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miércoles, 19 de agosto de 2009

Éxodo rosa

Reportaje Revista Interviu
España 30/03/09


“Limpiaremos este país de maricas”. Bajo esta consigna, los grupos paramilitares colombianos mantienen a los homosexuales en su punto de mira. Tras sufrir atentados y amenazas, una decena de ellos escapó a España en busca de asilo.

A sus 50 años, Manuel Velandia tiene una habilidad especial: sabe convertir una corona fúnebre en un ramo de flores. Lo aprendió cuando vivía en Colombia y se cansaba de recibir amenazas de las milicias ultraderechistas. “Cuando me preguntaban quién me había regalado ese ramo tan bonito, respondía que me lo había enviado un paramilitar que me admiraba”, recuerda. Hoy vive en España, donde se siente seguro. Al menos otros nueve homosexuales perseguidos por estos grupos han aterrizado en nuestro país en los últimos cuatro años, por seguridad. Cuatro de ellos –un gay, dos lesbianas y un transexual– ya han obtenido el estatus de refugiado.

En la lejana Colombia, los paramilitares siguen adelante con el objetivo de aplicar una “limpieza social” a fondo. Empezaron con sindicalistas y defensores de los derechos humanos. Luego incluyeron en su catálogo a gais, lesbianas y transexuales. Según los datos de Colombia Diversa –una ONG que trabaja a favor de las minorías sexuales–, entre 2006 y 2007 fueron asesinados 67 homosexuales. Dos décadas atrás, entre 1986 y 1989, se habían reportado 646 muertes violentas. La mayoría de estos crímenes fueron atribuidos a grupos paramilitares. “Las autoridades miran estos casos con prejuicios, y terminan responsabilizando a la víctima por sus relaciones”, afirma Marcela Sánchez, responsable de Colombia Diversa.

El último asesinato ocurrió el pasado viernes 6 de marzo en Cali, durante la realización de este reportaje. Ese día, el activista gay e integrante del Polo de Rosa –sector homosexual del partido izquierdista Polo Democrático Alternativo– Álvaro Rivera fue hallado atado a la cama, con el cuerpo reventado a golpes y los dientes arrancados. Fue el colofón a las innumerables amenazas telefónicas que había recibido. Desde hacía algunas semanas investigaba los elevados índices de asesinatos de gais y transexuales en su ciudad. “Estamos muy preocupados. El caso de Álvaro es un crimen de odio, y debe ser investigado como tal”, afirma Consuelo Malatesta, una activista lesbiana que militaba junto a la víctima en el Polo de Rosa. En un hito sin precedentes, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos exigió al Gobierno de Colombia que investigue este asesinato.

El refugiado homosexual Manuel Velandia, que por seguridad prefiere que no se revele la ciudad española donde reside, conoció al asesinado hace algunos años y a muchas otras víctimas. “Recuerdo a Samantha, una transexual a la que le pusieron un revólver en la cabeza y le dijeron que no volviera a pisar el barrio. Varias amigas suyas no tuvieron tanta suerte y fueron asesinadas”, destaca. Velandia lleva más de la mitad de su vida inmerso en estos colectivos. En 1976 fundó el Movimiento de Homosexuales, desde donde luchó por la despenalización de esta opción sexual. Fue el primer gay que salió del armario en la televisión y en las elecciones de 2002 se convirtió en el primer candidato homosexual a la Cámara de Diputados, aunque no logró llegar al Congreso.

En la noche del 1 de marzo de 2002, en plena campaña electoral, dos desconocidos arrojaron una granada contra su casa. El artefacto rebotó contra una malla colocada en la ventana y reventó fuera, provocando un cráter en el suelo. Los cristales de la zona quedaron hechos añicos, pero Manuel salió ileso. Tras aquel atentado continuó recibiendo coronas de muertos y sufragios, una especie de libro de condolencias utilizado en los funerales colombianos. Los regalos, que llevaban siempre su nombre grabado, se alternaban con llamadas intimidatorias: “Te vamos a matar, hijo de puta”. “Te vamos a tapar la boca con tierra”. “Pronto serás cadáver”. Son algunos de los mensajes. El Gobierno le asignó escoltas durante tres meses, pero a partir de entonces volvió a quedar desprotegido.

