sábado, 29 de agosto de 2009
Entre sueños y realidades… ¿dónde queda la salud?
Por Manuel Antonio Velandia M.
Informe Especial
Devora Dora y otras neomujeres trabajadoras sexuales en Bogotá (Colombia) y en Alicante (España) han accedido a contar su historia conscientes de que, al hacerlo y permitir su publicación, apoyan a otras transmujeres al facilitar que por medio de sus testimonios otras personas en la comunidad y miembros del equipo de salud, conozcan sobre el tema de la identidad trans y su vivencia cuerpo.
Devora Dora es su nombre de combate, el sobrenombre con el que la conocen en la calle sus clientes y compañeras. Ella, quien desaparece día a día, hace parte de un grupo de chicas transmujeres (como las llaman algunos teóricos queers); travestis para algunos profesionales de la salud, transexuales para ellas mismas y “transvestis” como le dicen a las que tienen más caché y a las de los Estados Unidos. Neo-mujeres que se dedican al trabajo sexual.
“Putas sucias… cochinas” para las mujeres que pasan en los buses y les gritan éste y otros improperios. Prostitutas para algunos proxenetas y chulos, e incluso para algunas de ellas mismas quienes no consideran su actividad económica como un trabajo, pero que les permite mantener vivo su sueño más importante, como dice Devora: “ser una mujer de verdad, no sólo con tetas, sino también con vagina y con papeles, pa´que nadie me joda”. Sí. Para quien supone una confusión, ella nació hombre. Su nombre de pila: Juan.
Él, ahora una transmujer, que mide casi dos metros con sus tacones de 18 centímetros, es blanca, delgada, de pelo rubio y con raíces negras, de cintura y pechos pequeños, manos extremadamente largas y uñas sin color pero brillantes, tiene claro lo que desea hacer cuando consiga su sueño. “Te juro que cuando lo logre me retiro del puteo, me consigo un marido y me vuelvo una señora de casa, que es lo que siempre he querido… Me bautizaré María… María cualquier cosa, pero María, como la virgen, como mi mamá, así ella no me acepte y hasta haya querido matarme a golpes; María, así el cura ni quiera verme y una amiga me tenga que bautizar”. Pero, éste, no es sólo el caso de Devora. Así suenan otras voces que, para algunos, nacieron en el cuerpo equivocado.
Las travestis, en su ejercicio genital, ya sea laboral (trabajo sexual), de pareja establecida o en una relación ocasional, incluyen generalmente la penetración a otros hombres como una forma de obtener o proveer placer, sin que esto afecte la vivencia que tienen de sí mismas como féminas. Ellas viven la “trasgresión” de las relaciones de poder tradicionalmente establecidas entre quien penetra (supuestamente el macho) y quien recibe la penetración (supuestamente la mujer), pero, sobre todo, tienen identidad femenina.
La vivencian de forma permanente aun cuando, inicialmente, esta identidad solo ocupaba algunos periodos de su existencia. Se consideran, quieren y buscan ser tratadas como mujeres, pero no todas quieren dejar de tener su pene, porque a diferencia de las transexuales, las travestis no buscan cambiar su morfología genital.
Son consideradas marginales por la forma como resuelven sus necesidades económicas y en razón de su sexualidad; suelen ser víctimas de crímenes de odio porque vivencian y construyen relatos sobre su cuerpo, la percepción de sí mismas y sus relaciones con una singularidad incomprensible para el status quo, que en lugar de aceptarlas y darle servicios adecuados de salud, son discriminadas.
Un sinnúmero de transmujeres -desconocido por las encuestas- dedicadas al trabajo sexual y que tienen el acceso a un sistema de salud, reciben la respectiva atención en caso de accidente o de padecer alguna enfermedad, pero el proceso de transformación corporal y emocional de la masculinidad a la feminidad, en la mayoría de países en el mundo, no es parte de los servicios de la salud pública y, por tanto, tiene que ser costeado por las interesadas.
En algunos casos, la hormonación y algunos cambios estéticos son realizados por ellas mismas y en otros, efectuados por personas no capacitadas, quienes ofertan servicios a muy bajo costo y con graves consecuencias que, incluso, llegan a provocar la muerte.
Cómo construyen el cuerpo femenino
Algunas neo-mujeres se forman la cintura con cinta autoadhesiva o esparadrapo, material con el que también se fijan el pene al perineo. Se rasuran continuamente todo el cuerpo cuando tienen abundante vello, o lo hacen con cera cuando tienen cómo costear el procedimiento. Para evitar “pérdida de tiempo”, lo hacen en cada ocasión, en grandes porciones de piel, incluyendo la cara.
El desprendimiento de estos productos les produce dolor, irritación permanente, quemaduras, daño en el tejido del pene, el perineo, la cara y a algunas, lesiones en todo su cuerpo. Más recientemente han empezado a utilizar cremas depilatorias y lo hacen especialmente en piernas y brazos.
La mayoría de las entrevistadas se hormonan por automedicación y con el apoyo de alguna amiga, igualmente travesti o transexual, a quien llaman “madrina de hormonas” y quien previamente ha realizado el mismo proceso. Las hormonas, que consiguen de manera ilegal, son las utilizadas para tratamientos de anticoncepción; también utilizan dosis de esteroides sexuales femeninos para inducir el desarrollo de características sexuales femeninas.
Cuando viven en España, como algunas entrevistadas de origen ecuatoriano, tienen la posibilidad de recibir apoyo emocional y tratamiento hormonal con el seguimiento de un endocrinólogo, pero un buen número de ellas, por estar ilegalmente en el país, temen llegar a los servicios de salud o no lo hacen porque desconocen sus derechos.
La gran mayoría de las entrevistadas inició su hormonización entre los 12 y los 15 años. Como resultado, en la medida en que avanza su proceso, la "libido" o deseo sexual disminuye paulatinamente, las erecciones se vuelven infrecuentes y con el paso del tiempo casi imposibles. Este es su gran temor “que no se me ponga duro, porque muchos de mis clientes vienen a que yo los penetre, y por más que uno quiera engañarlos con otro servicio, todos terminan boca abajo”.
Con el tratamiento hormonal provisto por un médico, las respuestas corporales son algo diferentes y más rápidas. Después de 6 meses y ante la falta de "uso", tanto el pene como los testículos se atrofian dando la impresión de ser cada vez "más pequeños", apareciendo impotencia y esterilidad.
El desarrollo de los senos se inicia con una notoria sensibilidad en los pezones, su contacto produce cierto dolor y reaccionan ante cualquier estímulo; a los dos meses en promedio aparece un pequeño abultamiento en el seno, la areola se agranda y toma un color encarnado que se oscurece con el paso del tiempo, algunas reportan producción espontánea de leche lo que les demuestra “que ya son mujeres de verdad”. Una de ellas comenta que “estas tetas son pequeñas y no cumplen con la fantasía corporal, por eso se termina recurriendo a los implantes de silicona”.
Del otro lado del Atlántico
Las que viven en Bogotá, en algunos casos, se inyectan hormonas para engorde del ganado vacuno. La más común se conoce comercialmente como "Vacanol", su efecto es descrito como “engrosamiento marcado de las caderas”. Lograr formas femeninas en el pecho, las caderas, las piernas e incluso los tobillos, es un proceso que muchas veces se hacen ellas mismas.
Entre ellas se realizan operaciones en las que se infiltran silicona líquida, grasa para aviones o aceite de cocina. Generalmente, prefieren el aceite de girasol tratado, para que sea incoloro. Según algunas de ellas, prefieren este “porque es más puro y produce menos daño”.
