Si por la iglesia católica fuera, el sol seguiría girando alrededor de la tierra
Por Manuel Antonio Velandia Mora
España, Abril de 2012
Si fuera por la jerarquía de la iglesia católica, la tierra
sería todavía plana, la inquisición estaría vigente, la medicina se seguiría
considerando brujería y las mujeres sólo servirían para hacer oficio en la casa.
Una tendencia en los países en los que hay matrimonio
católico es que cada vez hay más parejas que se casan por el juzgado que por la
Iglesia y se incrementa el número de divorcios y en consecuencia también crece la
cantidad de núcleos familiares monoparentales, es decir, aquellas en las que
una mujer (soltera o no) o un hombre solo son su cabeza, las que son dirigidas
por una madre separada o por un padre en similar condición, o por ejemplo, las
constituidas por un hombre homosexual o una mujer lesbiana y sus hijos biológicos
o adoptados.
Por otra parte la iglesia católica tiene graves problemas en
la definición de que es una familia. En general distingue entre aquellas con la
bendición eclesial y aquellas que se constituyen en otras circunstancias. Tal vez por ello a
muchos no les sorprende su actitud ante el reciente y trascendental fallo de la
Corte Constitucional en el que se indicó a los fondos de pensiones que las
parejas homosexuales también constituyen familia y que, por lo tanto, violan se
atenta contra la Constitución Política de 1991.
Monseñor Juan Vicente Córdoba, Secretario general de la
Conferencia Episcopal colombiana, ha afirmado a los medios que “la familia en Colombia es entre hombre y
mujer…que se reúnan a vivir tres hombres juntos, eso no es familia; que se
reúnan dos amigas a vivir juntas, eso no es familia; eso se llama grupos de
amigos viviendo juntos”. Bueno, menos mal que solo es en este país y nos e
atreve a pontificar para el mundo entero.
El temor de Córdoba no solo es que se acepte una nueva
definición de familia, su temor más profundo es que “para la Iglesia no sería para nada raro que la Corte Constitucional
termine concluyendo que las parejas del mismo sexo pueden adoptar”.
Claro, la iglesia prefiere aplicar la “caridad cristiana” en
sus instituciones y atender (dije atender, no vulnerar sexualmente) a los
menores o que estos sean habitantes de la calle a que reciban amor y la solidaridad de una persona
homosexual o lesbiana.
Legislar pensando en los derechos humanos es “un adefesio de tipo jurídico y de tipo
constitucional en el país”, dijo en Secretario en diálogo con RCN.
Monseñor considera, olvidando la Constitución y las
estadísticas, que “Colombia es un país
católico y cristiano”, y que “no está
siendo respetada la herencia cultural y religiosa”. Una herencia que nos llegó vía genocidio y que
se impuso sobre la cultura propia, mucho más humana y respetuosa que la
impuesta por la iglesia católica.
El Secretario ha dicho “con
los homosexuales no tenemos problemas, son hijos nuestros, son parte de la
Iglesia, tiene dignidad y son colombianos con derechos y deberes. Si quieren
vivir juntos que vivan, que hereden su salud y derechos patrimoniales”
olvidó eso si decir que incluso son o hemos sido sus parejas sexuales.
Así como Juan Pablo II
debió pedir perdón a los judíos en el Muro de los Lamentos por guardar
silencio ante el holocausto nazi, con seguridad en el futuro la iglesia
católica tendrá que pedir perdón por tratarnos como ciudadanos de tercera y
como pervertidos.
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