Por Manuel Antonio Velandia Mora
España, febrero 12 de 2012
Ha venido a mi mente el recuerdo de un pretendiente quien me rechazó porque tal vez yo no comprendería las situaciones por las que él está o pasará más adelante. Esto es comprensible, pero yo siento que por no tener el VIH o vivir con el sida no soy el enemigo.
Que él tenga el sida no es un problema, tengo perfectamente claro desde hace muchos años que sin condón no follo ni con el príncipe azul en el tono perfecto y comprendo plenamente la importancia de la solidaridad y es precisamente de la relación entre ésta y la amistad de lo que deseo hablar.
Para muchas mariquitas malas cuya lengua les sirve de corbata y les sobra y para algunas lesbianas mala leche, vivir con el sida o la sospecha de que alguien viva con VIH es una situación que les desata la imaginación y la falta de tacto, y no me refiero exactamente a no tener un dedo en su orifico predilecto llenándoles de placer.
Me gustaría traer a colación la interpelación de alguien dirigiéndose a la persona de quien dice ser amigo.
-¡Como estás de delgado!... ¿Ya te hiciste la prueba de SIDA?
Por supuesto estos, que bien pudieran ser comentarios de un profesional de la salud -con un pésimo manejo del apoyo emocional- hacia alguien que vive o pudiera estar viviendo con el HIV/sida, es únicamente el inicio de una conversación mordaz.
Esta no es la única pregunta o comentario que suelen hacer "l*s amig*s", también pudiéramos oír "frasecitas" tales como: "Tienes que cuidarte esa manchita roja; esos mareitos son peligrosos, yo tengo un amigo que..., Te oigo respirar muy mal, no será qué...; Tienes que tener mucho cuidado con la persona que andas, no es de confiar; has visto como está de acabado..." Estas y muchos otras son afirmaciones realizadas por personas que son una manifestación pública del mal gusto y que esconden un morboso sentido de la lealtad y la salud.
El VIH/sida no es la única cuestión que desata mordacidades. Si el marido o usuario de su amigo no le gusta, si la ropa no es demarca, si va al bar que no está de moda, si no ha leído el best seller o simplemente no tienen el mismo peluquero también salen a flote esas lenguas bífidas que además parecen dardos envenenados y cuya acción deja heridas graves en las emociones y afectan la salud mental y la cotidianidad.
La amistad parte de la idea de que la persona a quien aceptamos como parte de nuestra existencia es asumida en su totalidad y en su integridad. Ello implica el ejercicio permanente de la tolerancia, del respeto por la vida íntima, la privacidad y el buen nombre; en tal sentido, quienes dicen ser nuestros amigos deberían fundamentar la relación en el pleno respeto por nuestros Derechos Humanos y Derechos Sexuales.
Si no quieres morir sol*, triste y amargad*, te dejo algunas reflexiones:
Respeta las decisiones que tu amig* ha hecho para su vida; valóralo en las mismas condiciones en que a ti te gustaría ser valorad*. Cada persona posee puntos de vista, intereses, creencias, actitudes, conocimientos y prácticas que le hacen ver la vida de cierta manera y a partir de su visión deciden y viven.
Recuerda que l*s otr*s también pueden tener la razón, y ésta, en quien no confía en ti, de pronto se fundamenta en que en ti -por lo que sueles hablar de los demás- no se debe confiar.
Todos estamos necesitados de amor y, por suerte, también estamos en posibilidad de darlo, de ahí que muchas veces en la urgencia de la insatisfacción nos relacionemos con el/la menos adecuad*. El Ser para construirse, comprenderse y conocer necesita de l*s otr*s. Son ell*s quienes le enseñan sus límites y alcances. Su interactuar con ell*s es lo que les ayuda a observar lo que hay dentro de sí y sale hacia l*s demás.
La solidaridad es la posibilidad de caminar junto al amigo o la amiga, de acompañar, de interesarse por su destino; es apoyar y respaldar en la crisis, en los momentos felices.
No desperdicies la oportunidad de tener buen*s amig*s, est*s son realmente muy poc*s y es una dicha tenerlos. Ten presente que si no vives rápido y mueres joven, los años y la belleza se te pasarán pero l*s amig*s durarán para toda la vida.
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