domingo, 13 de diciembre de 2009

Con estrategia del avestruz se mira el sida en Colombia

Por Manuel Velandia Mora
Diciembre de 2009, España


Colombia es el único país del mundo en que el número de casos de personas infectadas no sólo no aumenta, sino que además disminuye; por lo menos esto es lo que se desprende del análisis de las cifras epidemiológicas distribuidas por estos días a los medios masivos de comunicación por los genios de la salud que laboran en el Ministerio de Protección Social y la Cruz Roja Colombiana.

El Programa conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA), grupo temático para Colombia y el Ministerio de la Protección Social de Colombia, Dirección General de salud pública, editaron el nuestro país el, probablemente, mejor informe epidemiológico publicado hasta la fecha; según el Capítulo 2, Situación epidemiológica, del libro “Infección por VIH y Sida en Colombia. 2000-2005, Estado del arte”, “El número de personas viviendo con la infección (pvvs) en el país se estima en un rango entre 170.000 y 220.000, de los cuales cerca de 4.000 podrían corresponder a personas con menos de 15 años de edad. Para el año 2010, el número estimado de casos podría pasar de 800.000 personas, de los cuales cerca de 16.000 corresponderían a personas con menos de 15 años de edad”.

Sin embargo, con motivo del 1 de diciembre de 2009, diferentes medios publicaron que "la estadística oficial Colombia tiene reportados cerca de 65 mil casos desde que comenzó la epidemia, pero hay subregistro según los estudios estaríamos hablando que casos aproximados serian entre 170 mil y 210 mil casos", según advirtió Yasid Estrada, Coordinador del Programa VIH Sida de la Cruz Roja Colombiana.

Sería conveniente que algún/a senador/a de la republica citara al Congreso al Ministro de Protección Social para que informe cuál es la razón por la que en Colombia la epidemiologia se maneja con tal nivel de mediocridad o que si realmente han logrado desacelerar le epidemia informe a la comunidad científica internacional tan importante hallazgo, que bien merece el Nobel de medicina, y así se pueda utilizar tan maravillosa experiencia a nivel mundial.

Vale la pena recordar que en la fecha en que se publicó el citado libro el ministro igualmente era Diego Palacios Betancourt y que por lo tanto, este “adalid de la salud pública” ha estado en la cabeza de tan importante equipo científico y de sus maravillosos logros.

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