también son sexuales, los derechos sexuales también son humanos”. Publicación de la que se editaron 200.000 ejemplares, que circularon el primero de diciembre de 1992 con el diario El Espectador y que además cada uno llevaba adherido un estuche con un condón.
Este proyecto fue exitoso, además,  porque al terminarse la agencia norteamericana USAID/ FHI–AIDSCAP tan solo proveyó el 12% del presupuesto total y el resto del capital fue aportado por organizaciones colombianas como el periódico El Espectador (que imprimió a precios de costo 200,000 revistas “Apoyémonos” y las puso como inserto en su periódico a nivel nacional, llevando cada una un condón adherido a su contra-carátula), la productora de papel Kimberly de Colombia (que donó todo el papel necesario para los carteles), Planeta Editorial (que contribuyó con parte de la publicación de carteles), Condones Today (que nos donó 240.000 condones).



[1] Algunos de los carteles producidos en la estrategia se encuentran en los archivos de la National Library of Medicine, de los Estados Unidos de América y pueden visualizarse en: http://www.websters-online-dictionary.org/definition/JORGE. Igualmente pueden verse en: http://sidaarte.blogspot.com/
[2] Family Health International, FHI. Making Prevention Work: Global Lessons Learned from the AIDS. Haciendo funcionar la prevención: Lecciones aprendidas a nivel global del Proyecto de Control y Prevención del SIDA-AIDSCAP, 1991-1997. Washington. 1998.   http://www.fhi.org/NR/rdonlyres/ejbz7fth46q754e2co7dyljrchdmenmvkd4drley6k6t57jkookskpkyjavkcxaw24vpcbufq3uiue/globalenhv.pdf

jueves, 1 de diciembre de 2011

Un mundo sin sida ¡podemos conseguirlo!

Por Manuel Antonio Velandia Mora
España Diciembre 1 de 2011

Son treinta años de lucha contra el Sida en el mundo, algo más de 28 años de trabajo ininterrumpido desde que se inició mi trabajo preventivo, informativo y educativo en Colombia. Es una larga historia, pero en la historia de las enfermedades el Sida no solo es la que más muertes ha causado en el mundo, sino aquella enfermedad con la cual, quienes la viven e incluso quienes se suponen tienen el riesgo de adquirirla, han sido más vulnerados y estigmatizados., incluso a quienes no vivimos con el VIH se nos ha vulnerado por trabajar con este tema.

Una pregunta que surge ante la magnitud de las cifras de la pandemia es si es posible llegar a cero: cero casos nuevos, cero personas que no reciban el tratamiento, cero muertes a causa del sida, cero discriminaciones. El Sida ha demostrado ser mucho más que una pandemia (una epidemia mundial): se trata de un movimiento que ha inspirado a muchas personas en todo el mundo. Ahora, este movimiento es más importante que nunca, Usted puede contribuir de muchas formas para que lleguemos a la respuesta cero. Actúa, ¡podemos conseguirlo!

Michel Sidibé, Director ejecutivo de ONUSIDA y Secretario General adjunto de las Naciones Unidas ha dicho “Nos encontramos en la antesala de un importante hito en la respuesta al sida. La visión de un mundo en el que no se produzca ni una sola infección por el VIH, libre de discriminación y donde nadie muera como consecuencia del Sida ha cautivado a asociados, partes interesadas y personas que viven con el VIH o que se ven afectadas por el virus”.

Según ONUSIDA las nuevas infecciones siguen disminuyendo y un número sin precedente de personas sigue el tratamiento. Es alentador ver que, tras conocer las pruebas sólidas arrojadas por la investigación que confirman que la terapia antirretroviral puede prevenir nuevas infecciones por el VIH, 6,6 millones de personas reciban actualmente tratamiento en países de ingresos bajos y medios, es decir, casi la mitad de aquellos que son elegibles para iniciar la terapia.

Las nuevas infecciones anuales por el VIH disminuyeron un 21 por ciento entre 1997 y 2010. Esto también demuestra que a fines de 2010, aproximadamente 34 millones de personas [31,6 millones–35,2 millones] vivían con el VIH en todo el mundo, un 17 por ciento más que en 2001. Esto refleja el continuo gran número de nuevas infecciones por el VIH en Colombia y en el mundo y una expansión significativa del acceso al tratamiento antirretroviral, pero no todos los colombianos tienen acceso a la terapia a pesar de que es su derecho constitucional, por ser su negación un atentado contra el derecho a la vida.

