¿Por qué se produce tanto revuelo por un artículo sobre maricas en medios masivos de comunicación que se supone son para heterosexuales? o, ¿Por qué nunca hay tanta algarabía de los homosexuales ante el bombardeo permanente de artículos sobre la heterosexualidad que se encuentran en todos los medios de comunicación?
Me sorprende positivamente que medios que se suponen escritos exclusivamente para heterosexuales promedio se tomen un espacio para escribir sobre la homosexualidad, pero más aún me inquieta el revuelo que esto causa, ya que la respuesta obtenida es un esbozo de uno de los efectos sociales de la homofobia.
Probablemente la exasperación se deba a que los heterosexuales, a diferencia de los homosexuales, entran en crisis ante un acercamiento a la homosexualidad, y lo hacen por una sencilla razón, en general cuando un gay sabe lo que es, no le afecta lo que los otros son; pero para un heterosexual, la homosexualidad es algo que le preocupa porque la mayoría de ellos resultó heterosexual, como por arte de magia, sin proponérselo, sin darse cuenta.
A los heterosexuales machistas por naturaleza, para la muestra los comentarios de lectores y lectoras al blog anterior sobre el machismo, les gustan las mujeres, se sienten plenos con una vulva y unas tetas porque así los criaron: heterosexuales y como resultado de su castroeducación sexual nunca se preguntan si realmente eso es lo que les gusta, lo que desean, lo que les llena plenamente, razón por la que encontrarse con un discurso positivo sobre la homosexualidad los confronta en la medida en que les posibilita la reflexión sobre sí mismos y más aun, las dudas con respecto así.
La homosexualidad produce crisis porque resalta la incoherencia en la definición de la orientación sexual que existe en la mayoría de los heterosexuales; porque pone en duda el modelo socializado del “deber ser” heterosexual, masculino, machista, falocrático y sexista; porque evidencia que la heterosexualidad no es la única posibilidad posible y sobre todo, porque les permite darse cuenta que su comportamiento machista y por lo tanto cosificador de las mujeres no es precisamente lo que las mujeres desean aun cuando si lo que ellos mismos quieren.
No es que ser homosexual sea precisamente lo mejor que nos puede suceder; las cartas airadas, agresivas y sexistas de muchos lectores demuestran que tan arraigada se lleva la violencia en nuestro interior, pero sobre todo evidencian por qué preferimos la guerra a la paz; habría que traer a colación la idea de algunas feministas con respecto a que violencia es sinónimo de machismo y que, en un país de machos que se niegan a dejar de serlo y por tanto, a dejar de ejercer el poder sobre las mujeres e incluso sobre otros hombres es imposible experienciar en el cotidiano situaciones tan elementales como la libertad de opinión.
El problema además es más profundo: no es que un marica escriba en la revista, es que el modelo de la heterosexualidad lo enseñan los homosexuales. Somos precisamente nosotros los modelos que en la televisión les enseñamos a comportarse como machos, les contamos que loción usar, que prendas vestir, que cigarrillo fumar, como conquistar a una mujer, e inclusive les damos consejos sobre como tirar bien.
A diferencia de la mayoría de los heterosexuales cuando nos relacionamos con las mujeres evidenciamos en ellas que son personas y no objetos sexuales, o si no pregúnteles a las mujeres por qué se ensañan a llevar a la cama a un homosexual? No es precisamente para redimirnos en heterosexuales sino porque en la cama un homosexual que se decide a relacionarse con una mujer generalmente les hace descubrir que el mayor órgano sexual que tienen es toda su piel y no solamente lo son las parcelas del clítoris y las tetas; porque los homosexuales solemos ser cómplices y no flajeladores fálicos y además porque entendemos que el pene no es el símbolo de la dominación o el único objeto posible de placer sino tan solo un instrumento en el encuentro, tan valido como lo son la yema de los dedos o la caricia de la palabra.
Es necesario darse cuenta que algunos de los heterosexuales terminan siendo viejos verdes, copuladores compulsivos, hombres solitarios o proveedores de enseres domésticos a quienes las mujeres detestan o simplemente se aguantan porque tiene claro que entre tanta ineficiencia lo mejor es quedarse con el menos peor.
El temor a conceder derechos plenos a los homosexuales y en general a la población LGBT, demostrado en el Congreso de la república y en el Concejo de Bogotá lo que demuestra en que para los políticos no es positivo que todos los ciudadanos y ciudadanos tengamos los mismos derechos y posibilidades para la convivencia solidaria y democrática ya que al asumir la diversidad y la diferencia como una posibilidad real, tendrían que aceptar que lo que los separa de los miembros de otros grupos políticos no es precisamente su ideología sino los votos que a la final puedan obtener cuando se presenten como candidatos(as) a cualquier contienda electoral.
El General Freddy Padilla refiriéndose a la pregunta de si hay homosexuales en las fuerzas militares, en el programa “Qué está cocinando D´artagnan", respondió: “Pueden existir de hecho, los debe haber y seguramente no se han detectado. Lo que a nosotros más nos preocupa con ese tema, es lo que puede eso significar desde el punto de vista de la disciplina, nosotros si pensamos que la disciplina es un elemento esencial para poder tener una organización que responda a las necesidades del país”. Me pregunto si el hecho de que alguien sea homosexual lo hace desordenado. Por supuesto esta es otra falsa creencia sobre los homosexuales que no tiene ningún fundamento científico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario