Por Manuel Velandia
España, Junio de 2009
Cuando llegué a España en búsqueda de asilo político y por discriminación sexual, el primer gran hallazgo consistió en darme cuenta que venía viejo y llegué joven. En este país de personas adultas mayores en su mayoría, se es joven hasta los 35 años, se es adulto hasta los cincuenta y tan sólo se es adulto mayor después de los 65 o algo más, así que para llegar a la tercera edad han de pasar muchos años.
La ventaja de ser tan sólo un adulto es que tú te sientes más pleno y vivo por el reconocimiento de tus capacidades y la valoración social que se hace de tu aporte cultural, social, político productivo y económico; en consecuencia, las personas permanecen activas por mucho más tiempo, a diferencia de Colombia donde a los treinta y cinco se es viejo, y a los 55, casi un anciano.
El hecho de que aquí, muchas de las relaciones afectivas y de lealtad se vivan en el espacio publico igualmente posibilita encontrar en bares, cafés, restaurantes y centros culturales a gran cantidad de personas mayores con quienes compartir; sin embargo, el que algunas de ellas aun te vean joven, pone a personas de mi edad en una especie de sándwich y tiene como resultante que no haya para los de mi edad muchas ofertas culturales y alternativas de socialización.
Todo este preámbulo tiene que ver con que hoy estoy cumpliendo años, así mismo con darme cuenta de las grandes perspectivas que en estos países más civilizados nos esperan a quienes hemos inmigrado y ya no se nos veía tan jóvenes; me alegro por mis amigos colombianos que han venido a vivir a España y llegaron como pensionados, lograron ubicarse laboralmente y tienen ante sí la posibilidad de lograr una nueva pensión y un reconocimiento del que, con el paso de los años, se verían imposibilitados en Colombia.
Estar lejos y cumplir años es también una oportunidad para darme cuenta sobre las relaciones de lealtad y sobre quiénes son tus amigos, quién te ama y te recuerda… El mail se ha vuelto aún más imprescindible, igualmente Facebook y otras posibilidades de mensajería instantánea y de llamadas gratuitas y de bajo costo.
Aquello que algunos llaman la cultura inmaterial (las recetas del ajiaco y otros platos) adquieren aquí y en estos momentos un sentido muy especial, que también lo adquieren regalos como un paquete de guascas deshidratadas, unos bocadillos, un arequipe… y que se suman al placer de conseguir la tienda en donde comprar las pulpas de las frutas que tanto añoras, la ponymalta, la harina para las arepas o las papas criollas. Por supuesto todo tiene un precio entre cuatro y seis veces más que en cualquier supermercado de barrio en Colombia, pero poderlo gozar no es un gasto sino una inversión.
Ahora más que nunca me gusta participar de algunos debates nacionales colombianos, le doy mucho más sentido al opinar y al poder participar de ciertas construcciones sociales y políticas. Recibir mail en los que se me informa sobre asuntos tales como el avance de la parapolítica, los debates sobre los derechos de los diversos sexuales no heterosexuales, el sentido del cuerpo y la negativa al reconocimiento de los cuerpos re-construidos a plena conciencia, la reelección del beato furibe o los descaches de la iglesia católica, me hacen ver que no estamos tan lejos de lo que en otros continentes se debate y que en todos los lados se cuecen habas; eso si, también las cartas y comentarios de amigos, y no tanto, me permiten reconocer que los crímenes de odio y la saña con la que se cometen en nuestro país algunos asesinatos, sobrepasan las formas de violencia que en este lado del charco suelen verse.
Por supuesto, también me ayudan a reflexionar sobre la importancia que aquí tienen construcciones teóricas y cambios sociales, culturales y políticos en temas tan importantes como los derechos sexuales, la equidad de géneros, la violencia de género, el aborto o la educación para la ciudadanía. Aprendizajes que espero aportar en el momento oportuno; ganancias epistemológicas y ontológicas con las que me lleno de herramientas para poder entender el mundo de otras maneras.
Claro está que también he descubierto que mis ojos y mi mente, estaban más cerca de los teóricos norteamericanos y que en nuestras universidades se desconocen o ignoran importantes pensadores europeos. Aquí prima el eurocentrismo, es verdad; pero también hay cierta apertura a aquello que desde nuestra Latinoamérica, tú puedes aportar.
No puedo negar que me sorprende la falta de conocimiento sobre America Latina, en general, como también el importante acercamiento y reconocimiento que se tiene de África y sus problemas. Es extraño e igualmente enriquecedor que me reconozcan indígena; hecho que también me ha ayudado a introyectar y hacer conciencia sobre la importancia de nuestra propia multiculturalidad étnica y lingüística y para movilizar la conciencia de mis raíces y cultura.
En este sin cuenta cumpleaños he de decir que amo más a mi familia y amigos/as, que soy más colombiano e internacional que nunca, que me he vuelto más radical en algunas de mis ideas y más abierto a la diferencia y al reconocimiento de las diversidades; que valoro más las unicidades y respeto más la opinión fundamentada de los contradictores, pero igualmente he de afirmar que me preocupan más las amenazas de muerte, las agresiones de todo orden y la incapacidad de algunos/as para reconocer que todo ser humano es digno de respeto, aun cuando también tengo claro que no puedo tolerar a quienes en nombre de la libertad o de la paz se convierten en guerreros de la muerte.
Gracias a todos/as/es aquellos/as/es quienes con sus palabras, comentarios, opiniones, desacuerdos me hacen libre y me ayudan a crecer. Si tu eres uno/a de ellos/as/es van para ti mis buenos deseos, porque contigo me animo a seguir cumpliendo años.
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