Manuel Velandia
España, 11.05.08
Han transcurrido 28 años desde aquel 17 de Mayo de 1990, en que la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de su listado de enfermedades mentales.
Pareciera que con declarar que la homosexualidad no es una enfermedad el camino por la lucha del reconocimiento de iguales derechos para lesbianas, gays, bisexuales y personas trans debiera haber finalizado; sin embargo, en la medida en que las inmensas minorías sexuales adquieren sus más mínimos derechos, al mismo tiempo se acrecienta la vulneración a las personas por razón de su sexualidad.
La vulneración no es reciente, por ejemplo, el pasado 10 de mayo se celebró el 75 aniversario de aquella fatídica tarde en que los nazis quemaron en Berlín de libros de la biblioteca fundada por Magnus Hirschfeld el 14 de Mayo de 1897, que hacia parte del Institut für Sexualwissenschaf, una institución privada para el estudio y la investigación sexológica.
Hirschfeld, médico judío, fue igualmente el fundador del Wissensschaftlich-humanitäres Komitee (WhK, Comité científico humanitario), el primer movimiento militante homosexual, que también defendió la educación sexual, la contracepción, el tratamiento de las Enfermedades de transmisión sexual y la emancipación de las mujeres.
En Suramérica, hace casi 15 años, el 23 de agosto de 1993 fue asesinado León Zuleta cofundador con Manuel Velandia, quien ahora está refugiado es España por discriminación sexual y política, del Movimiento homosexual colombiano.
Aun cuando organismos de derechos humanos como el Comité de Derechos Humanos de la Naciones Unidas han condenado repetidamente la discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género, en casi todos los países del mundo, un listado enorme de asesinatos, desplazamientos forzados, amenazas de muerte, violencias físicas, verbales y emocionales son tan solo algunas de las manifestaciones de homofobia, lesbofobia, transfobia y bisexfobia que a diario se suceden.
Algo más de 80 países criminalizan la homosexualidad y condenan las relaciones sexuales consensuadas entre personas del mismo sexo. Nueve países (Afganistán, Irán, Mauritania, Nigeria, Pakistán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Yemen) la castigan con la pena de muerte.
A pesar de todas estas manifestaciones de violencia, la discriminación basada en la orientación sexual y en la identidad de género no ha sido reconocida oficialmente por los estados miembros de Naciones Unidas.
La International Lesbian and Gay Association, fundada en 1978 propuso el 2004, al 17 de mayo como la fecha para la conmemoración del Día mundial contra la Homofobia; una acción mundial contra la discriminación y por el reconocimiento de iguales derechos para lesbianas, gays, bisexuales y personas trans.
Es necesario hacer de este Día Internacional contra la Homofobia una realidad, para ello se requiere comprender que la homofobia se basa en el reconocimiento de un único modelo sexual macho, masculino, falocrático, heterosexual y misógino, y en el desconocimiento de la realidad sexual de millones de personas en el mundo.
Si reconocemos que cada ser humano es único e irrepetible entenderemos que la sexualidad también lo es y que, por tanto, las homosexualidades, lesbianidades, heterosexualidades, transexualidades, bisexualidades y heterosexualidades son tan diversas como seres humanos las experiencias, emocionan y explican.
Toda fobia es una enfermedad
En muchos casos las violencias sexuales, la discriminación, el sexismo, la estigmatización, la separación social por razón de orientación sexual o de genero non igualmente manifestaciones de los propios temores a reconocerse diverso, a romper con el modelo sexual hegemónico y dichas homofobia, lesbofobia, bisexfobia y/o transfobia internalizadas conducen a las personas a asumir practicas que no solo violentan a los(as) demás, sino que especialmente les producen enormes daños emocionales a sí mismos.
No es posible la convivencia solidaria y democrática, no es posible la paz si no hay derechos plenos e iguales para todos. Es de la homofobia, lesbofobia, transfobia y bisexfobia de lo que hay que tener miedo, no de los homosexuales, lesbianas, transexuales o bisexuales.
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