En otros casos, utilizan silicona líquida comprada ilegalmente en Venezuela. Con las infiltraciones, simulan implantes con los que dan formas femeninas a su cuerpo. Martina, a quien llamaremos así para proteger su seguridad, dijo que había oído comentar a una de sus compañeras que se había vuelto cirujana después de ver algunas operaciones junto a un médico venezolano. “Ella dijo que con él aprendió a recortar los testículos y a poner la silicona líquida”. Lo más grave es que una de las entrevistadas sería la próxima paciente de su compañera.
Al interrogarlas con respecto a si sentían temor de que otra chica no profesional de la medicina les inyectara silicona liquida, al saber que por dichos procedimientos ya habían muerto dos compañeras en la misma zona de prostitución, una de ellas respondió “ellas eran de malas, yo sé que a mí no me va a pasar nada”. Una semana después, su amiga “cirujana” le realizó el procedimiento tal y como estaba planeado.
Intervenciones quirúrgicas realizadas sin previos estudios por parte de médicos no especializados, tanto en clínicas de prestigio como en lugares clandestinos en el mundo, han cobrado la vida de 240 mil mujeres y travestis en los últimos cinco años.
En la parte baja
Las infiltraciones en tobillos son poco frecuentes, pero lo hacen porque “se es femenina si se tiene tobillo de monja”. Hacerse los tobillos se puso de moda porque una de las chicas las convenció con la idea de que los tobillos de las mujeres eran diferentes a los de los hombres. Ella fue la primera en hacerlo y como aseguró Perla*, “las demás no quisimos ser menos femeninas que ellas, así que varias nos los hicimos, ahora las chicas de otras ciudades se los hacen también”.
Otra chica transexual pidió a su cirujano plástico que le pusiera implantes a lado y lado de sus muslos para tener “pistoleras”. Lo hizo porque, según ella, “me hacía ver más femenina… pude despertar la envidia de mis amigas al poder contarle que yo era tan femenina, que me hasta me quité lo más feo que tiene una mujer”.
Las mayores de 35 años, todas se infiltraron en algún momento aceite mineral. Luego de algunos años del proceso, el aceite se va infiltrando en el tejido y desplazándose de sus nalgas y cartucheras, bajando a sus muslos y de estos a sus tobillos, produciendo deformidades, e incluso, la muerte. Algo similar sucede con quienes recibieron inyección subcutánea de silicona liquida.
El médico Héctor Javier Salvatierra, en un boletín publicado por el Secretariado Trans de la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas, ILGA (por sus siglas en inglés), informó que “los estudios realizados en la década del 70 demostraron que la inyección subcutánea de siliconas con fines estéticos puede ocasionar complicaciones inflamatorias locales y sistémicas severas (pulmonares), al evidenciarse su migración al tejido linfático regional y distante, también a sitios más alejados a través del torrente sanguíneo, es por ello que la organización norteamericana que regula la administración de alimentos y drogas (Food and Drug Administration, FDA) limitó el uso de las mismas en 1965 y lo prohibió en 1976. Esta práctica ilegal sigue efectuándose con los riesgos y complicaciones que ocasiona, hecho agravado por la actuación de personal no médico para su aplicación. La inyección subcutánea de siliconas con fines cosméticos podría ocasionar tromboembolismo pulmonar el cual desencadena la muerte de la víctima”.
En Colombia, las transféminas no suelen tener seguimiento de un endocrino. Refieren no haber hablado nunca con una enfermera sobre la hormonización y aun cuando visitan frecuentemente un centro de salud, dice una de ellas que “allí solo nos revisan por si tenemos una venérea”.
Sus testimonios aseguran que se sienten rechazadas por el equipo de salud; “no nos tratan como personas, no aceptan hablarnos en femenino a pesar de que me ven así, más femenina que cualquiera de ellas… casi nunca nos miran la garganta… yo no sabía que daba “gorronea” o “sefilis” en la garganta y aún cuando saben que ponemos el culo, es como si para ellos el culo no existiera”.
Pero este comentario no sólo es dicho por una de ellas. Otras transmujeres también lo afirman, así como su propia feminidad. Refieren sentir la menstruación y el temor a quedar embarazadas; situación que incrementa la autopercepción de su identidad femenina. Algunas de ellas se han cortado los testículos “porque eso hace que la piel se ponga más suave”. Quienes lo han hecho, aseguran que “con posterioridad al momento del orgasmo, fluye por el meato una secreción más liquida que el semen… es más clarita, huele distinto y uno no puede controlar que salga”.
La construcción identitaria
La identidad se entiende como “la idea y la sensación de seguir siendo lo mismo a través del tiempo”. Los procesos identitarios no existen fuera de contexto, se realizan a partir de retos precisos que están en juego y pueden ser verificados a nivel local, con otras transmujeres que laboran en la misma zona o que son compañeras de vivienda. Según expertos en el tema social “Los retos son parte de la identidad y son fundamento de redes. La identidad se pone en relación, es reconocida individualmente y reafirmada por otros”.
Las personas que transitan identitariamente vivencian y construyen relatos sobre su cuerpo, su salud, sus relaciones y la percepción de sí mismas, con una singularidad tal, que al tratar de clasificarlas se les excluye, porque su movilidad identitaria de género o de cuerpo no se concibe, desde el discurso lineal medicalizado e intitucionalizado, como una posibilidad de, en y para la sexualidad.
Sus experiencias identitarias trascienden las construcciones teóricas de especialistas de la salud que pretenden ser interpretativas de las sexualidades y que se elaboran desde un esquema mecánicamente predeterminado, fijo y lineal. Sería importante comprender que la identidad es la emergencia de una construcción, no siempre consciente, que afecta los procesos de socialización del sujeto.
La identidad igualmente emerge de la vida cotidiana, más específicamente de la educación (formal y no formal) y especialmente de la cultura, que provee a la personas los referentes del “deber ser” de la identidad; dichos referentes están basados en la cultura, son propios de una sociedad y tiempo determinados, y están afectados por los procesos de interrelación e interdependencia del individuo.
La atención integral de estas neomujeres debe trascender los imaginarios sobre la identidad, ya que su situación identitaria origina en el equipo de salud conflictos con relación a su comprensión sobre lo que es la feminización de sus comportamientos, vestido, accesorios y en especial, con su vivencia del cuerpo y la ruptura que representa el ejercicio de su genitalidad.
La falta de conocimiento, comprensión y especialmente de respeto, genera estigma, discriminación, separación social, aislamiento y otras formas de violencia que llegan inclusive hasta la negación de la asistencia. Se hacen necesarios en el equipo de salud elementos conceptuales que permitan entender identidades experienciadas en formas más complejas y que a su vez posibiliten acoger variaciones en las construcciones, manifestaciones y vivencias de los géneros y la salud.
Los profesionales de la salud deben reconocer la identidad de sus usuarias, sin olvidar que el reconocimiento implica re-conocer al otro en su particularidad y unicidad y en aquellos elementos identitarios en los que con los pacientes confluimos y nos separamos, pero también involucra reconocer las construcciones teóricas, vivenciales y emocionales en las que los otros y nosotros mismos nos movemos, como una manera de poder acompañar el proceso de la construcción identitaria y la convivencia solidaria y democrática que todos merecemos.
Algunas consideraciones conceptuales
Las personas transgéneros acompañan el rol de género optado con los accesorios, vestidos y maquillajes (cuando ello se considera culturalmente necesario) propios del género al que han “transitado”.
Se les denomina “transformistas” a los hombres que asumen por momentos los accesorios, vestidos y maquillajes propios del género femenino pero que éste lo hacen como parte de una actividad artística.
A los hombres que asumen por momentos o permanentemente los accesorios, vestidos y maquillajes propios del género femenino, pero que éste no es su género por opción, y esto es una expresión comportamental sexual que les produce placer y en consecuencia lo asumen como parte de su identidad sexual se les denomina “travestis”.
Una mujer transexual es aquella persona que pertenece psíquicamente al género femenino como su género optado, a pesar de haber nacido con anatomía de hombre. Una persona transexual no desea los caracteres del sexo con el que ha nacido, sino que le apetece un cuerpo que sea acorde con su género optado. Se es transexual así la persona quirúrgicamente, con aplicación de hormonas y/o con trucos o rellenos, transforme o no su cuerpo, para aproximarlo al cuerpo deseado.
Reconocerse único e irrepetible es supremamente importante en la construcción y reconocimiento de la identidad sexual particular, pero reconocerse miembro de una comunidad es supremamente importante para la transformación social, cultural y política y el reconocimiento social de nuestras identidades.
Algunas lecturas de apoyo
· Velandia Mora, Manuel Antonio (2006). Identidades sexuales móviles. El derecho a estar siendo o la posibilidad emocional, teórica y experiencial de comprender las masculinidades en las Minorías Sexuales En Saberes, culturas y derechos sexuales en Colombia. Tercer mundo editores/ Centro Latinoamericano de sexualidad y derechos humanos CLAM/ Centro de Estudios sociales CES/ Instituto de Medicina Social, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 2006: 295:320
· Velandia Mora, Manuel Antonio (2005). Los, las, les seres. En Bioética y Sexualidad. Colección Bios y Ethos. Ediciones el Bosque, Bogotá 2005: 23:163-182.
· Asier, Michel (2000). La antropología de las identidades en las tensiones contemporáneas, en Revista Colombiana de Antropología. Bogotá. 2000: 36: 6-19.
· Velandia Mora, Manuel Antonio (2007). De la identidad sexual como experiencia y concepto fijo a la identidad sexual como construcción vivencial y conceptual en la movilidad. Revista Sexología y Sociedad. Nº 33. Editada por Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX).La habana, Cuba.
· Secretariado Trans de ILGA - T- (2009) Salvatierra Flores. Héctor. Centro de Salud Barton del Callao, en el PROCITS (Programa de Control de Infecciones de Transmisión Sexual). Uso del silicón. En: Boletín No. 013, Año 2, enero 2009. http://trans_esp.ilga.org/
La sexualidad es un hecho político e igualmente el lenguaje con el que se la comunica
España, 27 de agosto de 2009
En diferentes países del mundo hay actualmente una discusión sobre el lenguaje y la inclusión en las organizaciones, pero la inclusión no solo es la posibilidad de ser una letra en el cartel, sino el reconocimiento pleno de derechos, que va mucho más allá del lenguaje, opina Manuel Velandia, quien escribe al respecto en este articulo.
El lenguaje genera mundos, es un motor de la acción humana; lo que no existe en el lenguaje no existe en nuestro cerebro que es el que crea la realidad, de ahí la importancia de nombrar, de re-conocer en el lenguaje; tal vez por ello el lenguaje moviliza las emociones, ya sean estas el amor, el rechazo o la indiferencia.
Desde el pensamiento lineal se construye el uni-verso de las sexualidades, el único discurso, la única explicación posible; eso que llamamos sin mucho pensarlo, el pensamiento “científico”. Desde la objetividad, otra creación del positivismo, se niega la existencia de la diversidad, de las múltiples explicaciones, del multi-verso, y por tanto, de las múltiples vivencias, el reconocimiento de la constitutividad del Ser.
La sexualidad no es lineal, no es positiva, es dinámica, es móvil. Ese tránsito identitario, cualesquiera que sea nuestra orientación sexual, nuestro cuerpo, nuestro género o nuestras expresiones comportamentales sexuales, implica una construcción en el lenguaje; nuestras explicaciones y vivencias, y las emociones que nuestra dinámica sexual nos genera no siempre están definidas y cuando lo están, sus definiciones no alcanzan a cobijarnos.
No sólo transitan en el sexo y en la sexualidad aquellos/as quienes es su “letrero” se auto o heteroidentifican “trans”. No estamos siendo en este momento los mismos homosexuales, lesbianas, travestis (¿por qué no “transvestis”, si igualmente transitan?), transexuales, transformistas… No lo estamos siendo, porque aun cuando en esencia somos los mismos/as, la cultura, las relaciones sociales, las explicaciones, las experiencias y los que sentimos nos transforman continuamente, y además, porque en la medida en que nos acercamos a nuestro “querer ser”, nos alejamos del “deber ser” para la sexualidad, como también porque nuestro “querer ser” igualmente se transforma continuamente.
Para mirar la imposibilidad de que todos/as quepan en las siglas debido a las limitaciones que supone eso que hace algún tiempo denominé “la sopa de letras”, esas cada vez más largas siglas en algunas organizaciones LGTTTQI¿?, les invito a que pensemos en un ejemplo: una persona que es transhombre, pero que se niega a aceptar la cirugía de reasignación sexual, aun cuando acepta la terapia con testosterona; quien en consecuencia representa el imaginario de la masculinidad en un cuerpo asignado desde nuestra visión más externa, ya que al verlo nos representa el performance típico de la masculinidad exacerbada; alguien que como él mismo se define es un "hombre verdadero, con vagina verdadera". Este que parece un caso extraño, no es un ejemplo; es un caso real, el caso de un “pornostar” cuyo nombre es Buck Angel, una famosa y reconocida estrella de cine en los Estados Unidos.
El lenguaje debe ser incluyente, es especial si quienes lenguajeamos pertenecemos a las minorías sexuales (aquellos sectores que políticamente se consideran disidentes de la sexualidad oficial); pero, ¿Cómo ser incluyentes si en el lenguaje no existen sino los masculinos y los femeninos, y no aquellas posibilidades que no están o se niegan a estar en los extremos del continuo que es el género, el sexo, el cuerpo e incluso, la orientación sexual? ¿Cómo escribir sobre aquellos que no son ellos ni ellas? ¿Cómo incluirlos en el lenguajear, si en la palabra no le damos existencia?
Afirma el colombiano Franklin Gil Hernández que “La marginalidad de algunas expresiones dentro de la sigla LGBTTTQI no se soluciona solamente en el lenguaje”. Tiene razón Franklin, porque el trabajo de reconocimiento además de legal, es político, es cultural, y especialmente el cambio cultural es el más lento de todos los cambios. Como sujetos culturales y especialmente, por ser seres emocionales y no precisamente seres racionales, como algunos teóricos han tratado de convencernos, la influencia de la academia positivista, de la iglesia, de las definiciones médicas sobre la sexualidad y no de las sexualidades, nos conducen por caminos insospechados de violencia y exclusión, crímenes de odio que son mucho más dolorosos cuando son perpetrados por quienes pensamos nuestros/as aliados/as.
miércoles, 19 de agosto de 2009
Fellatio, no es un plato de la comida italiana o de Cómo tener una buena experiencia genital
Éxodo rosa
España 30/03/09
“Limpiaremos este país de maricas”. Bajo esta consigna, los grupos paramilitares colombianos mantienen a los homosexuales en su punto de mira. Tras sufrir atentados y amenazas, una decena de ellos escapó a España en busca de asilo.
A sus 50 años, Manuel Velandia tiene una habilidad especial: sabe convertir una corona fúnebre en un ramo de flores. Lo aprendió cuando vivía en Colombia y se cansaba de recibir amenazas de las milicias ultraderechistas. “Cuando me preguntaban quién me había regalado ese ramo tan bonito, respondía que me lo había enviado un paramilitar que me admiraba”, recuerda. Hoy vive en España, donde se siente seguro. Al menos otros nueve homosexuales perseguidos por estos grupos han aterrizado en nuestro país en los últimos cuatro años, por seguridad. Cuatro de ellos –un gay, dos lesbianas y un transexual– ya han obtenido el estatus de refugiado.
En la lejana Colombia, los paramilitares siguen adelante con el objetivo de aplicar una “limpieza social” a fondo. Empezaron con sindicalistas y defensores de los derechos humanos. Luego incluyeron en su catálogo a gais, lesbianas y transexuales. Según los datos de Colombia Diversa –una ONG que trabaja a favor de las minorías sexuales–, entre 2006 y 2007 fueron asesinados 67 homosexuales. Dos décadas atrás, entre 1986 y 1989, se habían reportado 646 muertes violentas. La mayoría de estos crímenes fueron atribuidos a grupos paramilitares. “Las autoridades miran estos casos con prejuicios, y terminan responsabilizando a la víctima por sus relaciones”, afirma Marcela Sánchez, responsable de Colombia Diversa.
El último asesinato ocurrió el pasado viernes 6 de marzo en Cali, durante la realización de este reportaje. Ese día, el activista gay e integrante del Polo de Rosa –sector homosexual del partido izquierdista Polo Democrático Alternativo– Álvaro Rivera fue hallado atado a la cama, con el cuerpo reventado a golpes y los dientes arrancados. Fue el colofón a las innumerables amenazas telefónicas que había recibido. Desde hacía algunas semanas investigaba los elevados índices de asesinatos de gais y transexuales en su ciudad. “Estamos muy preocupados. El caso de Álvaro es un crimen de odio, y debe ser investigado como tal”, afirma Consuelo Malatesta, una activista lesbiana que militaba junto a la víctima en el Polo de Rosa. En un hito sin precedentes, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos exigió al Gobierno de Colombia que investigue este asesinato.
El refugiado homosexual Manuel Velandia, que por seguridad prefiere que no se revele la ciudad española donde reside, conoció al asesinado hace algunos años y a muchas otras víctimas. “Recuerdo a Samantha, una transexual a la que le pusieron un revólver en la cabeza y le dijeron que no volviera a pisar el barrio. Varias amigas suyas no tuvieron tanta suerte y fueron asesinadas”, destaca. Velandia lleva más de la mitad de su vida inmerso en estos colectivos. En 1976 fundó el Movimiento de Homosexuales, desde donde luchó por la despenalización de esta opción sexual. Fue el primer gay que salió del armario en la televisión y en las elecciones de 2002 se convirtió en el primer candidato homosexual a la Cámara de Diputados, aunque no logró llegar al Congreso.
En la noche del 1 de marzo de 2002, en plena campaña electoral, dos desconocidos arrojaron una granada contra su casa. El artefacto rebotó contra una malla colocada en la ventana y reventó fuera, provocando un cráter en el suelo. Los cristales de la zona quedaron hechos añicos, pero Manuel salió ileso. Tras aquel atentado continuó recibiendo coronas de muertos y sufragios, una especie de libro de condolencias utilizado en los funerales colombianos. Los regalos, que llevaban siempre su nombre grabado, se alternaban con llamadas intimidatorias: “Te vamos a matar, hijo de puta”. “Te vamos a tapar la boca con tierra”. “Pronto serás cadáver”. Son algunos de los mensajes. El Gobierno le asignó escoltas durante tres meses, pero a partir de entonces volvió a quedar desprotegido.
En enero de 2007 obtuvo un visado universitario y logró entrar a España como estudiante. Desde entonces duerme más tranquilo, aunque todavía está a la espera de la respuesta del Gobierno a su solicitud de refugio político. “A Colombia, hasta que las cosas no cambien, no podré volver”, confiesa. Lo mismo piensa John Jairo Romero, la primera persona que obtuvo asilo en España por su condición sexual. Tras haber pertenecido al extinto grupo guerrillero M-19 –hoy convertido en partido político– este colombiano de 44 años se dedicó a denunciar a los paramilitares que fusilaban travestis en las calles de Bogotá.
Su activismo le costó las primeras amenazas. Al igual que Velandia, recibía coronas de flores, esquelas y llamadas telefónicas. Entonces se refugió durante nueve años en Ecuador. En 2001 regresó a la ciudad de Córdoba, su lugar natal. Al poco de llegar fue amenazado por las milicias de Salvatore Mancuso, uno de los paramilitares más famosos del país. “Nuestras familias se conocían desde siempre, pero eso no valió de nada”, recuerda. Le dieron 48 horas para irse.
Romero llegó a España el 29 de diciembre de 2001. A mediados de 2002 pidió asilo político. Se lo otorgaron en 2004, y ahora cuenta con la nacionalidad española. En Colombia, sus familiares tuvieron que abandonar la ciudad por las amenazas. “Me han aconsejado que no vuelva ni de visita. Hay mucho miedo, y el Gobierno colombiano no está haciendo absolutamente nada”, denuncia.
El caso de Romero parece haber sentado precedentes: tras su obtención del estatus de refugiado, otras tres personas perseguidas por los paramilitares debido a su opción sexual consiguieron asilo. Se trata de Niyiret R. y Sandra C. –pareja de lesbianas– y de L., transexual, quienes habían sufrido amenazas y ataques por parte de los grupos armados.
Otros, instalados en el infierno, se niegan a tener que abandonar a su país. En Santander, uno de los barrios más violentos de Medellín, el periodista y militante homosexual Manuel Bermúdez sigue aferrado a la peligrosa idea de vivir en Colombia. En abril de 2002, varios hombres armados fueron a buscarle a su casa. Los milicianos se equivocaron de piso y golpearon la puerta de un vecino, lo que le permitió salvar su vida. “A los pocos días, el enlace en mi barrio de los paramilitares me confirmó que habían sido ellos, y me dijo que dejara de escribir artículos sobre ellos”, explica.
Algunos días antes de que intentaran secuestrarle, varias jóvenes que ejercían la prostitución en Medellín fueron asesinadas. Ahora, el crimen en Cali del activista Álvaro Rivera coincide con la aparición en distintas ciudades de unos panfletos anónimos con amenazas a prostitutas –incluyendo a transexuales–, drogadictos y ladrones. “Ya los tenemos identificados (…). Esta limpieza se necesita”, advierten. La portavoz de Colombia Diversa asegura que sus autores son paramilitares desmovilizados que vuelven a organizarse en las ciudades, haciéndose con el control de los barrios en los que cientos de transexuales ejercen la prostitución.
“Sólo” por repartir condones
Daniel y Marcos, una pareja que ha pedido proteger su identidad bajo estos nombres ficticios, frecuentaban uno de los lugares señalados por los paramilitares: Chapinero, el barrio gay de Bogotá. Acudían por las noches para repartir condones e información sobre el sida. Hace dos años, fueron increpados por un paramilitar. Luego comenzaron a recibir llamadas amenazantes. “Maricas de mierda, cierren el pico y dejen de trabajar con los del sida o les vamos a tener que enseñar a ser hombres”, les advirtieron en reiteradas ocasiones.
Tras denunciar su caso ante distintas instancias gubernativas y policiales, Daniel y Marcos buscaron refugio en España. En julio iniciaron los trámites para pedir asilo. Tres meses después, la Oficina de Asilo y Refugio, dependiente del Ministerio del Interior, les respondió que la solicitud había sido rechazada debido a que no reunían el perfil de activistas: a ellos “sólo” les amenazaban por repartir condones. Tras ser asesorados por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), han apelado esta resolución y están a la espera de una respuesta. A Colombia, aseguran, ni se les ocurre volver.
EXPERIMENTOS PARA CURAR LA HOMOSEXUALIDAD
España 2009
¿Funcionan o no?
1. Ficha personal del entrevistado
NOMBRE: Manuel Antonio Velandia Mora
PROFESION: Sociólogo, filósofo, sexólogo, educador
PAIS DE ORIGEN: Colombia
En relación a America Latina ¿en qué “status” estaban y están catalogados los homosexuales y por qué se les perseguía?
Los homosexuales, dependiendo de quien los explicara, pasaban de ser el “rezago (basura) de Occidente” -como los entendían algunos comunistas, troskistas y otros grupos de la izquierda-, a ser “enfermos, delincuentes o guerrilleros” para los militares, la derecha, la extrema derecha y los grupos paramilitares.
¿Qué atrocidades conoce usted que se hayan hecho sobre homosexuales en el siglo XX?
¿Puede contarnos algunas tácticas empleadas para curar la homosexualidad?
Tal vez lo más preocupante, para mi, es que se haya intentado curar la homosexualidad aplicando las llamadas “Terapias conductuales” haciendo un uso particularmente peligroso y agresivo de la “Teoría del Aprendizaje”. La terapia consistía en darle choques eléctricos en los testículos a hombres considerados homosexuales; quienes se excitaban o mostraban alguna atracción hacia imágenes proyectadas de hombres atractivos y/o de hombres follando recibían un electroshock, buscando con ello el refuerzo necesario para obtener la respuesta fóbica, como posibilidad de evitar la descarga.
Cabe decir que igualmente se usaron fundamentos de la “Terapia aversiva” administrando estímulos aversivos para inhibir respuestas emocionales indeseables, teniendo como fin, disminuir la fuerza del habito. Se consideraba que al provocar una respuesta que evitaba el hecho placentero, por los efectos del choque eléctrico, se inhibía la respuesta emocional indeseable. Sin embargo, estas terapias demostraron que el condicionamiento positivo es pequeño y transitorio.
Algunos teóricos, como Serber (1970) informan que se han tenido éxito en el empleo de la vergüenza como agente aversivo efectivo, en casos de trasvestismo, voyeurismo, pedofilia y exhibicionismo. A pesar de dichos “triunfos terapéuticos” por los casos que conozco, puedo afirmar que los efectos fueron transitorios.
En algunos casos se llegó al extremo de buscar la aversión química, aplicando substancias inyectadas intramuscularmente como el hidrocloruro de apomorfina, el hidrocloruro de emetina, e incluso esta misma droga administrada oralmente en forma de pastillas.
Más recientemente, se ha utilizado la vergüenza como proceso aversivo, en terapias religioso-emocionales como las aplicadas a aquellos a quienes actualmente se les llaman “exgay”. Por otra parte, algunos homosexuales utilizan por sí mismos otra técnica igualmente aversiva, la del “control”; logrando una autorregulación del deseo al elegir sus propios refuerzos y las contingencias o “castigos” para lograrlo. Los procesos religioso-emocionales suman a la vergüenza el autocontrol del pensamiento, la negación del deseo y el informe en grupo, comos formas de control externa; algo similar a lo que hacen los alcohólicos anónimos y sus 14 pasos.
¿Es comparable a las aberraciones sufridas por los homosexuales en la Alemania
Nazi?
Creo que las penas más graves que sufrieron los homosexuales en Alemania fueron las penas del silencio y la distancia. Sólo pensemos en lo que significa estar cerca de la persona amada y/o deseada y no poder acercarte a ella, y mucho menos poder hablarle. También sufrieron la rotulación, la identificación publica con el uso del triangulo rosa; era el escalón más bajo de la jerarquía en los campos de concentración, cuyo portador podía ser despreciado y maltratado por otros prisioneros. Se sabe que en el Campo de Buchenwald, los homosexuales, fueron agrupados junto a las personas con deficiencias mentales y utilizados como “cobayas” en experimentos médicos.
¿Conoce personalmente casos de personas que han sufrido “experimentos” para curar su homosexualidad?
Si, conocí personas que fueron tratadas en clínicas psiquiatritas en Colombia en las ciudades de Tunja y Bogotá; estas personas sufrían daño emocional, como consecuencia de la terapia, varias décadas después de haber sido “tratados”. En las fuerzas militares en Colombia, a soldados homosexuales o presuntamente gay les obligaban a lucir prendas femeninas, desfilar con ellas frente a sus compañeros y realizar tareas denigrantes como castigo. El ejército colombiano negó durante algunos años la posibilidad de que los homosexuales prestaran el servicio militar, que es obligatorio; incluso se llegó al extremo de poner en el documento de identidad militar, la palabra homosexual frente al ítem profesión.
Es conocido este psiquiatra López Ibor, hoy hay una clínica muy famosa en Madrid que trata, entre otras, patologías mentales, por haber experimentado con esto (por ejemplo, lobotomía), ¿qué le parece? ¿conoce este caso particularmente?
No conozco a este psiquiatra, pero las terapias aversivas se siguen usando en diferentes lugares del mundo, especialmente en aquellos países en los que la homosexualidad es delito y hay una fuerte influencia religiosa.
¿Cree que las terapias han dado resultado? Y en general, ¿cuáles han sido los resultados obtenidos en los “pacientes”?
En España entre 1954 y 1979, fueron detenidas y fichadas por ser homosexuales más de 50.000 personas; a casi el 10% de ellas se las condenó a ser reeducadas en dos centros especializados ubicados en Badajoz y Huelva. Con ellos se utilizaron métodos aversivos y usaron medicamentos y electroshock. Si tenemos claro que la homosexualidad no es enfermedad (Asociación Americana de Psicología en 1975 y Organización Mundial de la Salud 1990) se debe comprender que el único tratamiento que deben llevar a cabo los especialistas, es ayudar emocionalmente a las personas a aceptar su orientación sexual.
Recientemente (agosto 2009) la American Psychological Association APA declaró que los profesionales de la salud mental no deben decirle a los clientes homosexuales que pueden convertirse en heterosexuales a través de terapia u otros tratamientos. Para la APA no existen pruebas sólidas de que tal cambio es probable, según el informe algunas investigaciones sugieren que los esfuerzos para producir el cambio podrían ser perjudiciales e inducir a la depresión y tendencias suicidas.
Actualmente hay países sudamericanos, árabes o africanos que tachan de ilegales a los homosexuales, ¿piensa que podrían darse tácticas parecidas?
Ya hablé anteriormente de ello. No sólo lo pienso; hay documentación científica y jurídica que demuestra que así está siendo.
El doctor californiano Joseph Nicolosi, director de la Asociación Nacional para la Investigación y la Terapia de la Homosexualidad, afirmó hace unos años que la predilección por personas del mismo sexo «es el síntoma de un problema emotivo», que no es «normal» y que se puede aplicar una «terapia reparativa» para personas que quieran «superar su atracción homosexual». Luca di Tolve se sometió a ella y, aparentemente, se volvió heterosexual; ahora incluso está casado con una mujer. ¿Qué opina de esto?
La homosexualidad no es “el síntoma de un problema emotivo”, porque sólo puede considerarse problema, cuando el entorno social, cultural, político, jurídico y/o relacional nos obliga a negarnos a nosotros mismos y aceptamos dicha condición. El problema está en negarse a sí mismo, en hacerse invisible y en crear las condiciones para invisibilizarnos e invisibilizar a los demás.
Desde mi perspectiva teórica explicada en varios de mis libros y artículos, la identidad sexual es móvil. No se deja de ser lo que se ha sido, por tanto no se deja de ser homosexual, pero se puede descubrir o decidir ser algo diferente, no por el efecto de medicamentos, choques eléctricos u otras terapias aversivas, sino por redescubrimiento.
Es evidente que no somos seres lógicos, como siempre nos lo han dicho, sino que somos seres emocionales que actúan y algunas veces piensan. Ser homosexual es un acto emocional, experiencial/vivencial y una manera de explicar las relaciones entre los seres humanos. Una persona es homosexual no solo cuando es homodeseante, homoafectiva, homoerótica y homogenital, sino además y especialmente, cuando asume una identidad positiva en torno a su orientación sexual.
¿Quiere añadir algo más?
Gracias por esta oportunidad para hablar de un tema que me apasiona, de una experiencia que me llena de vida y de una situación que me produce las más grandes emociones positivas. Estar siendo homosexual, es la mejor manera de estar siendo feliz. No se es, se está siendo, porque si digo que soy, es porque ya estoy terminado y aun después de muerto sigo en proceso.
Vivir en un país en el que no temo por mi vida, en el que he podido desarrollarme como persona e investigador, en el que hay normas positivas y transformaciones sociales y culturales de gran importancia para las minorías sexuales, es vital para mi; en especial, porque llegué a España buscando el asilo político y por discriminación sexual, luego de un atentado con granada en contra de mi vida y de recibir amenazas de muerte, que se extendieron a mi familia.
Educación contra el rechazo
Agencia EFE
Manuel Velandia, Coordinador de 'Decide-T' en Alicante asegura que la xenofobia y homofobia seguirán en las escuelas hasta que se respete al otro.
Educar desde niños. La xenofobia y la homofobia "estarán muy presentes en la escuela" mientras la educación "no permita reconocer al otro como un auténtico otro", según aseguró el coordinador de la asociación de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales de Alicante, Decide-T, Manuel Velandia.
En una entrevista concedida a Efe, Velandia, destacó que uno de los retos para los próximos años debe ser la lucha contra la xenofobia y la homofobia en la escuela.Para este sociólogo y experto en Educación colombiano, la asignatura de Educación para la Ciudadanía puede ser una buena herramienta para ello, porque permite "reconocer al otro como un auténtico otro".
"En la escuela aprendemos las relaciones en la vida cotidiana y ahí empiezan a aparecer la xenofobia, la homofobia, la lesbofobia y la transfobia, y si no aprendemos a convivir en este espacio, va a ser difícil que el otro esté en nuestro trabajo, en nuestro barrio y en nuestra vida cotidiana", explicó.
En su opinión, también "deberían sancionarse las manifestaciones públicas de homofobia", y debería elaborarse un "plan concreto de inclusión social para las minorías sexuales, especialmente en el caso de las personas transexuales, que son las más discriminadas". De esta manera, el coordinador de Decide-T y cofundador del Movimiento Homosexual Colombiano indicó que "cuando alguien se presente a un puesto de trabajo, su sexo, su género o su orientación sexual no debe ser algo a tener en cuenta".
Apoyo a la reproducción
Entre los retos para el futuro, Velandia ha destacado la creación de normas de apoyo para la reproducción asistida en los casos de parejas lésbicas y homosexuales. Velandia consideró que en España debería haber "leyes claras contra el racismo, la xenofobia y la homofobia", y que la ley de asilo debe tener en cuenta cuestiones como la discriminación sexual, especialmente para aquellos "homosexuales y transexuales que en sus países pueden ir a la cárcel o ser condenados a muerte".
El coordinador explicó que "cuando empezamos a entender que el mundo es más amplio, lo que no le pasó por ejemplo a la responsable del Registro Civil de Dénia, Laura Alabau, comprendemos la peligrosidad que hay en la vida cotidiana para ciertas personas".
Velandia tuvo que huir de Colombia en el 2007 y está pendiente de que se le conceda el asilo en España por la defensa que allí hizo de la ampliación de derechos para estos colectivos y por la persecución que sufrió por parte de los paramilitares, que incluso lanzaron una granada contra su casa en 2002.
"España es el primer país que ha aceptado casos de asilo por discriminación sexual", recordó el sociólogo, quien aseguró que, "cuando se es inmigrante y homosexual, se suman dos condiciones donde el rechazo y la discriminación pueden ser mayores".
En su opinión, España también se ha convertido en un referente para otros países, que aunque en muchos casos iniciaron antes sus reformas legales para permitir las uniones entre parejas del mismo sexo, "no tienen normas tan completas ni han podido resolver las contradicciones con los sectores más conservadores, como la Iglesia Católica".
Asimismo, destacó el caso de Estados Unidos, donde se reconoce la unión entre personas del mismo sexo en algunos Estados, pero donde también se producen retrocesos importantes en otros trece.
Adolescencia, homofobia y vida cotidiana
España, Junio de 2009
(Preguntas - Respuestas)
¿Cómo se vive el descubrimiento de la sexualidad en la adolescencia?
La sexualidad se vive en todos los momentos de la existencia del ser humano, desde su nacimiento hasta su muerte. En la adolescencia el ser humano generalmente consolida sus identidades de sexo, cuerpo, género, orientación sexual[1] y expresiones comportamentales sexuales[2], que en su conjunto conforman la identidad sexual[3].
El ser humano construye su identidad sexual en un espacio y tiempo determinados, lo que quiere decir que la identidad tiene un referente ecosistémico, por tanto también es cultural, social y relacional. Las condiciones ideológicas (políticas, religiosas, educativas y sociales) afectan la manera como se vive la sexualidad, a esta vivencia debe sumarse el efecto que en ella tiene la ideología y las condiciones económicas y productivas del ecosistema en el cual el ser construye como sujeto sexuado. La sexualidad más que un descubrimiento, es una experiencia única, continua, dinámica, histórica y móvil. Al ser la sexualidad móvil, la identidad también lo es[4].
¿Hay referentes suficientes actualmente para el adolescente?
Los referentes de la sexualidad existen culturalmente y aun cuando el sujeto transforma la cultura, son los procesos de socialización los que crean las condiciones para el desarrollo humano. Los referentes están en los medios de comunicación, la iglesia, la escuela, la cultura y principalmente en la familia.
Si el ser humano vive en una cultura, en unas relaciones familiares y en una sociedad ideológicamente respetuosas del ejercicio de la autodeterminación, el individuo a su vez tiene mayores posibilidades de construirse respetuoso de sí mismo y del otro; si por el contrario su ámbito de dominio cultural, social y relacional es intolerante el individuo tendrá una mayor posibilidad de ser intolerante e irrespetuoso.
Sin embargo, en el ejercicio de la autodeterminación, cada persona está en posibilidad emocional, lógica y experiencial de autodeterminarse en una vivencia especifica de la sexualidad, que incluso puede estar en contravía del “deber ser” socializado en el cual ha sido educado. Cada persona determina para si un “querer ser” que tiene como fundamento el “deber ser”, pero le toca “estar siendo” a partir de cómo construye sus procesos de socialización y su identidad sexual particular.
La familia es el referente por excelencia, es el espacio cotidiano en el que día a día se informa y educa sobre los referentes; estos son continuamente reforzados desde la emoción del amor y el poder que se le da a las relaciones familiares, hace que la persona signifique de gran importancia y positivamente, los valores que allí se enseñan.
¿Qué formas de homofobia se pueden dar en los adolescentes, cómo los aborda la familia y cómo debería abordarlos?
No debe entenderse la homofobia sino como la fobia a la homosexualidad; por ello debe hablarse de lesbofobia, transfobia, o bifobia (bisexfobia, para algunos autores) según sea el caso. Se denomina fobia de carácter sexual e internalizada a aquella que sufre el individuo a partir del auto-rechazo de su identidad de orientación sexual.
La fobia de carácter sexual se experiencia desde tres ámbitos[5]: el particular, el relacional y el social, que tienen como base las experiencias de carácter endógeno, es decir los que se originan o nacen del proceso interior de cada persona; las experiencias heterógeneas, aquellas en las que el elemento determinante es externo al individuo (que se adquieren como resultado de la educación, la culturalización y la ideologización, en sus diferentes ámbitos de dominio); y las experiencias relacionales, que son la emergencia de la afectación mutua entre el individuo y las demás personas en la sociedad.
La familia, en general, no está preparada para manejar apropiadamente los temas pertinentes a la construcción identitaria sexual. Padres y madres no estas adecuadamente formados para maternar o paternar, a ello debe sumarse que las relaciones intrafamiliares suelen ser verticales y basadas en estructuras de poder en las que se imposibilita el dialogo, que es la base de las relaciones interpersonales positivas, del respeto y de la solidaridad.
