martes, 27 de febrero de 2007

¿Y de dónde son tus zapatos?

"Los traje de Miami! mentira, mentira ... son zapatos X" hechos en Colombia. Así rezaba un popular comercial de hace ya varios años. En él, los publicistas jugaban con la vanidad y "envidia femenina", hablando de paso de las mentiras que algunos tienen que decir para sentir que son más que otros, pareciera que todos queremos ser el ombligo del mundo pero no nos damos cuenta que para ello se requiere un ombligo es del tamaño del mundo.

Y dónde estuviste? Hoy llegué de Miami, mentira, mentira, son... "locas" inventando. No logro entender por qué algunos homosexuales necesitan ser tan mentirosos. Vi como colocado por descuido sobre un escritorio un portarretratos con una foto de un conocido, estaba muy tieso y muy majo frente a un reconocido lugar de París. Lo que él no sabe, es que ese telón de fondo, que por cierto es muy conocido porque no está en Paris sino en diferentes ciudades, entre otras una colombiana, es de un París que ya no existe. En el lugar en donde fue tomada la foto hace muchos años ahora existe un edificio.


Le oí comentar que estuvo en Venecia, pasó por Roma… Madrid.Él corresponde a un grupo muy especial de turistas, aquellos que se quedan durante quince días encerrados en casa de la tía, asoleándose en el solar (patio de atrás de la casa) y luego reaparecen socialmente, cuando llegan de su viaje, perfectamente bronceados.

Se leen todas las revistas de turismo y las recitan con más realismo y convicción que aquellos que realmente estuvieron allá. Describen las historias que han oído de otros como sí fueran las propias. Viajar con la mente resulta más cómodo y mas barato, no se pasa por la incomodidad de que de pronto lo devuelvan por parecerle al de la aduana una mula colombiana.

La competencia entre hombres heterosexuales suele estar dada en cuanto a logros profesionales y hazañas sexuales. La mayoría de las rivalidades entre mujeres tienen su fundamento en la proyección que unas hacen de los triunfos o cualidades de las otras, estableciendo jerarquías de poder en las que cada una trata de ser la reina de su propio castillo. Lo curioso es que entre muchos hombres homosexuales suele darse más este último tipo de competencia, no el primero.

Recuerdo una loca que coleccionaba cuanta bolsa encontraba, le gustaban los letreros, sin conocer el idioma y sin saber que decían, las usaba para chicanear con sus amigos. En ellas envolvía desde una mogolla hasta algún detallito para un amigo. Dejó de hacerlo cuando le regaló a un amigo una bobadita que le trajo de Londres en una bolsa de una reconocida tienda de brassieres en New York.

Algunos no dejan la costumbrita hasta que les pasa un "chasco" o se encuentran con una loca bien mala, de esas que abundan, y que las hace quedar como una alpargata cagada frente a las visitas. Aún así algunos no aprenden. Será que ellos piensan que se es un mejor polvo si se logró del salir del país, o que se es mejor persona por el hecho de darse unas vacaciones en cierto lugar así se quede endeudado para toda la vida?

De todas maneras, si usted es de los otros, de aquellos que se dan cuenta, la mejor manera de mostrarles su error no es haciéndoles quedar todavía más mal sino decirles, con cierto cariño y respeto, que eso no les favorece en nada y que probablemente sí les afecta. El problema de los zapaticos X del comercial era que se notaba a un kilómetro de distancia que eran hechos en alguna desafortunada fábrica del occidente de nuestra bella y no bien ponderada Colombia.
Mentira, mentira...

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