viernes, 29 de julio de 2011

La sexualidad es un hecho político.

Por Manuel Antonio Velandia Mora
España, julio de 2011

La sexualidad es un hecho político.
El cuerpo, las posibilidades de intercambio genital, erótico, sensual y los afectos son su discurso. Por supuesto hay sexoizquierdistas, sexoderechistas, sexocentristas y asexuados políticos como también políticos asexuados (no como acto político sino como negación de sí mismos).
La sexualidad es un hecho relacional. Nos construimos, deconstruimos, reconstruimos o negamos una identidad como parte del encuentro, acuerdo y desencuentro consigo mismo y con el otro.  Se ejerce como sujeto político en la medida en que nuestro discurso refuerza o trasgrede el “deber ser” de la sexualidad.
Vivir el deseo, los afectos, el erotismo, la genitalidad y la conciencia  de sí puede ser un acto reivindicativo del “deber ser” o un acto trasgresor que subvierte el orden establecido y reforzado en nuestra cultura por el judeocristianismo.
El performance cotidiano de nuestra sexualidad debiera ser el resultado de una reflexión política sexual, un pregón de nuestro discurso y una manera de encontrar cómplices para discurrir, discursar y follar, porque el encuentro deseante- erótico-genital-afectivo es en sí mismo un acto político, especialmente cuando en él se rompen los patrones heteronormativos establecidos y se reivindica una postura ideológica y corporal que trasciende las tradicionales relaciones de poder activo-pasivo. 

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