miércoles, 11 de julio de 2007

Luto Homosexual sí, carnaval no

Muy cerca de mi se llevó a cabo una conversación entre un rumano y un colombiano asilado político, bueno realmente en España hay bastantes de los unos y los otros, éste como la gran mayoría de los rumanos trabaja en la construcción, actividad muy frecuente en quienes ingresaron ilegalmente a este país.

Le preguntó a mi amigo por qué llevaba el arco iris en una manilla en su mano izquierda y le respondió que era la bandera gay. El otro interpeló que todos los terremotos y cambios es el clima eran culpa de los homosexuales, porque dios estaba enojado ya que “el culo no es para eso”.

Él es ortodoxo, va a sus ritos y lee la Biblia; hábilmente mi amigo supuso que al igual que él consideraba a su interlocutor un pecador también él debería serlo. Le dijo que golpear a su mujer era pecado y aquel le respondió que eso no era verdad porque no estaba escrito en la Biblia. Le expuso que gastarse el dinero de sus hijos en licor era causa de “terremotos” y aceptó que así era. Le argumentó que ser infiel también era causa de “los cambios en el clima” y comprendió que él no era muy diferente de nosotros; era evidente que hablaba para ambos ya que yo también lucía con orgullo la manilla entregada por el grupo LGBT del PSOE a sus simpatizantes, en la marcha gay de Valencia, solo que junto a la mía estaba una cinta negra con la bandera gay.

Considerando que ciertas posiciones no nos permiten ver claramente la viga en el ojo propio y sí escandalizarnos y condenar a quienes tienen una paja en el suyo, me puse a pensar en qué se diferencia y encuentran las posiciones de los miembros y líderes espirituales de ciertas iglesias y de los líderes políticos en nuestro país con la de los LGBT en cuanto a sus derechos.

En este momento no me centro en saber si estos líderes son pecadores, ya que cada cual, sin importar la iglesia a la que pertenece tiene su propia conciencia y moral, así estas sea dobles o triples, y desde ella se juzga a sí mismo; lo que me preocupa es que desde esa moral se haga publica una ética, igualmente excluyente y segregadora de aquellos(as) a quienes consideramos la “causa de todos los males de nuestra sociedad”.

Hay una ética y una moral paramilitar, las hay tanto en las derechas como en los partidos y organizaciones políticas de centro y de las izquierdas, pero lo “acojonante” es que su “visión farisaica” de la sexualidad influye en las decisiones éticas y políticas que nuestros líderes toman a nombre del pueblo que los ha elegido o simplemente gracias a que han usurpado dicho poder.


Las excusas para no otorgar los derechos civiles en iguales condiciones a homosexuales y heterosexuales no se basan en la economía ni en la política exterior del país, para votar positivamente desde ambas posiciones hay suficientes argumentaciones a favor. Las decisiones de nuestros “padres y madres de la patria” son eminentemente emocionales, nada racionales y por ello las discusiones de dicho orden poco prosperan.

Emocionalmente algunos se hallan impedidos para votar no porque sean homosexuales o lesbianas, ya que algunos votaron en contra de sí mismos, de sus hijos e hijas y familiares, sino porque al hacerlo están aceptando la diversidad de criterio y de vida, puesto que votar a favor es hacerse aliado de un “enemigo político”, y muy especialmente, es reconocerse libre de pensamiento, palabra y omisión, y dicha libertad no la permiten ciertos jefes políticos, religiosos y económicos a quienes se les deben prebendas y favores.

No hay derechos civiles para las minorías sexuales en Colombia por desconocimiento, por ignorancia, porque el pensamiento judeocristiano moralista y excluyente está en la base de las emociones y son el motor de aquellas posiciones con las que nos negamos a aceptar al otro como un auténtico otro y por tanto libre de optar y de vivir, porque aceptar que ellos y ellas tienen derechos es reconocer que nuestra propia moralidad es endeble y nuestra propia ética se cae por el propio peso de sus razonamientos.

No hay que llorar sobre la leche derramada, pero también debo decir que los homosexuales y lesbianas no tenemos derechos porque no nos interesa tenerlos. Considero que si fuera así, en los días de las discusiones se hubieran abarrotado con nuestra presencia las barras del congreso, habido un caos en las oficinas de correos en todo el país por los millones de carta que hubiéramos escrito a los congresistas, congestionado las líneas telefónicas de todos los programas de opinión por los miles de llamadas que hubiéramos hecho, y la Internet no hubiera podido dar cabida a tanto correo circulante orientado a los senadores y representantes a la cámara de nuestro país.

Duelo LGBT
Los homosexuales y lesbianas no hemos centrado en nuestro propio ombligo, somos igualmente fariseos e hipócritas que esos otros lideres sociales, políticos y espirituales que votan en contra de nuestros derechos; si es no fuera así, no estaríamos preparando un carnaval sino el más contundente acto político jamás visto en nuestro país ya que este 28 de junio no podríamos celebrar en todas las ciudades, pueblos y veredas de Colombia y con la frente en alto el orgullo de ser gay dado que para estar orgulloso de ello hay que vivirlo plenamente y crear las condiciones para que así sea.

Esta celebración del día gay internacional no debe ser en Colombia un día de fiesta sino un día de duelo porque han muerto las ilusiones de unos cuantos, seguimos dando muerte a nuestros derechos, porque henos asesinado la libertad y la libre expresión de nuestros congéneres y en especial porque con nuestros actos estamos alentando la imposibilidad de la equidad y de la igualdad de derechos no solo para nosotros sino para todos los/las/les ciudadanos y ciudadanas.

Este día gay internacional a la bandera gay llevada con orgullo en nuestro pecho se debe agregar una cinta negra que demuestre que no estamos de fiesta sino que el luto que llevamos dentro y en un tardío acto político demuestra que seguimos vivos y que aun cuando tarde reconocemos que si no luchamos nosotros(as) mismos por nuestros derechos y acompañamos plenamente a quienes lo hacen, entonces ya nadie podrá hacerlo.

Este sábado 30 de junio estaré en Madrid acompañando la marcha que concentra a homosexuales, lesbianas, bisexuales y transgeneristas provenientes de todo el continente “por la igualdad de toda Europa”, estaré de luto y acompañando en su tristeza a todos los líderes y todas las liderezas colombianos que han sufrido en su corazón el más profundo dolor al ver desgarradas sus ilusiones por la igualdad en toda Colombia.


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