En general, las epidemias del VIH en América Latina son estables. Un descenso constante en las nuevas infecciones por el VIH anuales desde 1996 se estabilizó en los primeros años del nuevo milenio y ha permanecido estable desde entonces a 100.000 [73.000-135.000] por año. El número total de personas que viven con el VIH en esta región sigue en crecimiento. Ese incremento se atribuye parcialmente al aumento en las personas que viven con el VIH y que reciben tratamiento antirretroviral, lo que ha ayudado a reducir el número de muertes anuales relacionadas con el sida. Más de un tercio (36%) de los adultos que vivían con el VIH en esta región en 2010 eran mujeres.
El número de niños menores de 15 años que viven con el VIH en esta región ha disminuido.

Pero el problema no solo se relaciona con las cifras, el problema que más dificulta conocer las cifras reales, en el mundo, es que desde su aparición, la epidemia de VIH/Sida ha evidenciado una serie de vulneraciones, de crímenes de odio, de  inequidades y formas de injusticia que tan solo contribuyen a que la epidemia se perpetúe. Recordemos por ejemplo que en Colombia aún las personas deben recurrir a la tutela para poder tener acceso al tratamiento antirretroviral, como también a servicios sociales y de salud.

Se conoce la causa de la vulneración
Es de todos sabido que la infección por el VIH  es mayoritariamente de transmisión sexual y que ha afectado principalmente a sectores de población que tradicionalmente han sido marginados y excluidos en razón de sus prácticas genitales o por su orientación sexual. Dicha discriminación contribuye a la expansión de la epidemia, una discriminación que  se fundamenta en connotaciones morales de orden judeocristiano que carga de culpa e incita al rechazo de las personas infectadas y que conlleva un interés igualmente moralista de imponer perspectivas para su prevención y control, que por una parte niegan la diversidad de religiones y por otra la diversidad de estilos de vida, orientaciones sexuales y de estrategias informativas, preventivas, educativas y asistenciales.

El moralismo judeocristiano crea las condiciones para que en nuestra sociedad se recurra a la condenación moral, la criminalización e incluso a la medicalización de la conducta sexual, cuando no al tratamiento de la orientación sexual desde una perspectiva de enfermedad y por consiguiente a la “cura” de una enfermedad que no existe, situaciones que niegan la posibilidad de que las personas vivan una sexualidad plena y en libertad, como fundamento del autocuidado.

El Sida pareciera ser una enfermedad de la cual solo se habla en los últimos días de noviembre y primeros de diciembre y seguramente ello es así. Los medios masivos de comunicación no suelen tomarse muy en serio su papel de informadores y por otra parte hay reales barreras de acceso a información o a medidas de protección como el condón, seguramente porque las acciones no son continuas y permanentes sino atomizadas y centradas en fechas específicas, como el Día mundial de Lucha contra el sida.

También cabe llamar la atención de que aun cuando no se puede negar que en Colombia hay cierto nivel de educación para la sexualidad, esto no es igual en toda América Latina e incluso en países europeos. Dicha falta de formación para la vida, para la sexualidad, para la salud, para la construcción de relaciones sociales y sexuales hace que, por un lado, sea muy bajo el nivel de exigibilidad de respeto al ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, y, por el otro, sea igualmente mínimo el nivel de comunicación asertiva desde el cual se pueda generar con la o las parejas con que se produce una relación afectiva o genital la vivencia de una genitalidad responsable y plena, y por tanto basada en la conciencia de sí y del cuidado de sí mismo(a), y de la conciencia del otro(a) y del hetero-cuidado, un cuidado que no tiene que ver únicamente con la salud-enfermedad sino también con el reconocimiento de los derechos sexuales, de los derechos reproductivos y de los derechos en salud.


El derecho al trabajo
Toda vulneración en el caso de la salud-enfermedad debe comprenderse como una forma más de injusticia social. Un derecho que por ejemplo suele olvidarse y tal vez por ello presenta un alto grado de vulneración es el derecho al trabajo. En Colombia hace falta un programa estatal y no gubernamental que apoye al proceso de inserción laboral de las personas viviendo con el VIH/sida, personas discapacitadas y/o, en general, personas en riesgo de exclusión social. Un programa que ofrezca técnicas, herramientas y habilidades para mejorar la labor de contacto, intermediación laboral y sensibilización de las ONG vinculadas a la lucha contra el Sida con las empresas.

En Colombia las personas viviendo con el VIH/sida  siguen estando en desventaja frente a la población general debido a la discriminación y el desconocimiento y afrontan un nivel de desempleo, pero esta realidad no es plenamente denunciada ni ha sido adecuadamente estudiada y diagnosticada. La discriminación laboral es otra de las manifestaciones de no haber logrado eliminar el rechazo y el estigma social que existe hacia esta enfermedad y hacia las personas que la padecen, ya que limita las posibilidades de integración social de estas personas, como también los derechos de quienes tienen un trabajo a la hora de mantenerlo.