Se requiere que padres y madres experiencien relaciones horizontales con los/as hijos/as, relaciones basadas en el amor y el reconocimiento mutuo de las individualidades, de los derechos humanos y de los derechos sexuales. Estos y estas deben comprender que no puede considerarse como pérdida el que el hijo o la hija asuma una construcción identitaria sexual que no es la que esperaban para el o ella, sino que lograrlo es un ejercicio de la autodeterminación, de la conciencia plena de sí y del auto-reconocimiento como ser integral y sexuado.
¿De qué forma influye la homofobia en el adolescente?
La fobia de carácter sexual de un homosexual hacia sí mismo se experimenta de manera diferente a la homofobia social, que es la que se vivencia en la sociedad; por ejemplo, en la escuela y la homofobia socializada, es decir, la que se experiencia en las relaciones interpersonales. La homofobia internalizada paraliza al individuo en su proceso de auto aceptación llevándolo incluso, en algunos casos, a la negación total de su identidad de orientación sexual, lo que lo crea las condiciones para que se manifieste un daño emocional severo, e incluso en algunos casos se llegue hasta el suicidio.
La homofobia social afecta las diferentes vivencias del cotidiano, ya por ser cultural se convierte en un impedimento y barrera contra el que el individuo debe luchar, si a ello se suma la homofobia internalizada el daño producido es aun mayor; en el caso de personas con auto aceptación identitaria el peso de lo social es menor. Las personas en sus procesos relacionales interpersonales se ven afectadas de acuerdo con el valor que dan al sujeto que actúa homofóbicamente, teniendo como atenuante o como detonante la situación de homofobia internalizada.
En el caso de los y las adolescentes lesbofóbicas u homofóbicos, la situación es aun más preocupante que la de un adulto, pues en la adolescencia se es más permeable, dado que es la etapa de consolidación identitaria. El daño producido también depende del momento en el que la persona se encuentra en su construcción identitaria[6]; son cuatro los momentos de dicha construcción:
- El primero, es el del “Coming in” (meterse hacia dentro), en él el individuo asume que es el único que atraviesa por esta situación;
- En el de “Coming out”, la persona se autoriza a hablar a otras personas acerca de su situación particular, y lo hace en un circulo cada vez mas ampliado de personas;
- En el tercero, o del “Establish Itself” o del establecerse así miso/a”, le ha implicado al individuo hacer, generalmente, una afirmación y divulgación identitaria en sus entornos familiar, educativo y laboral;
- “Self Made”, en esta cuarta etapa del proceso de construcción de la identidad de orientación, en la que ésta deja de ser el eje existencial para convertirse, tan solo, en un elemento más en su cotidiano, y en consecuencia a ser ellos/as mismos/as los/as hacedoræs de su propia existencia.
¿De qué forma la familia influye en el comportamiento sexual del adolescente?
La familia, por ser un ámbito de dominio mucho más permanente que la escuela, la iglesia o la calle, y por estar afectada por procesos emocionales, tiene un gran impacto en la construcción identitaria de la persona. En la medida en que la familia es positiva en su construcción ideológica hacia la sexualidad, el individuo que se crea en su seno tiene una mayor posibilidad de asumirse egosintónicamente, de lo contrario existe una mayor probabilidad de ser egodistónico. A mayor egodistonia se produce mayor daño emocional.
[1] Orientación Sexual: se define con relación a la sexualidad de l(a) sujet@ con el/la que la persona asume que puedo ejercer cuatro elementos determinantes de su identidad: deseo, erotismo, afectividad, genitalidad.
[2] ECS: término que busca utilizar un lenguaje descriptivo, objetivo y científico en vez del valorativo, peyorativo, sexista y discriminatorio que se venía promulgando en acepciones como “aberraciones” y “parafilias”. Las ECS consideradas sexualmente saludables, engloban todas las expresiones comportamentales de la sexualidad que integran el universo expresivo de los seres humanos en la búsqueda del placer y en el ejercicio de su eroticidad.
[3] http://www.monografias.com/trabajos58/identidad-como-construccion-vivecial/identidad-como-construccion-vivecial2.shtml
[4] La movilidad de la identidad, sistémicamente hablando, hace referencia a la posibilidad que existe de que la identidad cambie en el tiempo, a partir de las relaciones sociales y por inter-influencia con el medio, la cultura y la sociedad. Ver: http://manuelvelandiaautobiografiayarticulos.blogspot.com/2008/03/diversidades-e-identidades-sexuales.html
[5] Espacio ideal configurado por las cuestiones y los problemas de una o varias actividades o disciplinas relacionadas entre sí.
[6] http://manuelvelandiaautobiografiayarticulos.blogspot.com/2007/12/construir-la-identidad-sexual.html
lunes, 17 de agosto de 2009
¿Cuánto debe durar un buen polvo?
En lo que respecta al sexo tampoco existen verdades absolutas. En este campo todo depende de las características de los individuos y de la interacción de ellos cuando forman parejas.
Así pues, aventurar cualquier generalidad en este tema es casi como apostar a perder de entrada. Sin embargo, siempre existen dudas que nos asaltan a todos por igual así como interrogantes que cargamos constantemente y que solemos charlar con nuestros amigos más cercanos. Por ejemplo ¿quién no ha pensado alguna vez al respecto de cuánto debe durar un buen polvo?
No seguimos aquí filosofías orientales como el Tantra, que establece esos largos periodos de duración. Tampoco hacemos referencia al complejo conjunto de acciones que hacen parte del acto sexual. No, nada de eso. En este caso llamamos "polvo" solamente al ejercicio copulativo, es decir, al momento en el que los cuerpos, luego de preámbulos y puestas a tono, ya se encuentran unidos y permiten la conexión y el acople de sus sexos.
Queremos además evitar, por supuesto, las que suelen ser respuestas comunes. Esas que van por el estilo de: "Debe durar el tiempo suficiente como para que los dos disfruten". Pues, aunque podamos estar de acuerdo con ellas, nos interesa en esta ocasión resaltar un aspecto más pedestre y menos trascendente del tema en cuestión.
¿Cuánto debe durar un buen polvo?
Según una investigación, el coito es más corto que demorado. ¿Tú qué opinas?
Por fortuna parece que hoy en día existen estudios al respecto de todo. Uno que viene en nuestro auxilio es precisamente el realizado por científicos de la Universidad de Penn State, en Pensilvania.
Según los resultados de esta investigación un buen polvo es más bien corto que demorado; entre 3 y 13 minutos, establecen en su conclusión luego de analizar muy sesudamente el material aportado por psicólogos, médicos, enfermeras, trabajadores sociales, terapeutas familiares y matrimoniales, que recogieron datos de miles de pacientes durante varias décadas.
Uno de los ítems de la encuesta que sirvió de insumo para el estudio que aquí mencionamos, interrogaba a los participantes en ella al respecto del tiempo que debe durar el acto sexual entre el momento en que el pene ha penetrado en la vagina hasta la eyaculación. Se les pidió además que en sus respuestas calificaran lo que consideraban: adecuado, deseable, demasiado corto y demasiado largo.
El Journal of Sexual Medicine, Revista de Medicina Sexual, publicó la encuesta y estos son sus resultados:
Adecuado: de 3 a 7 minutos.
Deseable: de 7 a 13 minutos.
Demasiado corto: de 1 a 2 minutos.
Demasiado largo: de 10 a 30 minutos.
Como siempre nos queda la inquietud al respecto de lo que pensarán los lectores de vive.in sobre los tiempos consignados en este estudio. ¿Están de acuerdo? ¿Se ven reflejados en ellos? En últimas, ¿cuánto creen ustedes que debe durar un buen polvo?