En enero de 2007 obtuvo un visado universitario y logró entrar a España como estudiante. Desde entonces duerme más tranquilo, aunque todavía está a la espera de la respuesta del Gobierno a su solicitud de refugio político. “A Colombia, hasta que las cosas no cambien, no podré volver”, confiesa. Lo mismo piensa John Jairo Romero, la primera persona que obtuvo asilo en España por su condición sexual. Tras haber pertenecido al extinto grupo guerrillero M-19 –hoy convertido en partido político– este colombiano de 44 años se dedicó a denunciar a los paramilitares que fusilaban travestis en las calles de Bogotá.

Su activismo le costó las primeras amenazas. Al igual que Velandia, recibía coronas de flores, esquelas y llamadas telefónicas. Entonces se refugió durante nueve años en Ecuador. En 2001 regresó a la ciudad de Córdoba, su lugar natal. Al poco de llegar fue amenazado por las milicias de Salvatore Mancuso, uno de los paramilitares más famosos del país. “Nuestras familias se conocían desde siempre, pero eso no valió de nada”, recuerda. Le dieron 48 horas para irse.
Romero llegó a España el 29 de diciembre de 2001. A mediados de 2002 pidió asilo político. Se lo otorgaron en 2004, y ahora cuenta con la nacionalidad española. En Colombia, sus familiares tuvieron que abandonar la ciudad por las amenazas. “Me han aconsejado que no vuelva ni de visita. Hay mucho miedo, y el Gobierno colombiano no está haciendo absolutamente nada”, denuncia.

El caso de Romero parece haber sentado precedentes: tras su obtención del estatus de refugiado, otras tres personas perseguidas por los paramilitares debido a su opción sexual consiguieron asilo. Se trata de Niyiret R. y Sandra C. –pareja de lesbianas– y de L., transexual, quienes habían sufrido amenazas y ataques por parte de los grupos armados.

Otros, instalados en el infierno, se niegan a tener que abandonar a su país. En Santander, uno de los barrios más violentos de Medellín, el periodista y militante homosexual Manuel Bermúdez sigue aferrado a la peligrosa idea de vivir en Colombia. En abril de 2002, varios hombres armados fueron a buscarle a su casa. Los milicianos se equivocaron de piso y golpearon la puerta de un vecino, lo que le permitió salvar su vida. “A los pocos días, el enlace en mi barrio de los paramilitares me confirmó que habían sido ellos, y me dijo que dejara de escribir artículos sobre ellos”, explica.

Algunos días antes de que intentaran secuestrarle, varias jóvenes que ejercían la prostitución en Medellín fueron asesinadas. Ahora, el crimen en Cali del activista Álvaro Rivera coincide con la aparición en distintas ciudades de unos panfletos anónimos con amenazas a prostitutas –incluyendo a transexuales–, drogadictos y ladrones. “Ya los tenemos identificados (…). Esta limpieza se necesita”, advierten. La portavoz de Colombia Diversa asegura que sus autores son paramilitares desmovilizados que vuelven a organizarse en las ciudades, haciéndose con el control de los barrios en los que cientos de transexuales ejercen la prostitución.

“Sólo” por repartir condones
Daniel y Marcos, una pareja que ha pedido proteger su identidad bajo estos nombres ficticios, frecuentaban uno de los lugares señalados por los paramilitares: Chapinero, el barrio gay de Bogotá. Acudían por las noches para repartir condones e información sobre el sida. Hace dos años, fueron increpados por un paramilitar. Luego comenzaron a recibir llamadas amenazantes. “Maricas de mierda, cierren el pico y dejen de trabajar con los del sida o les vamos a tener que enseñar a ser hombres”, les advirtieron en reiteradas ocasiones.

Tras denunciar su caso ante distintas instancias gubernativas y policiales, Daniel y Marcos buscaron refugio en España. En julio iniciaron los trámites para pedir asilo. Tres meses después, la Oficina de Asilo y Refugio, dependiente del Ministerio del Interior, les respondió que la solicitud había sido rechazada debido a que no reunían el perfil de activistas: a ellos “sólo” les amenazaban por repartir condones. Tras ser asesorados por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), han apelado esta resolución y están a la espera de una respuesta. A Colombia, aseguran, ni se les ocurre volver.

lunes, 17 de agosto de 2009

En Colombia estudio revela altísimo grado de vulneración a los LGBT

Por Manuel Velandia
España, agosto de 2009


En Bogotá se realizó la “Encuesta LGBT: Sexualidad y Derechos” llevada a cabo con los y las participantes de la “Marcha de la Ciudadanía LGBT, Bogotá 2007”. El estudio fue coordinado por el Centro Latinoamericano de Sexualidad y Derechos Humanos y ejecutado por el Grupo de Estudios de Género, Sexualidad y Salud en América Latina (GESSAM) de la UNAL Universidad Nacional de Colombia, el Centro Latinoamericano de Sexualidad y Derechos Humanos (CLAM) / IMS-UERJ y por Profamilia, y contó con el apoyo de la Mesa Coordinadora de Organizaciones LGBT, promotora de la Marcha.