En España, la Federación Trabajando en Positivo considera que algunas de las situaciones a las que tienen que enfrentarse los/as trabajadores/as con VIH en su día a día en el trabajo son, la marginación por parte de los/as compañeros/as de trabajo, despidos sin fundamentos reales, cambios injustificados de funciones, falta de adaptación del puesto de trabajo, presiones para hacerse la prueba del VIH o la realización de ésta sin conocimiento, falta de confidencialidad y violación del derecho a la intimidad.


Las cifras de la discriminación
La mayoría de las situaciones de discriminación dependen exclusivamente de actitudes individuales a causa de prejuicios y estereotipos sociales, ya que un alto porcentaje de la población se sentiría incómoda si tuviera que trabajar en una oficina con una persona con VIH. Esto se ha demostrado en Bogotá con una serie de estudios realizados por la Alcaldía de Bogotá sobre convivencia ciudadana en los que se preguntó en 2009 al encuestado, sobre los vecinos que no le gustarían, el 42,62% respondió que a Enfermos de SIDA, el 57,7% que con homosexuales.
En Medellín en donde los niveles de discriminación son menores que en Bogotá, según la Encuesta de Cultura Ciudadana 2009, no le gustaría tener como vecino a una persona que vive con Sida al 33% de los encuestados y a un homosexual, al 24%. La encuesta de Bogotá Cómo Vamos (2010) también revela altos niveles de discriminación en la ciudad. Los encuestados aseguran en un 84% que en Bogotá se discrimina por orientación sexual.

MINISTRO: ¿USTED USA CONDÓN?

En Memoria de Ale 

Publicado por Gloria Ortega Pérez 

Tres hechos claros marcaron en los años 90 el camino de la información, la comunicación y  la sensibilización pública sobre el HIV/SIDA en Colombia.

El primero de estos, la exhibición en televisión de un pene de látex de forma natural, y con este, la instrucción clara y explícita de cómo se pone un condón. El escándalo en su momento (1991), fue mayúsculo y con amenaza de cierre del programa inclusive.

Semejante hazaña de información pública fue posible mediante la complicidad profesional de mi amiga y colega Ale, Alexandra Uribe Pachón, quien por ese entonces dirigía un relevante programa de opinión en televisión: Enfoque, y en el que se abordaban los más diversos temas. Para esta labor ilustrativa Ale invitó al sociólogo y pionero de las labores de información, prevención del VIH y acompañamiento a las personas con Sida, Manuel Velandia Mora. También, dicho sea de paso, creo que Velandia fue el primer hombre que le puso la cara a la sociedad para decir y o  s o y  m a r i c a. Fue el “destape” de lo gay en el país. 
El segundo episodio  ocurrió cuando, también el programa de opinión Controversia con Yamid Amat, el mismo sociólogo, quien fuera después asesor del Consejo Nacional de SIDA (instancia que dependía directamente del Ministro de Salud), el 25 de noviembre de 1991 le pregunta en vivo y en directo y en horario AAA al entonces jefe de la cartera de salud Camilo González Posso: “Ministro: ¿Usted usa condón?”.
Mismo Ministro que pocos días después, y en el marco del Día Mundial de Lucha contra el SIDA que se celebraría el 1 de diciembre, lanza la Campaña de TV “El hombre desnudo” un comercial en el que aparecía un joven y bello hombre tal cual, desnudo, pero con un condón, aún empaquetado, en una de sus manos cubriendo su pene. El mensaje decía: "recuerda que la única prenda de vestir que no te puedes quitar es el condón”. ¡Y ardió Troya!

El entonces Monseñor Darío Castrillón y toda la godarria del país (la misma de hoy), se rasgaron las vestiduras, armaron un escándalo de tal magnitud, que consiguieron presionar a la Comisión Nacional de TV. y  el comercial, cuya pauta estaba prevista para un horario AAA, terminó en el horario de los vampiros.

Sin embargo, la gigantesca repercusión del suceso también traía consigo estimable frutos. La censura puso el tema del VIH/SIDA al descubierto y comenzó a penetrar con fuerza y decisión en todos los ámbitos de la vida del país, incluso, con citación del Ministro Camilo González Posso a control político por tamaña desfachatez de promover la única protección posible contra la enfermedad. "La doble moral no es el remedio".

Ese mismo año se celebraba en el país las primeras jornadas nacionales contra el Sida, y un Foro que, también por primera vez plateaba una mirada interdisciplinaria del asunto y no meramente de salud pública. El desafío era gigante. Así que los Ministros de Educación, Justicia, Trabajo y hasta de Defensa (Rafael Pardo) y los consejeros de DDHH, Juventud, Mujer y Familia acometieron discursos y compromisos frente a un flagelo que crecía silencioso en nuestra sociedad.

