domingo, 13 de diciembre de 2009

De la Grisales, la U Pontificia de Medellín y otros monumentos a la ignorancia

Manuel antonio Velandia Mora
Noviembre de 2009, España

¿Has visto la campaña contra la homosexualidad en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín? Me preguntó un amigo vía mail. Por supuesto no pude verla, tan sólo lo logré cuando me enviaron la imagen; bueno, desde España es difícil pasear por la universidad y a nadie se le ocurrió hacerme un paseo virtual.

No puedo subir una imagen al blog, pero el texto en mención dice “No te dejes echar el cuento, ni todo el mundo lo hace, ni es normal, ni todo se pone de moda…. Promiscuidad, satanismo, homosexualismo, lesbianismo, drogadicción, alcoholismo, magia negra… Hay cuentos que te pueden enfermar seriamente”. Lo firma “Vicerrectoría pastoral Universidad Pontificia Bolivariana.

Es necesario resaltar la protesta que hicieron algunos-as estudiantes de comunicación social y otras carreras que se manifestaron y que se hicieron escuchar de las directivas, acción que propició que la valla se retirara. Eso demuestra que la sociedad civil se puede movilizar y reclamar sus derechos; y la actitud de reconocimiento de las directivas de que se cometió un error.

Por supuesto también algunas asociaciones y líderes de la población LGBT alzaron su voz de protesta, entre ellos el maestro universitario Hernando Muñoz S., quien fue recibido por la Secretaria general y la Directora de comunicaciones de la universidad, la reunión la tuvo además con el presbítero vicerrector de pastoral y un representante de bienestar universitario. Muñoz dejó claro que fue un asunto grave, que NO se puede repetir e insistió en que se entendiera que es inaudito que en un campo del saber y la ciencia se hable de la homosexualidad como una enfermedad, ya que con ese tipo de acciones reproducen discursos de odio hacia una población vulnerada históricamente.

Como él afirma, ni las iglesias, ni la familia, ni ninguna institución, ni persona tienen el derecho para reproducir discursos de odio, expandiendo la violencia que ya bastante tenemos en este País. Mucho menos puede hacerlo una universidad que se supone es la institución en la que se construye el conocimiento y el futuro del país.

La universidad se excusó diciendo que el texto lo hizo un publicista, mejor dicho culpa a alguien para intentar salir airosa de esta exclusión y crimen de odio contra las lesbianas y homosexuales. Me pregunto si el equipo de pastoral de la Universidad Pontificia Bolivariana permite que sus ideas las maneje alguien que les ajeno, que no conoce su pensamiento, sus criterios éticos y políticos.

Me atrevería a decir que esta excusa me suena a mentira, que la discriminación y la homofobia fue lo que motivo la estrategia comunicativa y que se les salió el cobre y no pensaron en las consecuencias, algo raro en una institución que le interesa más el mercadeo que la educación.
Pero si de la ignorancia se hace gala en la universidad, no es de extrañar que de ella se apropie la actriz Amparo Grisales. Hoy se publicó una entrevista con esta actriz en Elenco de El Tiempo y dice esta perla:

Con una sonrisa y mirada pícara, asegura que tampoco acepta ninguna clase de preservativos, lo que le da pie para hablar de sexo: "No como nada empacado o con preservativos, no me gustan de ninguna clase (risas)... ¡Recalco! me parece que eso se tiró un poco la espontaneidad sexual de los juegos eróticos. Sé que el uso del condón es tan importante y tan necesario, que por eso creo que lo rico es tener pareja estable".

La vida quiera que a la Grisales como a muchas mujeres en el mundo que creen que la fidelidad existe y es un método de barrera no les pase como a mas de 17 millones de mujeres que ahora viven con el virus que causa el sida, a otros millones que se han infectado con los microorganismos que causan las enfermedades de transmisión sexual y otras tantas que ya han muerto a causa de ellos; mujeres que pensaron que el amor es un antídoto y confiaron su seguridad a hombres a quienes sus vidas no les importaba.

La Grisales debería recordar que como figura pública tiene una responsabilidad social al ser un modelo que promueve conductas que ponen en riesgo la salud de las personas.


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