miércoles, 2 de octubre de 2013

La belleza del desnudo masculino

Manuel Antonio Velandia Mora
España septiembre 2013


Hacer fila y pagar por ver desnudos masculinos ¿una moda?

En todos los museos del mundo hay obras en las cuales pueden observarse el desnudo masculino, sin embargo, hasta el pasado  otoño de 2012 con la exposición de Nackte Männer, en el Leopold Museum de Viena, una exposición que comenzaba con la Ilustración a finales del siglo los 18, no se había exhibido en un mismo espacio tal apreciable cantidad de obras con este tema.
Actualmente se encuentra es exhibición en el Museo de Orsay, en Paris, una exposición que culmina el 2 enero de 2014, denominada Masculino/ Masculino que reúne pintura, escultura, artes gráficas y fotografía.
La pregunta que todos se hacen es por qué desnudo masculino, cuando bien podría preguntarse por qué siempre desnudo femenino. Bueno, la respuesta es sencilla, el cuerpo femenino, desnudo o no, se ha convertido en una mercancía, en un objeto de publicidad y ya desde el siglo XIX se erigía en objeto del deseo del macho falócrata.
Recordemos que el ideal de belleza siempre se basó en el cuerpo masculino. El arquitecto romano Marco Vitruvio Polión (Siglo I a.C.), teorizó sobre la aplicación de la sección áurea. Este sistema de relaciones armónicas, también conocido como la proporción divina, fue trasladado a la figura humana por Da Vinci y tuvo una gran importancia durante el renacimiento. El dibujo de Da Vinci que inscribe al hombre en un cuadrado y un círculo, lo situó en el centro del Universo: en esta  proporción del ser humano, la distancia desde la cabeza hasta el ombligo y desde éste hasta los pies, debe ser la misma que la proporción entre la distancia desde el ombligo hasta los pies y desde estos a la cabeza, un hombre cuyas proporciones le engrandecen.
De esta belleza proporcional pronto se pasó al cuerpo musculado, pero ya desde los artistas griegos el pene se trata con cierto pudor y se presenta atrofiado o bien disimulado bajo cualquier accesorio (espadas, hojas, o cabezas de animales, entre otros o también telas, generalmente drapeadas).
Ya en las escuelas de pintura y escultura en el siglo XVII se considera primordial en la enseñanza, el dominio de la ejecución del desnudo masculino. Hasta bastante avanzado el siglo XX los modelos fueron únicamente masculinos, por motivos morales pero también porque se considera al hombre como el arquetipo del canon humano.
A lo largo del siglo XIX la mirada hacia el cuerpo masculino se va transformando y va ganando fuerza la visión médica e higienista, que incide de forma directa sobre el concepto del desnudo. Por una parte, se multiplican los movimientos de educación física y los gimnasios y por otra, los pintores como Eugene Jansson, los toman como sus modelos.
En USA, a mediados del siglo pasado, los primeros modelos atléticos desnudos aparecieron en “Physique Pictorial” y desde esa revista se fortaleció la idea del hombre masculinizado en el gimnasio como el modelo del cuerpo deseado por los hombres homosexuales; un modelo que posteriormente pasó a ser icono tanto masculino como femenino.
Sobre las muchas imágenes posteriores al siglo XVIII y las diversas acepciones del cuerpo masculino, en Orsay se exponen obras de Auguste Rodin, Nackte Männer, Jean-Baptiste Frédéric Desmarais, George Hoyningen-Huene, Pierre et Gilles, Jean-Bernard Duseigneur, Schiele, Bonnat, William Bouguereau, Ron Mueck, Frédéric Bazille, Hippolyte Flandrin, Hodler, Munch, Gloeden,  Louise Bourgeois, Paul Cadmus, Cocteau, Hockney, Anne-Louis Girodet, Paul Cadmus, Winckelmann, Gustave Moreau, Hodler, entre otros.
En Colombia, los artistas también han trabajado el desnudo masculino, lo han hecho desde muy conocidos hasta emergentes, pintores, escultores y fotógrafos, como Feliz Ángel, Luis Caballero, Ruvén Afanador, Álvaro Barrios, Juan Antonio Roda, Rodrigo Arenas Betancourt, Hernán Díaz, Alex Stevenson Díaz, Jaime Rodríguez Romero o Francois Betancourt.
La orientación sexual de los artistas no siempre tiene una relación directa con lo que pintan, esculpen o fotografían aun cuando quiera leerse en sus obras una identidad sexual, y tal vez en algunas de ellas pueda interpretarse el deseo por el cuerpo del hombre, pero también en las obras se encuentra la ambigüedad sexual, el valor del heroísmo, la santidad, la admiración sin límites por la perfección del cuerpo, la fuerza, la sensualidad, la erotización e incluso, la vulnerabilidad.
Como puede leerse el desnudo masculino puede interpretarse de múltiples maneras, no es una novedad, aun cuando si lo es la organización, una tras otra, de dos grandes exposiciones en dos importantes museos. Por supuesto en Colombia, que siempre llegamos tarde a muchas cosas, una exposición de este tipo puede demorarse, aun cuando no pueden olvidarse las ya míticas exposiciones de Luis Caballero en la Galería Garcés y Velázquez.
Yo no soy famoso, pero quiero contarles que una de mis grabados sobre esta temática ahora hace parte del Fondo de Grabado del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, una obra realizada en el Taller de Grabado Eusebio Sampere.

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