martes, 13 de noviembre de 2012

El amor no es posible sin la dialógica

Por Manuel Antonio Velandia Mora
España, noviembre de 2012

Para no morir por el peso de la ausencia no podemos permitirnos callar; para no dejarnos llevar por las emociones que nos aíslan y no reconocen al otro como un auténtico otro, no podemos permitirnos callar; para entender que es difícil llevar solo el peso de la culpa, el dolor, la violencia, la ira… no podemos permitirnos callar; para decir que nos sentimos solos, tristes, desamparados, incomprendidos, vulnerados, no podemos permitirnos callar.

Para que otros no callen debemos nosotros mismos hablar; hablar del peso de la ausencia; hablar como una manera de decirle a quien nos aísla y no nos reconoce como un auténtico otro que para mí, él o ella sigue siendo importante; hablar para no llevar solos el peso de la culpa, el dolor, la violencia o la ira; hablar para decir que nos sentimos solos, tristes, desamparados, incomprendidos, vulnerados.
Hablar porque si al menos uno/a de los/las dos habla, entonces se abre el camino para romper la indiferencia, para que el otro o la otra recuerde que yo estoy ahí y que si no desea hablar como mínimo puede recibir de mí el abrazo, la ternura, la solidaridad, el afecto y darse cuenta de que también puede contar conmigo.

Si logramos que el otro, la otra, hable, es posible construir la conversación, como camino al dialogo, y este como como camino a la dialógica, porque sólo entendiendo que el otro, la otra, vive, siente y se emociona distinto de mí y respetando dicha situación es posible ese dialogo en la lógica de quien necesita ser escuchado, amado, perdonado… El amor no es posible sin la dialógica.

No hay comentarios: