miércoles, 29 de agosto de 2007

Trans y funcionaria publica en Bogotá

Las ciudades cambian en la medida en que cambia la cultura, la política y las relaciones sociales que en ellas se viven. La convivencia solidaria y democrática se hace posible al relacionarnos de una manera diferente y esto solo es efectivo con el cambio de las ciudades y en especial de los políticos que la administran.

Del cambio dan muestra Bogotá y sus hechos: Con la orientación del Alcalde Luís Eduardo Garzón se ha trazado una política de inclusión social LGBT; su Secretaria de Salud en cabeza de José Fernando Martínez, director de Salud Pública ha puesto a una trans para que trabaje en el diseño de las políticas de salud publica de la ciudad orientadas a la población LGBT, la capital también cuenta con la Oficina de Diversidad Sexual de Planeación Distrital en la que trabaja un equipo interdisciplinario de personas de la comunidad LGBT y en este mes se realizó en ella y con su convocatoria el “I Encuentro Nacional e Internacional de Políticas Públicas para la población LGTB”.

Es claro que no sólo de pan vive el ser humano, se requiere formación, experiencia y sobre todo, emociones positivas para autorizarse a ser y construir con y para otros, eso esperamos que sean las políticas de salud pública para la comunidad LGBT que se tracen desde la Oficina de Diversidad Sexual de Planeación Distrital que ahora coordina Carlos Alejandro Díaz cuyo nombre de transito identitario de genero es Charlotte Schneider Callejas, la conocí trabajando con homosexuales y trabajadores/as sexuales desde la Liga Colombiana de Lucha contra el Sida.

A Charlotte Schneider Callejas la conocí orientando acciones hacia homosexuales y trabajadores/as sexuales desde la Liga Colombiana de Lucha contra el Sida. El 29 de octubre de 2005 se vistió por primera vez en femenino en Colombia, así apareció en mi casa en Bogotá y esa misma noche y en la improvisada tarima en la sala de ese mismo lugar hizo su primer espectáculo para muchos amigos.

Algunos de sus “amigos” dejaron de hablarle, así la hubieran animado a transvestirse, cuando se dieron cuenta que lo suyo no era una maquillaje y vestido para fiesta de disfraz; muchos más se separaron de ella cuando su discurso sexual político sobre el transito de genero se fue consolidando y temieron que se les apareciera “vestida” a sus santos y sagrados hogares.
La violencia social la llevó a huir de Cuba hace seis y medio años para convertirse en refugiada político en Colombia, igualmente la condujo a fundar en 2006 la ONG Transcolombia (Transgeneristas de Colombia) y de ella fue objeto hace unos pocos días en las calles bogotanas.

Desde Transcolombia organizó y dirigió el “I Foro sobre Transgenerismo y el I Encuentro Nacional de los y las Transgeneristas en Colombia: “Cuerpos Transgresores-Cuerpos Transéroticos” realizado en la semana anterior en la capital colombiana.

No llega al cargo publico solo por ser una lidereza miembra de la Mesa LGBT de Bogotá, sino en especial porque ha diferencia de la gran mayoría de las trans pudo formarse como bioquímico en la Universidad de La Habana, y donde también realizó dos especializaciones: una en educación sexual y otra en educación para la salud y porque posee una amplia experiencia de campo en el tema de la salud, y de los derechos humanos y sexuales.

jueves, 16 de agosto de 2007

Diversidades sexuales transitadas

La identidad puede entenderse como la emergencia de una construcción, no siempre consciente, que afecta los procesos de socialización del sujeto; la identidad emerge de la vida cotidiana, mas específicamente de la educación (formal, no formal e informal) que provee a la personas los referentes del “deber ser” de la identidad, dichos referentes están basados en la cultura, son propios de una sociedad y tiempo determinados, y están afectados por los procesos de interrelación e interdependencia del individuo.

