miércoles, 9 de mayo de 2007

Bogotá posibilita hogares para parejas gay

Generalmente al analizar el desarrollo de una sociedad su estudio se basaba en el de su modelo socioeconómico, dando más énfasis a lo económico que a lo social; actualmente se investiga teniendo en cuenta otros parámetros: cultura, desarrollo político y la manera como se construyen las relaciones entre los seres humanos, sin olvidar por ello la economía.

El desarrollo de un país está directamente relacionado con la capacidad que tiene la sociedad para avanzar sobre sus propias contradicciones, pero las crisis propias de la contradicción se zanjan de diferentes maneras. En nuestro país las diferencias políticas e ideológicas suelen resolverse acallando definitivamente a quien piensa, actúa o siente distinto; por ello no es raro que la respuesta se de en la exclusión social, el asesinato, el desplazamiento forzado, la amenaza de muerte más que en la exploración común de alternativas.

No puede negarse que en Colombia el conflicto armado interno ha movido los cimientos de nuestra sociedad. Tenemos un Presidente que algunos muy entendidos en el tema consideran un paramilitar, un Congreso de la Republica en el que algunos de sus miembros han ido a parar a la cárcel por la misma razón y los estudios del Sistema de Información sobre Desplazamiento Forzado y Derechos Humanos SISDHES, que opera CODHES desde 1995 y que recoge la cifra de la Conferencia Episcopal de Colombia del período 1985-1994, indica que alrededor de 3.832.527 personas han sido desplazadas en los últimos 20 años (primero de enero de 1985 y el 30 de junio de 2006).

Las respuestas a nivel nacional suelen ser diferentes a las que se aplican a nivel local. A pesar del conflicto armado y sin dejarlo de lado, las ciudades han intentado construir relaciones diferentes entre sus conciudadanos. Un ejemplo de ello sucede en Bogotá; en ésta ciudad la Alcaldía ha desarrollado políticas para la mujeres y para otras minorías sexuales, creando condiciones para que la convivencia solidaria y democrática sea una posibilidad real para todas las personas, sin distingo de su sexo, su genero o su orientación sexual.

Las relaciones se modifican en la medida en que cambian los ciudadanos. Los ciudadanos cambian en relación directa a su transformación cultural. Una sociedad evoluciona en consonancia con su transformación cultural. Alain Touraine considerado uno de los sociólogos contemporáneos más destacados en el mundo explica que la modernización ha puesto fin a los antiguos modelos occidentales de sociedad en los que la realidad se pensaba en términos socioeconómicos. Ahora, dice Touraine, entramos a una era en que las cosas se definen en términos culturales. Ya no se habla de clases, huelgas, riquezas y redistribución, sino que nos preocupan temas como los derechos humanos, el aborto, el espacio que hay que darles a las minorías o el rol de la sexualidad.

Una muestra de la transformación cultural colombiana se observa en el debate sobre los derechos civiles de las parejas del mismo sexo. En Bogotá, un ejemplo, en esta misma línea, se demuestra con hechos concretos como la creación de alternativas que crean espacios de equidad. La Empresa Industrial y Comercial del Distrito Capital METROVIVIENDA por medio de su Junta Directiva produjo, el pasado19 de Abril, el Acuerdo No. 035 “Por el cual se dicta el Reglamento Operativo del Subsidio Distrital de Vivienda” cuyo fin es establecer mecanismos que permitan garantizar el buen uso y agilizar el desembolso y movilización de los Subsidios Distritales de Vivienda para la adquisición de soluciones de vivienda nueva, usada, construcción en sitio propio y mejoramiento de vivienda.

En el Artículo 10 de dicho Acuerdo se entiende como “Hogar sujeto del Subsidio Distrital de Vivienda” al hogar el conformado por los cónyuges, o las uniones maritales de hecho, y/o las parejas homosexuales que estén en situaciones equiparables a las uniones maritales de hecho y/o el grupo de personas unidas por vínculos de parentesco hasta tercer grado de consanguinidad, segundo de afinidad y primero civil, que compartan un mismo espacio habitacional.

No sé cuántos homosexuales harán valer dicho derecho, no sé si las lesbianas o Metrovivienda consideran que el término homosexual las incluye a ellas, pero de lo que no hay duda es que la sociedad colombiana está cambiando y que la norma jurídica está avanzando.

Cambiar la norma no cambia la cultura pero que cambie la norma si implica la presencia de cambios culturales, políticos y relacionales. Es evidente que ya no somos el “país del Sagrado Corazón”, que las iglesias cristianas han perdido parte substancial de su protagonismo, que el liderazgo político puede moverse por caminos diferentes pero igualmente es cierto que los lideres y liderezas de la comunidad LGBT han sido y seguirán siendo víctimas de la exclusión social y de la indiferencia de los mismos homosexuales, lesbianas, bisexuales y transgeneristas.

El cambio cultural no puede hacerse y exigirse sólo para los(æs) demás, no tiene sentido que la sociedad cambie si los(æs) LGBT no logramos transformarnos a nosotros(æs) mismos(æs): no nos permitamos olvidar los cientos de compañeros(æs) asesinados(as), los(æs) que han sido obligados(æs) a desplazarse por temor a serlo, los(æs) que hemos tenido que refugiarnos en otros países como una manera de conservar nuestras vidas.

Sin que para ello medie nuestro sexo, genero u orientación sexual rodeemos con nuestro apoyo y solidaridad, a aquellos(æs) que en estos mismos momentos están siendo boleteados, amenazadas, estigmatizades, recordemos que como dice el proverbio chino cuando se incendia la casa del vecino una chispa puede encender la nuestra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues me parece una farsa esos reclamos de derechos gay, todos sabemos que las parejas gay son una farsa, nunca o muy rara vez se establece un verdadero vinculo afectivo entre los dos miembros de la pareja mas alla del sexo casual, y llegado a forjarse, rapidamente se disuelve, lo se por experiencia propia, la bisexualidad parece resultar la opcion para quienes no queremos morir de soledad.