El estudio revela aspectos poco conocidos del perfil social y político de las(os) participantes de las marchas del orgullo y, por extensión, de la población LGBT de las grandes ciudades latinoamericanas, el interés principal de esta investigación es mapear los patrones de violencia y discriminación a los que están sujetos los(as) gay, lesbianas, travestis, transexuales y bisexuales.

La discriminación le gana al respeto
Uno de los ejes destacados en la investigación ha sido determinar qué tanto se discrimina en Colombia por las preferencias sexuales de la gente. El 72.8% de los bisexuales en Colombia ha sufrido alguna vez un acto de discriminación, le ha ocurrido lo mismo al 79% de las lesbianas, al 86.9% de los hombres Gay y al 90.3% de los transexuales quienes según un estudio de La universidad Nacional, el CLAM y Profamilia revelan que el 50% de la discriminación citada fue por docentes y compañeros de estudio, el 44% por fuerza policial, 43% por vecinos y 34% por su propio entorno familiar.

La identidad tan diversa como los sujetos
La identidad sexual y la identidad de orientación sexual pueden ser muy diversas a partir de las experiencias particulares y sociales de las personas. En el momento de solicitarles a los informantes identificarse en su orientación sexual aparecieron una gran diversidad de posibilidades, hasta el punto que los investigadores debieron organizarlos bajo las categorías tradicionales para así poder organizar la información.

A modo de ejemplo: la identidad sexual agrupada bisexual incluye personas entrevistadas cuyas respuestas fueron “bisexual”, “hetero-flexible” y “lesbo-flexible”; bajo la identidad sexual agrupada Trans se acomodan categorías como “travesti”, “transformista”, “transexual”, “homosexual transformista”, “transgenerista”, incluso “gay”, “homosexual”, y dos personas entrevistadas que mencionaron “heterosexual” (casos clasificados como trans al comparar el sexo registrado al nacer con la apariencia actual o el uso de hormonas o siliconas). Las categorías que menos variaciones presentaron fueron homosexual, gay y lesbiana.

La coordinación de la investigación en Colombia estuvo a cargo de Mauro Brigeiro (Universidad Nacional de Colombia) y Elizabeth Castillo (Profamilia), destacándose la participación del investigador Franklin Gil. Los resultados de la investigación han sido publicados en un libro al que han dado el mismo nombre de la investigación.

¡Que te den por el culo!

Por Manuel VelandiaEspaña, agosto de 2009

El autor reflexiona sobre el uso del lenguaje en la cotidianidad y sobre cómo los homosexuales no son consientes de su propia homofobia, acto que llega incluso a volver insulto lo que para sí mismos es una fuente de placer o a ver en una imagen del ano una ofensa visual.

El lenguaje es un elemento importante en la perpetuación del poder. El lenguaje genera mundos y los homosexuales nos hemos valido de él para negarnos a nosotros mismos, para excluir a nuestros congéneres y para reafirmar el poder de los machos heterosexuales e inclusive el de los machos homosexuales.

!Que te den por el culo! es un insulto bastante frecuente en España, tan frecuente que los homosexuales lo usan continuamente. Es preocupante que este que parece un buen deseo expresado a un amigo gay a quien estimamos sea una manera de agredirse verbalmente, incluso entre homosexuales. Que se use esta expresión es un acto bastante homofóbico, pero mucho más homofóbico es que los homosexuales lo utilicen.

La homofobia internalizada y expresada en el lenguaje es muy usual en nuestros países; por ejemplo, es común que los LGBT hispanoparlantes se refieran a los heterosexuales como "straight" (directo, derecho), lo que significa aceptar que los demás somos "torcidos". Tal vez por ello mismo se cree que la orientación sexual homosexual es una inclinación, una tendencia e incluso un desequilibrio, reafirmando la idea de que la heterosexualidad es el modelo del equilibrio y el orden establecido.

Se dice que quien es penetrado es "pasivo", pues se considera que la pasividad es una cualidad de la feminidad. Los homosexuales no aceptan fácilmente su analidad y mucho menos lo hacen en público; si reflexionáramos más profundamente al respecto nos daríamos cuenta de que en la práctica, el "pasivo" de la relación es el dueño del pene, pues si el activo sierra sus nalgas termina decidiendo que entra o no en su cuerpo, por lo que el penetrador termina siendo el pasivo.

Algunos homosexuales siguen la tendencia que relaciona ser hombre con penetrar y ser mujer con recibir la penetración, incluso algunos se niegan a disfrutar ser penetrados y prefieren ser quienes penetran como una auto-referencia que les permite "ser el hombre de la relación". Yo siempre me pregunto por qué hay que ser macho, masculino, falocrático y penetrador, por qué nos duele tanto el cerebro cuando nos posibilitamos encontrar el placer anal.

Es verdad que una penetración duele, en especial si el pene de nuestro compañero es bastante grande, pero duele mucho más cuando el otro se comporta como una bestia y pretende, es un acto machista, arremeter con toda su anatomía contra nuestro esfínter, en un acto de dominación o más bien en una expresión de su propio temor a "no ser tan hombre como parece".
Quienes disfrutan de su analidad saben/mos que no sólo no duele, sino que especialmente se disfruta e incluso bastante, hasta el punto que algunos logran el orgasmo sin tan siquiera rozar su pene; a pesar de ello, a otros les duele hasta el cerebro.

La homofobia relacionada con el ano es tan grande que una imagen como la que ilustra este artículo es rechazada por muchos homosexuales, así sea una imagen de uso médico, en este caso la de una proctitis (inflamación del ano), muy a pesar nuestro las ilustraciones del pene son aceptadas por todos, incluso los más homofóbicos. Es por ese que la analidad se convierte en un acto de liberación, en un espacio político.

Se teme ser afeminado, por lo que la moda es masculinizarse, en consecuencia los gimnasios y los cirujanos estéticos han encontrado en la "machificación de los homosexuales" todo un renglón tremendamente rentable. Mucho más contradictorio es negarse a sí mismo las posibilidades de la vivencia de la feminidad y convertirse en una "musculoca" 0 "musclesqueer" en inglés.

Ser "loca" no solo es ser divertido, tener plumas (aun cuando no seamos aves) es una acto de negación de los tradicionales esquemas de la masculinidad y del machismo, ser loca es un acto transgresor que violenta a quienes pretenden no serlo, porque no tienen espejo o porque sus contradictorias emociones no les permiten ver lo que su madre, padre, amigos y hasta enemigos tienen perfectamente claro.

Muchas veces se discute cuál debe ser el tema político para las marchas del orgullo LGBT, creo que debemos plantearnos la reivindicación de nuestro propio cuerpo, del derecho a la analidad, a auto-reconocerse mariquita, pasiva y femenina y que esto sea igualmente un discurso de la masculinidad.

Mientras la homofobia en el lenguaje y la vivencia de nuestra identidad siga siendo un discurso divergente por el que seamos excluidos por los demás homosexuales, no lograremos trascender la más violenta y excluyente de las posiciones homofóbicas, la nuestra misma.

Todos Somos Víctimas

Por Manuel Velandia
España, Agosto de 2009


El Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep) de Colombia denunció el asesinato de 97 jóvenes en lo que va de 2009, por parte de escuadrones que ejecutan a travestis, transexuales, indigentes, prostitutas, homosexuales, o todo aquello que consideran delincuentes o contrarios a su "sociedad perfecta" en el país sudamericano.

En un reporte difundido hoy, la organización no gubernamental (ONG) señaló a los departamentos de Santander y Norte de Santander como los más afectados por asesinatos selectivos, y a Bogotá como la ciudad con más muertes por la condición de orientación sexual o identidad de género.

El Cinep indicó que el 75 por ciento de regiones denunciaron la existencia de panfletos amenazantes de violentos contra personas que consideran "indeseables" para las comunidades.

"Nos parece preocupante que el miedo y la amenaza se hayan convertido en el país en herramientas de control social, como si la justicia se hubiera tomado por mano propia", dijo este martes a la prensa Jorge Mejía, del programa de Paz del Cinep.

"En Bogotá, donde la mayoría de las víctimas son jóvenes prostitutas y miembros de la comunidad LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales), los habitantes dicen que por los barrios circulan carros con vidrios polarizados como amedrentando", dijo Mejía.

