Manuel Antonio Velandia Mora
España septiembre 2013
Hacer fila y pagar por ver desnudos masculinos
¿una moda?
En todos los museos del
mundo hay obras en las cuales pueden observarse el desnudo masculino, sin
embargo, hasta el pasado otoño de 2012
con la exposición de Nackte Männer, en el Leopold Museum de Viena, una
exposición que comenzaba con la Ilustración a finales del siglo los 18, no se
había exhibido en un mismo espacio tal apreciable cantidad de obras con este
tema.
Actualmente se encuentra es exhibición en el Museo
de Orsay, en Paris, una exposición que culmina el 2 enero de 2014, denominada
Masculino/ Masculino que reúne pintura, escultura, artes gráficas y fotografía.
La pregunta que todos se hacen es por qué desnudo masculino, cuando bien
podría preguntarse por qué siempre desnudo femenino. Bueno, la respuesta es sencilla,
el cuerpo femenino, desnudo o no, se ha convertido en una mercancía, en un
objeto de publicidad y ya desde el siglo XIX se erigía en
objeto del deseo del macho falócrata.
Recordemos que el ideal de belleza siempre se basó en el cuerpo masculino. El
arquitecto romano Marco Vitruvio Polión (Siglo I a.C.), teorizó sobre la
aplicación de la sección áurea. Este sistema de relaciones armónicas, también
conocido como la proporción divina, fue trasladado a la figura humana por Da
Vinci y tuvo una gran importancia durante el renacimiento. El dibujo de Da
Vinci que inscribe al hombre en un cuadrado y un círculo, lo situó en el centro
del Universo: en esta proporción del ser
humano, la distancia desde la cabeza hasta el ombligo y desde éste hasta los
pies, debe ser la misma que la proporción entre la distancia desde el ombligo
hasta los pies y desde estos a la cabeza, un hombre cuyas proporciones le
engrandecen.
De esta belleza proporcional pronto se pasó al cuerpo musculado, pero ya
desde los artistas griegos el pene se trata con cierto pudor y se presenta atrofiado
o bien disimulado bajo cualquier accesorio (espadas, hojas, o cabezas de
animales, entre otros o también telas, generalmente drapeadas).
Ya en las escuelas de pintura y escultura en el siglo XVII se considera
primordial en la enseñanza, el dominio de la ejecución del desnudo masculino. Hasta
bastante avanzado el siglo XX los modelos fueron únicamente masculinos, por
motivos morales pero también porque se considera al hombre como el arquetipo
del canon humano.
A lo largo del siglo XIX la mirada hacia el cuerpo masculino se va
transformando y va ganando fuerza la visión médica e higienista, que incide de
forma directa sobre el concepto del desnudo. Por una parte, se multiplican los
movimientos de educación física y los gimnasios y por otra, los pintores como Eugene
Jansson, los toman como sus modelos.
En USA, a mediados del siglo pasado, los primeros modelos atléticos desnudos aparecieron
en “Physique Pictorial” y desde esa revista se fortaleció la idea del hombre
masculinizado en el gimnasio como el modelo del cuerpo deseado por los hombres
homosexuales; un modelo que posteriormente pasó a ser icono tanto masculino
como femenino.
Sobre las muchas imágenes posteriores al siglo XVIII y las diversas
acepciones del cuerpo masculino, en Orsay se exponen obras de Auguste Rodin, Nackte
Männer, Jean-Baptiste Frédéric Desmarais, George Hoyningen-Huene, Pierre et
Gilles, Jean-Bernard Duseigneur, Schiele, Bonnat, William Bouguereau, Ron Mueck,
Frédéric Bazille, Hippolyte Flandrin, Hodler, Munch, Gloeden, Louise Bourgeois, Paul Cadmus, Cocteau, Hockney,
Anne-Louis Girodet, Paul Cadmus, Winckelmann, Gustave Moreau, Hodler, entre otros.
En Colombia, los artistas también han trabajado el desnudo masculino, lo
han hecho desde muy conocidos hasta emergentes, pintores, escultores y
fotógrafos, como Feliz Ángel, Luis Caballero, Ruvén Afanador, Álvaro Barrios, Juan
Antonio Roda, Rodrigo Arenas Betancourt, Hernán Díaz, Alex Stevenson Díaz, Jaime
Rodríguez Romero o Francois Betancourt.
La orientación sexual de los artistas no siempre tiene una relación directa
con lo que pintan, esculpen o fotografían aun cuando quiera leerse en sus obras
una identidad sexual, y tal vez en algunas de ellas pueda interpretarse el
deseo por el cuerpo del hombre, pero también en las obras se encuentra la
ambigüedad sexual, el valor del heroísmo, la santidad, la admiración sin
límites por la perfección del cuerpo, la fuerza, la sensualidad, la erotización
e incluso, la vulnerabilidad.
Como puede leerse el desnudo masculino puede interpretarse de múltiples
maneras, no es una novedad, aun cuando si lo es la organización, una tras otra,
de dos grandes exposiciones en dos importantes museos. Por supuesto en
Colombia, que siempre llegamos tarde a muchas cosas, una exposición de este
tipo puede demorarse, aun cuando no pueden olvidarse las ya míticas
exposiciones de Luis Caballero en la Galería Garcés y Velázquez.
Yo no soy famoso, pero quiero contarles que una de mis grabados sobre esta
temática ahora hace parte del Fondo de Grabado del Instituto Alicantino de
Cultura Juan Gil-Albert, una obra realizada en el Taller de Grabado Eusebio
Sampere.
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