domingo, 10 de enero de 2010

Punto G femenino en entredicho por algunos científicos, pero no por ello deja de ser placentera su búsqueda

Manuel Antonio Velandia Mora
España, Enero de 2010


Recientes investigaciones afirman que el punto G, elemento cuya búsqueda se ha vuelto trascendental en la vida sexual para algunas mujeres, es producto de la imaginación. Por su parte otros investigadores y muchas mujeres con una buena vida sexual aseguran lo contrario.

El punto de Grafenberg, conocido como punto “G” fue llamado así en honor al ginecólogo alemán Ernest Grafenberg, quien se afirma fue quien lo descubrió en 1950. Beverly Whipple, sexóloga estadounidense que junto con su equipo acuñó el término Punto G en 1981, asegura que todas las mujeres tienen mayor o menor sensibilidad en esa zona, lo que quiere decir que todas lo poseen.

Andrea Burri ha denunciado que "es bastante irresponsable reivindicar la existencia de una entidad que nunca ha sido probada". Sus apreciaciones se derivan de las conclusiones de un estudio realizado con 1.800 mujeres, en el cual participó como investigadora junto a otros investigadores del King´s College del Reino Unido, que no encontró prueba alguna de su existencia, por lo que aseguran que el punto de Grafenberg no existe.

Participaron como sujetos de la investigación gemelas idénticas y mellizas entre los 23 y los 83 años. A todas las mujeres se les preguntó por separado que si tenían punto G y que dónde estaba localizado. En el momento de analizar la respuestas, los investigadores esperaban que si el punto G realmente existía lo contestado por las gemelas tendría que ser lo mismo ya que tienen los genes idénticos. Sin embargo, no fue posible establecer un patrón en sus respuestas. El 56 % de las mujeres afirmaron tener punto “G”, pero sus hermanas gemelas no hicieron la misma afirmación.

Los investigadores concluyeron que si las gemelas no tienen en común el punto “G” que se cree está localizado en el área genital aún cuando comparten la misma información genética, es menos probable que coincidan las mellizas que únicamente comparten la mitad de los genes.

De acuerdo con las declaraciones de Tim Spector, profesor de epidemiología genética: “las mujeres argumentan que tener un punto “G” se debe a la dieta o el ejercicio, pero de hecho es prácticamente imposible encontrarlo.”

Situándose en la vereda opuesta, el ginecólogo italiano Emmanuele Jannini, afirma que para encontrar el Punto “G” hay que buscar en la parte superior frontal de la vagina a un dedo de profundidad. En 2008 Jannini informó haber descubierto en algunas mujeres la localización exacta del punto G a través de ecografías.

Cabe preguntarse si los investigadores pueden preguntar al respecto a mujeres que nunca estuvieron enteradas de su posible existencia, o que no tienen una relación cercana con su genitalidad. La sexóloga Beverley Whipple, criticó estas conclusiones ya que, a su juicio, no tienen en cuenta las experiencias de las mujeres lesbianas o bisexuales e ignora el uso de diferentes técnicas sexuales.

Exista o no el punto “G” es verdad que algunas mujeres pueden llegar a tener orgasmos tan intensos que incluso obtienen una especie de eyaculación, luego de la estimulación de la zona que se conoce como punto “G”. Por supuesto para estimularlo, dicen quienes afirman haberlo encontrado, se puede usar un vibrador, con el que se provocan contracciones musculares en toda la zona pélvica y por supuesto vaginales a modo de espasmos sintiendo perfectamente como la vagina se abre y se cierra ayudando a expulsar todos los fluidos vaginales que se fueron segregando durante toda la excitación sexual.

Por otra parte, aunque se de fe de su existencia, es casi imposible encontrarlo, de acuerdo con el estudio del King´s College que sugiere que la zona erógena de la mujer no existe y que es una invención producto de la imaginación y la información obtenida de revistas y distintas terapias sexuales.

Con o sin punto “G”, lo que sí es verdad es que una buena estimulación clitoriana y de la zona en la que lo han ubicado quienes reconocen su posible existencia, logra un gran placer en aquellas mujeres que se autorizan a explorar su sexualidad y específicamente su genitalidad y a acompañar a sus parejas en su búsqueda; pues si el punto no existe, el intento para localizarlo ya sea sola o en compañía de tu chica es lo suficientemente placentera como para volverse exploradoras profesionales.

El problema de tratar de localizar el punto de Gräfenberg por sí mismas, considera la Dra. Whipple, es que se necesitan dedos muy largos o una vagina corta para alcanzar el área mientras yacen acostadas sobre la espalda… Al experimentar con el punto “G” se necesitará aplicar una presión mayor que la que hace en el clítoris y puede sentir una sensación interna mayor que la que se siente con la estimulación clitoriana.”

1 comentario:

Elfantasmadeheliogabalo.blogspot dijo...

HAsta donde tengo entendido el famoso punto G es algo más complejo de lo que la gente cree, y no esta necesariamente relacionado con un punto de sensibilidad para el placer sexual, este punto G es más bien una ruta metabólica, así que ojo con esas ideas raras....