En Colombia los habitantes de suburbios en las ciudades y de poblaciones con presencia de armados son amenazados por guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes y redes de la delincuencia organizada.

Al respecto, el Cinep encontró que, a pesar de la desmovilización paramilitar, son estos actores los que más fueron señalados como autores de amenazas en barrios populares.

Según cifras del Banco de Datos del Cinep, en 2009 se han reportado además dos desapariciones y 67 amenazas.

La ONG añadió que el problema de panfletos y campañas de "limpieza social" aqueja a 67 municipios de 24 departamentos colombianos

jueves, 30 de abril de 2009

Impunidad ante la LGBTfobia en Colombia

Por Manuel Velandia
España, abril 30 de 2009

La realidad de la vulneración de los derechos a las personas en las diferentes identidades sexuales ha desbordado el trabajo de las organizaciones LGTB en Bogotá y en muchas otras ciudades colombianas.

Varios cientos de miles de copias de panfletos se distribuyen en por lo menos 24 departamentos del país. El primero de esos panfletos apareció primero en Medellín, en el barrio Morabia, entre la tercera y la cuarta semana de febrero. Hata el momento se han hecho, según la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, por lo menos 18 "formas estandar" y 26 versiones particulares.

Los panfletos tienen en común que responden a un discurso amenazante paramilitar, sexista y LGTBfóbico; han sido distribuidos particularmente en zonas en las cuales la población se enfrenta a elevados niveles de pobreza, y en las que no hay suficientes oportunidades de estudio o de empleo para los/las/les jóvenes.

Una situación tal de vulneración de los Derechos Humanos y los Derechos Sexuales conmina a las autoridades competentes a investigar, juzgar y sancionar a los autores de los panfletos; y convoca a la población general que conozca estos panfletos a no contribuir con una campaña que va en detrimento de la construcción de una Colombia solidaria y democrática.

La apremiante situación ha movilizado una vez más a las diferentes asociaciones y agremiaciones LGBTTQI, de derechos humanos, de mujeres, de trabajadores/as sexuales, de minorías étnicas, de jóvenes, políticas y académicas a rechazar todas las formas de intimidación y violencia contra las victimas de esta estrategia paramilitar, pero no por ello se ha logrado la integración de los diferentes sectores en una acción común, solidaria y sin protagonismos.

Por otro lado, como lo afirmara Florance Tomas, la falta de políticas públicas centradas en la cuestión de una sexualidad protegida y responsable; el conservadurismo de algunas regiones, ciudades y municipios; los imaginarios religiosos de la Iglesia Católica; la poca sensibilidad de la política tradicional e, incluso, de algunos reconocidos caciques homosexuales, y, por último, el asesinato de líderes gestores de paz, la violencia física y emocional ejercida contra algunos/as de ellos/as, el desplazamiento forzado para algunos/as más, e incluso la presión que los/as ha llevado a salir del país y buscar asilo político y por discriminación sexual, debieran ser razones suficientes para motivar la integración de los diferentes sectores sociales, como también para que el gobierno, los mandatarios locales y los líderes sociales y de Derechos humanos asuman que los derechos para las minorías son el sentido de la democracia.

Es verdad que el sector LGTB ha crecido, que en diferentes ciudades colombianas se ha avanzado en el tema, que los fallos de la Corte constitucional han permitido importantes avances jurídicos, pero también es cierto que las personas bisexuales, intersexuales, transgéneros y queers aún no son plenamente comprendidas y aceptadas, incluso por los/as/les mismos LGTB.

Hemos avanzado. Bogotá lanza este 30 de abril de 2009 sus lineamientos y el Plan de Acción de la Política Pública para la Garantía Plena de Derechos de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgeneristas. En este mismo día será la presentación del libro "Por una Ciudad de Derechos"; se realiza una movilización como rechazo contra todas las formas de intimidación y violencia contra la población LGTB y se reúne la mesa de trabajo de organizaciones y cárceles del Comité de solidaridad con los presos políticos de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la república.