La identidad no es fija sino móvil, la movilidad de la identidad, sistémicamente hablando, hace referencia a la posibilidad que existe de que la identidad cambie en el tiempo, a partir de las relaciones sociales y por inter-influencia con el medio, la cultura y la sociedad.

Toda persona tiene un proceso de construcción de identidad con relación a su cuerpo, su género y su orientación sexual.

Cuando un bebé nace los padres y el equipo de salud o la comadrona (a quienes llamaremos “el otro”) le asignan un sexo y un género. Si tiene un pene “el otro” le asigna macho y masculino, si posee una vulva entonces le asigna ser hembra y femenina; con los desarrollos sociales y culturales y de sus relaciones interpersonales la persona se construye hombre o mujer. A ese proceso de asignar lo denominaremos “dar un significante”.

Algunos bebés al nacer presentan ciertos defectos en los genitales externos, que a los ojos de la sociedad les otorga un nivel de ambigüedad (intersexualidad) que dificulta a los ojos del observador (el otro), la “asignación de un sexo” porque entiende que algunos componentes del sexo biológico no concuerdan con lo que el experto conoce como lo que ese cuerpo “debe ser”. El “otro” espera que a un sexo asignado corresponda el género correspondiente, y a este le llamamos “género por asignación”.

Las personas comienzan su construcción identitaria siendo bebés a los que “el otro” les da un “significante”; pero a dicho significante cada uno/a (padre, madre y la persona misma, al estar en condiciones de hacerlo) da su consentimiento o no, lo acepta o no y le provee su propio “significado”.

El género es una noción, una construcción social y cultural sobre lo que “debe ser” y como debe comportarse una persona, pero el género es especialmente una construcción particular a partir de la cual la persona asume una manera de actuar a la que se llama “rol de género”. Masculino y femenino hacen referencia al genero y son los dos extremos de un continuo. Se espera que el rol de genero acompañe en su actuación a un cuerpo que se le corresponde; es decir, por ejemplo, a un cuerpo de macho le correspondería un rol masculino.

Algunas personas pueden experimentar una situación a la que se denomina “disforia de género” en ellas su rol, su actuar, su performance del género no está en consonancia con su cuerpo: asumen una performance femenina a pesar de que su cuerpo es o se asigna masculino o una performance masculina aun cuando su cuerpo es o sea asignado de hembra. En este caso podemos decir que la persona ha abandonado su “género por asignación” y ha asumido un “género por opción”.

A quienes asumen un “género por opción” se les denomina personas "transgeneros”. Persona transgénero se refiere exclusivamente a aquella que transita en su identidad de género.

En Colombia se utiliza el concepto Transgenerista para designar a aquella persona que hace construcciones identitarias de transito de la feminidad a la masculinidad o de la masculinidad a la feminidad en una o más de las siguientes posibilidades relacionadas con el género: su identidad de cuerpo (implantes, postura de siliconas, lipo-esculturas), su identidad de género, su indumentaria (vestuario y accesorios). En general, no responden a la bipolaridad macho/ hembra, lo femenino / lo masculino.

Las personas transgenero acompañan el rol de género optado con los accesorios, vestidos y maquillajes (cuando ello se considera culturalmente necesario) propios del género al que han “transitado”. Pueden presentarse entonces personas que vivencian un “tránsito identitario de la masculinidad a la feminidad” y otras que experiencian un “tránsito identitario de la feminidad a la masculinidad”.

Todo(a) transgénero es transgenerista pero no todo(a) transgenerista es transgénero. A los hombres que asumen por momentos o permanentemente los accesorios, vestidos y maquillajes propios del género femenino pero que éste no es su género por opción, y esto es una expresión comportamental sexual que les produce placer y en consecuencia lo asumen como parte de su identidad sexual se les denomina “transvestis”.

Sexológicamente hablando no hay un nombre para denominar a las mujeres que asumen los accesorios y vestidos masculinos; esto se debe a que el poder de la masculinidad es tal que se considera social y culturalmente aceptable que toda mujer aspire y asuma ciertos elementos representativos de quien ostenta el poder: el macho, masculino, machista y falocrático. Sin embargo, en algunos países como España se aplica el termino transvesti también para las mujeres.

