Daniel García-Peña Jaramillo en su articulo del 24 de marzo en “El Espectador” sobre el “Informe de evaluación de los primeros tres años de la administración distrital de Luís Eduardo Garzón por parte de Bogotá, cómo vamos” nos cuenta que este “arroja unos excelentes resultados y que además de ser una magnífica noticia para Bogotá, tiene hondas implicaciones para el futuro de Colombia”.
¿Es verdad tanta belleza?
En el articulo afirma: “No sólo se están mejorando las vidas de muchas personas y cumpliendo con creces las metas trazadas en el plan de desarrollo. No puedo negar que en este tema ha habido un gran avance”, y mas adelante se lee “Las políticas frente a la población LGBT son ejemplares a nivel internacional. Igual sucede con las mujeres y los afrocolombianos, entre otros, que encontraron nuevos espacios de participación”.
Que se haya impuesto a un grupo de mujeres como alcaldesas locales no quiere decir que haya cambiado la situación de la mujer. Que se haya nombrado a Juanita Barreto Gama Asesora de la Alcaldía Mayor de Bogotá, en el tema de “Política Pública de Mujer y Géneros”, por supuesto no niega un cierto interés, pero no lo quiero decir yo, pues así tenga un poco desarrollado mi lado femenino, no soy mujer. Mejor que lo comenten ellas: como ya lo hizo Florance Thomas quien escribió “Lucho: tú lo sabes mejor que nadie: los políticos de izquierda siempre suelen decepcionar a los y las intelectuales y en particular a los movimientos de mujeres”.
Ahora como marica si puedo opinar… ah, y prefiero esto de marica a lo de gay (como decía una amiga, gay era Luis Caballero que era de estrato seis) y a homosexual (que durante mucho tiempo fue una enfermedad y un delito), porque por marica, que no es lo mismo que pusilánime como lo piensa Morenodescaro, es que me obligaron a salir del país. Marica es la manera como nos gritan en la calle aquellos conciudadanos que no pueden aceptar que asumamos con dignidad y orgullo nuestra orientación sexual.
Pero sigo con la idea… como marica y ciudadano sé que es evidente que Bogotá ha tenido una política, que es del Alcalde porque la discusión en el Concejo de la ciudad sigue empantanada, y que ésta ha posibilitado un discurso positivo frente al tema; que el Alcalde ha acompañado la marcha de Día internacional por los derechos de los gay; que se hizo una campaña masiva que comunicaba a los habitantes capitalinos sobre el tema; que se ha creado un centro que atiende la población LGBT; que hay asesores homosexuale, pero, esto no quiere decir que la ciudad haya logrado mejorar significativamente la convivencia, y que por tanto, se haya superado la marcada negación de los ciudadanos a aceptar a los maricas como vecinos.
Recordemos que la autoridad “competente” es bastante incompetente cuando niega la entrada de los trans al Transmilenio, que igualmente lo son cuando golpean a las transvestis en vez de recurrir al dialogo para superar las diferencias, y que de nada sirven las denuncias si los homosexuales siguen siendo amenazados de muerte y vulnerados otros de sus derechos, como recientemente le pasara a Andrés Vásquez, asesor de Piedad Córdoba, o a mi, que ando en trámites de asilo político.
Bueno, se dirá que la Policía no es Lucho, que no es la Policía sino tan solo algunos de sus miembros, y yo digo lo mismo, pero la política no se hace sólo para afuera sino que debe iniciarse al interior de la Administración. Tampoco puedo negar que en la Administración hay un grupo de personas realmente interesadas en el tema, me consta; sin embargo, como dice el dicho popular “una abeja no hace panal” y menos montar un negocio para producir miel, tal y como pretende mostrarlo Daniel García-Peña, quien, como ya lo dije, considera que “Las políticas frente a la población LGBT son ejemplares a nivel internacional”.
Hay que bajarse de esa nube
Políticas ejemplares las hay por ejemplo en España, donde los ayuntamientos pagan las operaciones de cambio de morfología genital de las trans, entregan medicamentos para evitar la infección en aquellos(as) que han tenido un accidente en el que se corre el riego de infectarse con el HIV, realizan matrimonios es sus oficinas sin discriminación alguna; apoyan eventos como reconocidos festivales internacionales de cine con temática LGBT y proveen recursos financieros a las ONG para llevar a cabo acciones de diversa índole: derechos, salud, convivencia, cultura.
Y es que para que Bogotá sea realmente un ejemplo no se necesita únicamente que su alcalde tenga una actitud positiva como la tiene Lucho, actitud que incluso le ha quitado aceptación popular, se requiere en especial que haya recursos para llevar a cabo acciones y con estos recursos la ciudad no cuenta, porque no es verdad que los homosexuales, las lesbianas, los y las bisexuales y los, las y les transgeneristas realmente cuenten; como tampoco cuentan los y las afrocolombianos(as), pero de esto son precisamente ellos y ellas quienes deben hablar.
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