La Alcaldía Local de Chapinero ha suscrito con los establecimientos un “Pacto de Rumba Segura LGBT, buscando mejorar el tema de seguridad para esta población; sin embargo, hechos como el reciente asesinato del activista LGBT Álvaro Miguel Rivera en Cali y de mas de 100 transvestis en todo el país, entre ellas una persona travesti del barrio Ciudad Bolívar quien fue descuartizada, y la agresión física y emocional de Jasson -administrador del bar “El perro y la calandria” quien se halla actualmente hospitalizado, tan solo son muestras de que falta mucho por avanzar en el tema de los derechos humanos y sexuales de las minorías sexuales, particularmente en otras ciudades y pueblos colombianos diferentes a las grandes capitales y en especial, de que la impunidad es el factor común frente a estos crímenes de odio.

Lea texto completo en: http://www.semana.com/wf_InfoBlog.aspx?IdBlg=29&IdEnt=1896

lunes, 6 de abril de 2009

Me quiero Vivo

Manuel Velandia Mora
España, Abril de 2009

Ante las amenazas de muerte, te quiero vivo.
Ante las amenazas de muerte, me quiero vivo.
Quiero que lo más importante en tu vida seas tu mismo.

Quiero que si decides consumir substancias piscoactivas lo hagas pensando en que tienes derecho a la vida; que lo hagas responsablemente y en todo caso, disminuyendo riesgos para ti. Quiero que cuando hagas el amor, disfrutes plenamente y te acuerdes que para hacerlo tanto como te gusta, será mejor que te cuides. Ama los condones tanto como amas tu vida, tu cuerpo, tu salud.

Si te relacionas con otro, otros, otras, otres recuerda que por encima del amor está tu vida, que no puedes sacrificarte ni mucho dejar que sobre tu vida, decida otro. El amor no es un sacrificio, sino la posibilidad de compartir lo mejor de ti.

Estar explotado/a sexualmente no es lo mejor que te puede suceder, no es justo y no favorece tu salud, pero si decides trabajar sexualmente recuerda que quien compra un servicio no te compra a ti y mucho menos compra tu salud, porque en ti prima el derecho a la vida. Aun cuando no elegiría para mí, la forma que has optado para resolver tu economía, respeto tus decisiones, respeto tu vida.

Sé que las condiciones sociales no son equitativas, que no todos tienen acceso a la educación, que las decisiones sobre tu cuerpo, tu salud, tu sexualidad son sólo tuyas. Quiero que me respetes como yo te respeto.

Pensar distinto, sentir distinto, vivir distinto no te hace distinto de mi; recuerda que tenemos en común que somos únicos/as, que nadie piensa, siente, explica el mundo como tú, porque solo tú lo haces de esa manera, pero recuerda que esa no es razón para que tú decidas que las demás vidas no son tan importantes como la tuya.

Recuerda que si quieres cambiar el mundo, el cambio se inicia en ti; que al pretender limpiar la sociedad, estás generando odios, dolores, resentimientos, penas, tristezas… lo que termina siendo más dañino que aquello que consideras mal y pretendes limpiar.

Si pretendes ofrecer soluciones, ofrece alternativas; si quieres construir un mundo distinto fortifícalo con bases de respeto y solidaridad. Si crees que puede ser verdad que la mejor alternativa para cambiar el mundo sea eliminar a aquellos que no son como tu; piensa en qué sucederá cuando otros/as que no piensan como tú, decidan optar por una respuesta similar a la tuya. Eres persona, ciudadano/a, sujeto de derechos, yo también lo soy.

No me amenaces y protege el bien más preciado que tienes, que es la vida; de la misma manera que yo respeto la tuya, permíteme vivir la mía.

No me amenaces, dime que estás en desacuerdo, posibilítame conocer qué piensas, tal vez tus palabras y tus hechos sean la mejor semilla que germinará en esa “limpieza social” que tanto anhelas.

Déjales a tus hijos un mensaje de amor y un camino en el que puedan transitar. No pongas en su presente un futuro lleno de rencores que no le pertenecen, alimenta en ellos/as el brillo de sus ojos, ese que sólo sale de lo profundo del corazón de aquel que tiene su conciencia tranquila y el orgullo de saber que los suyos y él/ella mismo/a construyen en vez de destruir.

Por una Colombia en paz y por la equidad para todos y todas, recuerda que la vida es lo primero.

Si quieres vivo/a a alguien, si te quieres vivo a ti mismo/a y deseas hacerlo saber, no dudes en enviar este texto, recomendarlo o hacer conocer el tuyo. Además lo he publicado en mi blog en Revista Semana de Colombia http://www.semana.com/wf_InfoBlog.aspx?IdBlg=29&IdEnt=1853