Un transvesti es una persona, hombre, que utiliza prendas y accesorios considerados femeninos, pero que tiene una identidad masculina en el momento en que se trasviste. Una transvesti es una persona, hombre, que utiliza prendas y accesorios considerados femeninos y que tiene una identidad femenina en el momento en que se trasviste. La mayoría de los transvestis son heterosexuales, el transvestismo es una expresión comportamental sexual, una manera de obtener placer.

Generalmente todo transgenerista que ha transitado identitariamente de la masculinidad a la feminidad es transvesti, pero no todo transvesti es transgenerista.

Una persona es transexual cuando no desea los caracteres del sexo con el que ha nacido sino que le apetece un cuerpo que sea acorde con su género optado. Se es transexual así la persona transforme o no quirúrgicamente, con aplicación de hormonas y/o con trucos o rellenos su cuerpo, para aproximarlo al cuerpo deseado.

En el proceso de construcción de identidad sexual las personas también determinan a la(s) persona(s) con quien(es) desea(n) realizar sus deseos, afectos, genitalidad y eroticidad; a este proceso de construcción identitaria se le denomina de “identidad de orientación sexual”.

Se denomina orientación sexual homosexual a la de un hombre (biológico, optado o transformado) que orienta sus deseos, afectos, genitalidad y eroticidad hacia otro hombre biológico, optado o transformado.

Se denomina orientación sexual lesbiana o lésbica a la de una mujer (biológica, optada o transformada) que orienta sus deseos, afectos, genitalidad y eroticidad hacia otra mujer biológica, optada o transformada.

La palabra homosexual proviene del griego homo y significa igual de tal manera que pudiera decirse que homosexual es quien tiene una relación con una persona del mismo sexo, políticamente las mujeres en algunos lugares del mundo, entre ellos Colombia, prefieren usar el término lesbiana.

El termino gay, aceptado por la Academia española de la lengua, es un adjetivo, perteneciente o relativo a la homosexualidad; generalmente es usado también para diferencias a un homosexual militante y políticamente activo miembro de una organización que lucha por los derechos de las minorías sexuales.

Marica, proveniente de María, resalta de forma peyorativa, discriminatoria y despectiva lo femenino de los homosexuales; es un termino que se utiliza por algunos gay con toda intención política a pesar de lo denostado que es su uso en los heterosexuales.

Se designa como queer a un homosexual radical que huye en la construcción de su identidad de las clasificaciones sexológicas haciendo afirmación de su unicidad como también de su excentricidad, replanteándose radicalmente los modelos de subjetividad lineal positivista socialmente aceptados.

Se designa orientación sexual bisexual a la de una mujer o un hombre (biológica/o u optada/o) que orienta sus deseos, afectos, genitalidad y eroticidad tanto hacia hombres como mujeres biológicas/os, transformados/as u optados/as.

Se denomina orientación sexual heterosexual a la de una persona (biológica, optada o transformada) que orienta sus deseos, afectos, genitalidad y eroticidad únicamente hacia otra del otro sexo, ya sea este biológico, optado o transformado.

Se suele creer que todos los transvestis son homosexuales pero el número de transvestis heterosexuales es mucho mayor.

La actividad laboral no es un elemento propio de la identidad sexual, de ahí que trabajos como el sexual u oficios como el transformismo y/o performarse drag queen o drag king no hacen parte de la identidad sexual, sino a la identidad de oficio. Se les denomina “transformistas” a los hombres que asumen por momentos los accesorios, vestidos y maquillajes propios del género femenino pero que éste lo hacen como parte de una actividad artística.

