Por Manuel Velandia Mora
España, diciembre de 2009
Reflexión sobre la idea del cardenal mexicano Javier Lozano Barragán, quien asegura que los homosexuales no irán al cielo, explicando la relación sadomasoquista que existe entre los jerarcas de la iglesia y los feligreses homosexuales, como también con algunos políticos que niegan sus derechos.
El sadomasoquismo además de una práctica erótica hace parte de la estructura del carácter de algunos individuos, en los que la aniquilación del Yo individual y la impotencia ante quienes ostentan el poder son tan sólo aspectos de su impulso masoquista, al que se suma el intento de convertirse en miembros de organizaciones grandes, sumergiéndose en ellas, a sabiendas de que allí igualmente serán vulnerados.
Es esto lo que le sucede a algunos cristianos especialmente a los católicos, y lo que le ha pasado a algunos homosexuales quienes a pesar de que los políticos y los jerarcas de la iglesia les vulneran sus derechos, siguen en las filas de iglesias y partidos sin apostatar o exigir sus derechos.
La construcción de la libertad plena del ser humano no es posible mientras se siga dependiendo de poderes teocráticos o de estados disfrazados de democracias civiles. Las efectivas libertades políticas, económicas e incluso religiosas contribuyen a fortificar el Yo y contribuyen a fortificar la racionalidad y el desarrollo de la individualidad y la independencia.
La discusión no es si Dios existe, sino el poder que se han tomado los jerarcas de la iglesia católica, quienes al igual que Hitler y con el sadismo propio de quien ostenta el poder se atreven, aprovechándose de la debilidad emocional manifiesta de sus “ovejas”, a construir y reforzar imaginarios en quienes de alguna forma se han autorizado a vivir su propia libertad de cuerpo y relacional, pero que igualmente se niegan a ser libres del todo, abandonando esas estructuras de poder con las que de alguna forma encuentran la satisfacción propia de su masoquismo emocional.
De otra forma no se comprende cómo algunos homosexuales entran en crisis por el hecho de que el cardenal honorifico presidente del Consejo Pontificio para los Operadores Sanitarios del Vaticano, Javier Lozano Barragán, asegurara que “los transexuales y homosexuales no entrarán nunca en el Reino de los Cielos”.
También cabe aclarar que si se nace homosexual pues habría que darle gracias a Dios por aproximarnos a la felicidad y si es una construcción de la libertad, en el supuesto de que Dios existiera, habría que darle gracias por la posibilidad de construirnos como seres realmente humanos posibilitando el ejercicio de nuestra libertad.
Por otra parte, cabe aclarar que esta misma relación sadomasoquista se da con aquellos políticos y homosexuales que creyendo en el matrimonio se permiten negar el cielo o buscarlo, pensando que con esta gloria alcanzarán lo que realmente importa, que son sus plenos derechos civiles.
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