Quizás este fue el génesis de una lenta ruptura de silencio e indiferencia de la sociedad colombiana sobre una enfermedad que, como ya se sabía en ese momento, hace 20 años, no era un problema de maricas y putas, sino que ya se registraba entre sus víctimas como portadores a niños y niñas prenatales, amas de casa  e incluso adultos mayores en el país afectando por igual a heterosexuales, bisexuales y homosexuales.
Esta visión supuso claramente enfrentar el problema de salud pública que suponía la atención oportuna  de las personas infectadas (no contagiadas, no se contagia) viviendo con el sida importando retrovirales existentes en el mercado, así como orientar a los miles de portadores asintomáticos. En últimas, abordar de fondo el tema de la prevención en general, pues la proyección era que habían algo más 25 mil personas asintomáticas portadoras del VIH. Esto significaba, ni más ni menos, que hablar de frente y claramente del adminículo llamado condón.
Las campañas que hasta ese momento se habían promovido eran mentecatas y las más de las veces desenfocadas que confundían a la gente. “Los primeros mensajes que se pasaron por T.V. fueron inocuos y hasta ridículos: unos corazoncitos que se besan y que los televidentes bien podrían confundir con una propaganda comercial del día del amor y la amistad; unas piernas de jóvenes de ambos sexos, bailando, mientras se escucha una voz que de una manera superficial menciona el Sida, mensaje que bien podría confundirse con un anuncio de medias, zapatos o de pantalones de una nueva marca”, decía una noticia de ese entonces.
Así que el Hombre Desnudo hizo historia aquí y acullá. En Colombia, el Ministro González fue citado a control político por los Representantes de la Cámara. Memorable debate porque, como dice el dicho, al que le van a dar le guardan, y todos los congresistas, además de recibir una completa carpeta informativa sobre la epidemiología de la enfermedad, historia, casos, proyección, etc., recibieron para su espanto un condón. Aún recuerdo algunos rostros de asombro. Cogían el condón, como si estuvieran tomando un papel untado de caca. ¡La doble moral!
Y allá, el comercial del Hombre Desnudo, criticado y calificado como grotesco en Colombia y alrededor del cual se desató una aguda polémica, fue presentado en el 34 festival de cine y televisión de Nueva York y fue catalogado, un mes después, como uno de los diez mejores mensajes del mundo para televisión en la categoría de servicio público.
Pero el uso adecuado del condón iba ganado cada día mayor espacio y protagonismo en la vida sexual de los colombianos, muy a pesar – ¿o más allá?- de la santa iglesia católica, apostólica y romana y de la mismísima godarria nacional.    

Luego de un apasionante proceso de información y sensibilización durante casi un año, mediante charlas familiares y talleres cerrados personalizados realizados por Manuel Velandia Mora, la ON
G Apoyémonos, información en ETS* y Sida se dio a la tarea de acercar a la gente al uso del condón. Políticos, actrices, actores, periodistas, escritores, artistas, enfermeras, médicos… pasaron por este ejercicio. Desde Jaime Garzón, pasando por Fanny Mickey, el periodista (hoy notable escritor) Rafael Baena… se informaron, formaron y divirtieron descubriendo los miles de usos de un condón, además de su obvio objetivo.  

El 1 de diciembre de 1992,  en el mismo formato de su Revista cultural Magazín, El Espectador se une a la campaña "Sensibilización de Opinión Pública"  que desarrolla la ONG, y circula inserto, en el mismo diario, Apoyémonos Información en Sida, una revista de 23 páginas y 200.000 copias con la que se pretendió presentar, de manera sencilla, el ABC del VIH/Sida desde una perspectiva holística, más humana, más cercana. Uno de los artículos de página y media en el que se indicaba como usar un condón, y todas y cada una de las revistas traían pegado un condón Today.
Han pasado 20 años desde esta pretenciosa, pero amorosa, solidaria y divertida gesta informativa en la que también participó activamente Ale, y que comprendió muchas más acciones entre el 1, Día Mundial de Lucha contra el HIV/Sida y el 10 de diciembre, Día mundial de los Derechos Humanos. Desde entonces no he vuelto a ver algo parecido. Seguramente los programas formativos en derechos humanos y los de educación sexual sean hoy el pan nuestro de cada día en el cuidado y protección de los jóvenes y jovencitas del país. 
Como entonces, para mi hablar de Sida es hablar de Vida. Estamos vivos, el cielo puede esperar.
*ETS Enfermedades de Transmisión Sexual
Disponible en http://somossentipensantes.blogspot.com/2011/12/ministro-usted-usa-condon.html?spref=tw