El proceso de construcción identitaria es tan único y particular como los/las/les sujetos/sujetes/sujetas que construyen su sexualidad, dicha unicidad y particularidad dificulta las relaciones sociales de convivencia entre los seres humanos por cuanto en las diferentes identidades existen elementos en común pero igualmente muchas particularidades que hacen que aquellos que se asumen o son asumidos como grupo, por ejemplo las personas trans, los homosexuales, las lesbianas o los bisexuales presenten grandes variaciones las unas con las otras, incluso entre quienes han asumido procesos identitarios que se consideran, desde una generalización que permite la organización social y política, como similares.

Reconocerse único e irrepetible es supremamente importante en la construcción y reconocimiento de la identidad sexual particular pero reconocer-se miembro de una comunidad es supremamente importante para la transformación social, cultural y política y el reconocimiento social de nuestras identidades.

El reconocimiento implica re-conocer al otro en su particularidad y unicidad y en aquellos elementos identitarios en los que confluimos y nos separamos, pero también involucra reconocer las construcciones teóricas, vivénciales y emocionales en las que los otros y nosotros mismos nos movemos, como una manera de poder acompañar-se en el proceso de la construcción de la convivencia solidaria y demostrativa que todos/todes/todas buscamos.

Por Manuel Antonio Velandia Mora
investigadormanuelvelandia@gmail.com
España 15/08/07
Presentado en I Foro sobre Transgenerismo y el I Encuentro Nacional de los y las Transgeneristas en Colombia: “Cuerpos Transgresores-Cuerpos Transéroticos”, Bogotá 17 al 20 de agosto del 2007.

domingo, 12 de agosto de 2007

Terrorismo gay

En Colombia son frecuentes la discriminación, la separación social, la agresión física y emocional, el chantaje, la extorsión, el boleteo, las amenazas de muerte e inclusive el asesinato a personas de la comunidad LGBT, tan es así que algo más de 100 personas miembros de las organizaciones que trabajan por las minorías sexuales se han visto obligadas a salir del país y solicitar asilo.

Toda esas situaciones preocupan a las organizaciones LGBT o no, que trabajan en el tema de los derechos humanos, pero recientemente se está presentando una nueva forma de violencia a la que yo denominaría “Terrorismo gay”.

Frecuentemente quienes vulneran a la población LGBT son miembros de organizaciones paramilitares; en otros casos, pero con menos frecuencia, también lo hacen las guerrillas y miembros de instituciones del estado como el ejército y la policía. Lo más preocupante de esta nueva modalidad de homofobia es que quienes la están ejerciendo son personas homosexuales hacia otras personas con su misma orientación sexual; en ciudades como Bogotá, Medellín, Cali y Bucaramanga se ha presentado un alto número de casos de asesinatos a manos de otros homosexuales, pero el terrorismo ha integrado a sus formas de violencia una modalidad supremamente dañinas y efectiva: las cadenas de mensajes vía Internet.

Barrancabermeja, es una ciudad petrolera del sur oriente colombiano con gran presencia paramilitar, no es una ciudad muy grande o con un gran volumen de habitantes, tal vez por ello la reciente hola de correos electrónicos en los que se informa que una o más personas viven con el sida, o los lugares en que las personas homosexuales habitan, trabajan y sus lugares de encuentro, sus descripciones físicas, incluso las descripciones de sus practicas eróticas y sexuales, que andan circulando de manera preocupantemente eficiente por la WWW, está conduciendo a la hoguera publica a las personas de las que hablan dichos mensajes.

La información se ha globalizado de tal forma, que algunas de las empresas mencionadas en los mail han “presionado” a sus funcionarios para que cambien de ciudad, les han exigido abandonar sus prácticas sexuales, les han sugerido hacerse la prueba de ELISA para HIV, e inclusive han creado condiciones adversas en sus lugares de trabajo con las que están presionando las renuncias a su actividad laboral.

A lo anterior se suma un hecho aun más preocupante, los grupos paramilitares han hecho de las personas a quienes se nombran en tales mensajes su blanco de acción y están amenazando de muerte o solicitando su desplazamiento forzado, a algunas de las personas cuyos nombres y señales aparecen en dichos mensajes.

Lo más preocupando de la situación es la indolente falta de reacción de las organizaciones LGBT en Colombia, a las que algunos de los afectados han solicitado apoyo y puesto sus quejas, como también que sean precisamente otros homosexuales quienes han apoyado la difusión de tales mensajes.

Por supuesto estos vulneradores y “defensores de la moral y la salud publica” se excusan en decir que puede ser verdad que dichas personas vivan con el VIH/sida pero considero que denunciar a alguien porque tiene esta condición no ayuda en nada a la protección social de la salud, pues para infectarse se necesita solo una persona: uno mismo que es quien debe protegerse en todos sus contactos sexuales.

El problema de fondo es que los mismos homosexuales en Barrancabermeja están creando las condiciones sociales para que una vez más los grupos de “limpieza social” actúen asesinando a todos aquellos que ellos consideran una amenaza publica, olvidando que cuando el fuego se produce en la casa del vecino, a quien siente que se halla adecuadamente resguardado puede llegarle una chispa y encender su propio fuego.

lunes, 6 de agosto de 2007

Los hombres juegan a ser machos

El temor a no ser reconocido como “macho” en un país eminentemente machista como Colombia es una de las situaciones emocionales que más traumatismos crea en los hombres; estos, sin distingo de su orientación sexual, temen no ser machos.

Esta es la razón por la que algunos heterosexuales no se posibilitan participar de las fantasías sexuales de su pareja, cuando ellas desean estar en medio de dos hombres.

La moda determina los lineamientos de lo que es un cuerpo perfecto, que no necesariamente es un cuerpo sano, de ahí que una marcada tendencia en la moda corporal sean los procesos de “machificación”.

Me pregunto ¿Por qué muchos hombres tiendan a exagerar su ser “macho”?, ¿será este un recurso de los homosexuales para poder relacionarse sin ser excluidos socialmente?

Las especies animales se dividen en machos y hembras. En los humanos al macho socializado afectado por la cultura se le denomina hombre y a su actuar, la masculinidad. Se ha dicho que la posibilidad de hacer construcciones lógicas parece ser inherente al hombre y que las mujeres tienden a ser más emocionales. Igualmente, que quien desarrolla pensamiento tiene el poder, y estos se atribuyen primordialmente a los hombres.

La masculinidad es un imaginario, “deber ser” influenciado en su construcción social por la cultura, las interacciones sociales y las maneras de explicar el mundo relacionado con la sexualidad, que en Colombia tiene un marcado acento judeocristiano. Podemos afirmar que hay tantas masculinidades como seres que las asumen o desean asumirla; no es específica de los hombres sino también de los trangéneros, quienes habiendo nacido mujeres y criadas en la feminidad transitaron hacia lo masculino, y de aquellas otras quienes en su transito identitario abandonaron el modelo masculino para aproximarse y “estar siendo” en lo femenino.

El machismo es una construcción ideológica, una forma de actuar e intercambiar socialmente, de ejercer poder directamente emparentada con el ejercicio del modelo de masculinidad imperante en la cultura. A quienes vivencian ésta situación desde su ser hombres se les denomina machos. El macho o quienes pretenden estarlo siendo se asumen seres superiores a quienes no lo son.

Los machos apoyados por las mujeres y sus proceso de endoculturación en la familia, la escuela, enmarcados por la cultura y las relaciones sociales han construido los imaginarios sobre cómo “debe ser” el comportamiento apropiado para la especie (ya sean hombres o mujeres) y excluyen, estigmatizan, vulneran y marginan a quienes no socializan como típicamente machos.

La separación social entre machos, machos no tan machos, mujeres machas y mujeres por supuesto no es fruto de un desarrollo racional, sino consecuencia de procesos emocionales, lo que nos llevaría a confirmar el supuesto de que el machismo -y sus consecuencias- son el resultado de la emocionalidad y no de la racionalidad.

El poder autoreferenciado del macho, aceptado por algunas mujeres y homosexuales, ha dado a los hombres, y en especial a los “machos”, una serie de posibilidades para el relacionamiento que se derivan en formas de poder, que se auto y heteroafirman en el poseer uno de los elementos representativos de la imagen corporal del cuerpo del animal macho -el falo. Este pone a quien lo posee en la escala superior de su especie, en lo que se ha denominado falocracia.

En ésta, tanto las mujeres como los hombres que no asumen el machismo como su referente pleno, son entendidos y asumidos socialmente como grupos a quienes se puede estigmatizar, vulnerar, agredir e incluso, se les considera faltos de hormonas: afirmando que “es la testosterona y no la emocionalidad lo que lleva a los hombres a la aproximación carnal”.

La explicación biologicista del ejercicio de la falocracia olvida que en el proceso de socialización y por los efectos de la cultura los hombres, al convertirse en adultos, aun cuando se afirmen como seres racionales no pueden negar su parte emocional e instintiva. El machismo niega la emoción como una posibilidad condicionada cerebralmente y excluye a todo aquel que aparezca como sensible o exprese su emocionalidad, más aún en situaciones en las que “todo hombre debe ejercer su autocontrol”, como en el duelo, el dolor y en la expresión de los afectos.

Los hombres homosexuales que tienen problemas en la construcción de su identidades de sexo y masculinidad han encontrado dos alternativas para socializar: primero, fingirse “machos” para ser aceptados; y, segundo, asumirse como sujeto-objeto de exclusión, y en consecuencia permitirla y autoexcluirse. Alternativas a las que recurren ciertos heterosexuales igualmente en crisis identitaria.

Los primeros como una manera de “resolver” dichas contradicciones se construyen para sí mismos y los demás un cuerpo “machificado”, ya sea por el desarrollo extremo de su musculatura por medio del ejercicio físico, o por la ingesta de substancias, como los esteroides. Otros menos interesados en hacer del gimnasio su espacio para la “machificación” prefieren estrategias más rápidas y menos exigentes como la aplicación cosmética de prótesis (implantes de silicona y otros materiales que emulan la musculatura hipertrofiada).

Algunos pocos hombres prefieren, con ayuda medica y a veces de un simple vendedor de medicamentos no formado para ello, construirse ciertos rasgos secundarios con la aplicación de hormonas como la testosterona, con lo que logran cambios significativos en la tersura de la piel, en la estructura muscular e incluso, el aceleramiento de la alopecia, considerada por algunos como otro símbolo en la imagen del macho y la presencia marcada de vello.

De maricas y medios de comunicación

¿Por qué se produce tanto revuelo por un artículo sobre maricas en medios masivos de comunicación que se supone son para heterosexuales? o, ¿Por qué nunca hay tanta algarabía de los homosexuales ante el bombardeo permanente de artículos sobre la heterosexualidad que se encuentran en todos los medios de comunicación?

Me sorprende positivamente que medios que se suponen escritos exclusivamente para heterosexuales promedio se tomen un espacio para escribir sobre la homosexualidad, pero más aún me inquieta el revuelo que esto causa, ya que la respuesta obtenida es un esbozo de uno de los efectos sociales de la homofobia.

Probablemente la exasperación se deba a que los heterosexuales, a diferencia de los homosexuales, entran en crisis ante un acercamiento a la homosexualidad, y lo hacen por una sencilla razón, en general cuando un gay sabe lo que es, no le afecta lo que los otros son; pero para un heterosexual, la homosexualidad es algo que le preocupa porque la mayoría de ellos resultó heterosexual, como por arte de magia, sin proponérselo, sin darse cuenta.

A los heterosexuales machistas por naturaleza, para la muestra los comentarios de lectores y lectoras al blog anterior sobre el machismo, les gustan las mujeres, se sienten plenos con una vulva y unas tetas porque así los criaron: heterosexuales y como resultado de su castroeducación sexual nunca se preguntan si realmente eso es lo que les gusta, lo que desean, lo que les llena plenamente, razón por la que encontrarse con un discurso positivo sobre la homosexualidad los confronta en la medida en que les posibilita la reflexión sobre sí mismos y más aun, las dudas con respecto así.

La homosexualidad produce crisis porque resalta la incoherencia en la definición de la orientación sexual que existe en la mayoría de los heterosexuales; porque pone en duda el modelo socializado del “deber ser” heterosexual, masculino, machista, falocrático y sexista; porque evidencia que la heterosexualidad no es la única posibilidad posible y sobre todo, porque les permite darse cuenta que su comportamiento machista y por lo tanto cosificador de las mujeres no es precisamente lo que las mujeres desean aun cuando si lo que ellos mismos quieren.

No es que ser homosexual sea precisamente lo mejor que nos puede suceder; las cartas airadas, agresivas y sexistas de muchos lectores demuestran que tan arraigada se lleva la violencia en nuestro interior, pero sobre todo evidencian por qué preferimos la guerra a la paz; habría que traer a colación la idea de algunas feministas con respecto a que violencia es sinónimo de machismo y que, en un país de machos que se niegan a dejar de serlo y por tanto, a dejar de ejercer el poder sobre las mujeres e incluso sobre otros hombres es imposible experienciar en el cotidiano situaciones tan elementales como la libertad de opinión.

El problema además es más profundo: no es que un marica escriba en la revista, es que el modelo de la heterosexualidad lo enseñan los homosexuales. Somos precisamente nosotros los modelos que en la televisión les enseñamos a comportarse como machos, les contamos que loción usar, que prendas vestir, que cigarrillo fumar, como conquistar a una mujer, e inclusive les damos consejos sobre como tirar bien.

A diferencia de la mayoría de los heterosexuales cuando nos relacionamos con las mujeres evidenciamos en ellas que son personas y no objetos sexuales, o si no pregúnteles a las mujeres por qué se ensañan a llevar a la cama a un homosexual? No es precisamente para redimirnos en heterosexuales sino porque en la cama un homosexual que se decide a relacionarse con una mujer generalmente les hace descubrir que el mayor órgano sexual que tienen es toda su piel y no solamente lo son las parcelas del clítoris y las tetas; porque los homosexuales solemos ser cómplices y no flajeladores fálicos y además porque entendemos que el pene no es el símbolo de la dominación o el único objeto posible de placer sino tan solo un instrumento en el encuentro, tan valido como lo son la yema de los dedos o la caricia de la palabra.

Es necesario darse cuenta que algunos de los heterosexuales terminan siendo viejos verdes, copuladores compulsivos, hombres solitarios o proveedores de enseres domésticos a quienes las mujeres detestan o simplemente se aguantan porque tiene claro que entre tanta ineficiencia lo mejor es quedarse con el menos peor.

El temor a conceder derechos plenos a los homosexuales y en general a la población LGBT, demostrado en el Congreso de la república y en el Concejo de Bogotá lo que demuestra en que para los políticos no es positivo que todos los ciudadanos y ciudadanos tengamos los mismos derechos y posibilidades para la convivencia solidaria y democrática ya que al asumir la diversidad y la diferencia como una posibilidad real, tendrían que aceptar que lo que los separa de los miembros de otros grupos políticos no es precisamente su ideología sino los votos que a la final puedan obtener cuando se presenten como candidatos(as) a cualquier contienda electoral.

El General Freddy Padilla refiriéndose a la pregunta de si hay homosexuales en las fuerzas militares, en el programa “Qué está cocinando D´artagnan", respondió: “Pueden existir de hecho, los debe haber y seguramente no se han detectado. Lo que a nosotros más nos preocupa con ese tema, es lo que puede eso significar desde el punto de vista de la disciplina, nosotros si pensamos que la disciplina es un elemento esencial para poder tener una organización que responda a las necesidades del país”. Me pregunto si el hecho de que alguien sea homosexual lo hace desordenado. Por supuesto esta es otra falsa creencia sobre los homosexuales que no tiene ningún fundamento científico.