Para mejorar la duraccion algunas informaciones adicionales son convenientes:
http://investigadormanuelvelandia.blogspot.com/2008/08/polvmetro-soy-bueno-en-la-cama.html
http://investigadormanuelvelandia.blogspot.com/2009/07/trucos-para-poner-un-condon-con-la-boca.html
http://investigadormanuelvelandia.blogspot.com/2008/08/masturbacin-femenina.html
http://investigadormanuelvelandia.blogspot.com/2009/07/como-se-masturban-los-hombres.html
Sexo oral a hombres, Fellatio que llaman
¿Cómo hacer una buena mamada?
Si tú te has comido un helado en cono, barquillo o cucurucho ya tienes algunos puntos ganados para hacer bien el sexo oral o “mamada” que llaman. El final de una buena chupada se asemeja bastante a comerse uno de estos helados, cuando se ha hecho con mucho gusto; tanto que algunos/as llegan al orgasmo con sólo hacerlo o dejárselo hacer.
Muchas mujeres no aprecian lo divertido que puede ser, pero para quienes lo han o lo hemos hecho, chupar el pene a un hombre o recibir una buena lamida es uno de los más grandes placeres a experimentar, tanto que algunos hombres intentan hacérselo ellos mismo ¡y lo logran!
Es triste pensar que siento algo tan placentero no sepamos hacerlo bien, así que luego de mucha “investigación de campo”, les cuento algunos secretitos:
Antes que nada, nunca vuelvas a comenzar por el final, no te lances de una a meter el glande en la boca ¡ese es el ultimo paso!
Lo primero que debes lograr es producir una muy buena erección. Si aun está puesta la ropa, desliza las manos suavemente sobre el paquete, abre lentamente su bragueta y sigue acariciándolo; es mejor si estás de rodillas y entre sus piernas.
Si la persona se excita con facilidad en pocos segundos estará lista, si él es nervioso, su pene puede estar aún doblado en sus calzoncillos. Mantén agarrado su pene y sube a su cara y bésale. Observa si puedes sentir una respuesta; todo movimiento ascendente es un buen signo.
Ahora sácale el miembro y mira cómo está. Si está tieso, lo estás haciendo bien; en otro caso acaricia suavemente los testículos (a algunos les gusta algo fuerte, no te excedas sin consultar previamente). Sujétalos con tu mano menos diestra y con la más hábil toma su pene. Apriétala poco a poco, con presión moderada como si estuvieras masturbándole y prepárate para chupar.
Humedece con la lengua tus labios; es excitante ver hacer este movimiento de lengua, así que levanta la cara y mírale a los ojos mientras lo haces.
No lo lleves aun a la boca: un poco de espera produce una agradable tensión. Acércate al glande, respira fuerte sobre él, sóplale con tu aliento tibio. Saca tu lengua de nuevo y tócale con ella, cambiando la velocidad del movimiento que puede ser de un lado a otro o haciendo círculos. Combínalos.
Gira tu cabeza de lado y simula morderle suavemente colocando tus dientes en su balano (la parte larga del pene), como si estuvieras comiéndote una mazorca. Mientras haces lo anterior no olvides estimular los testículos.
Detrás de las testículos hay un lugar muy sensible: el “ni es”, que está justo antes del ano. Puedes tocarle allí con la lengua o estimular con la yema de los dedos. En ese lugar queda justo el origen del músculo que causa la erección.
No olvides tocar con la lengua el contorno del glande, ésta es la parte más sensible del pene. En el frenillo igualmente se debe acariciar con la lengua, incluso algunos hombres son más sensibles allí. Insiste además en poner la punta de la lengua en el orificio del centro, de la parte más saliente del glande; pero no chupes su “cabeza” aún.
Después de jugar un buen tiempo tocando, mordiendo, lamiendo el balano, toqueteando su glande ya es hora de poner su glande en tu boca.
Mira si brota un líquido claro del orificio. Si esto sucede es el momento de aplicar tu decisión sobre qué tipo de riesgos deseas asumir, pues el liquido pre-eyaculatorio tiene una baja presencia del virus que causa el sida (VIH). Si no quieres correr riesgos, es hora de poner el condón con la boca o con la mano. De lo contrario continua con el juego, tal y como vas.
Ya es hora de ponerte ese delicioso “helado” dentro de tu boca. Mete toda su “cabecita” en tu boca caliente. Mantenla allí. Estimula su glande con el roce de tus dientes, mientras su pene entra y sale de tu boca.
Ahora si trata de poner todo su pene dentro de tu boca. No te excedas, hazlo lentamente. Él querrá profundizar más en tu garganta. No le dejes imponerse, pues sin no estás mentalmente preparada/o sentirás “horcadas” y ganas de trasbocar.
Si doblas tu cuello apropiadamente, haciendo que desde tu boca hasta la faringe haya un conducto recto, el pene puede entrar completamente, tal y como lo hacía su protagonista en el film “Garganta profunda”. No intentes respirar por la boca mientras haces esto, sentirás que te ahogas, debes respirar por la nariz.
Moviéndote tan rápido como tu pareja pueda resistir sin eyacular, desliza tu boca sobre su pene de arriba hasta abajo como si estuvieras “Tirándotelo”. Recuerda las técnicas sobre cómo retardar la eyaculación aprendidas en el articulo sobre masturbación, este es un buen momento para aplicarlas.
No es recomendable la practica oral durante mucho tiempo; es mejor parar un poco, jugar eróticamente de otras formas y luego continuar, pues hay un momento en que se siente en el pene un “adormecimiento”, se pierde un poco de sensibilidad y por tanto, ya no se disfruta igual.
Tragar o no tragar el semen es una decisión particular, de ahí que previamente hayamos hablado del condón… ah, es mejor hacerlo con un preservativo que tenga saborizante. Los estudios demuestran que el sabor del semen cambia con la dieta alimentaria, así que comidas muy condimentadas producen un sabor fuerte; comidas dulces y frutas producen un sabor y fragancia más agradable, para la mayoría de personas.
Ten cuidado de retroceder un poco cuando sea el momento de la eyaculación, un hombre excitado incrementa el movimiento y la fuerza de su movimiento “penetrativo”. Si lo prefieres ten una toallita a mano para que la eyaculación se produzca en este elemento.
Si no te gusta chuparlo, recuerda que es tu decisión y no la de tu pareja; pero él estará, muy seguramente, interesado no sólo en que lo hagas, sino en que lo hagas bien. De todas formas recuerda que es tu derecho no hacer lo que no deseas, así sea del gusto de tu pareja.
Para concluir: si eres el dueño del pene, debes saber que para muchas personas es supremamente molesto sentir unas manos sobre la cabeza, ejerciendo presión. Es necesario tener muchos acercamientos a la práctica para volverse experto/a, así que ten paciencia y disfruta los avances logrados.
Ten en cuenta que una buena higiene es importante para volver excitante la situación, no hay nada más molesto que sentir el olor fuerte del esmegma (Secreción de las glándulas prepuciales). Una buena afeitada es igualmente importante, porque la fricción de la barba con el glande es supremamente desagradable, para la mayoría de los hombres.
Trucos para poner un condón con la boca
Por Manuel Velandia
Como parte del grupo de artículos para la vida sexual placentera denominado Kamasutra, escribe sobre algunos trucos que te volverán un/a experto/a en el momento de poner el preservativo con la boca, ya sea que la pareja sea circuncidada o No circuncidada, pues hay una gran diferencia en su postura.
El truco de poner un condón con la boca en una persona circuncidada
1.- Saca normalmente el condón de su empaque, tómalo en una de tus manos (que deben estar previamente aseadas al igual que el pene), llévalo a la boca, y aprieta el receptáculo para el semen (la bolsita que está en la punta), presionándolo con firmeza entre los labios, que deben estar cubriendo los dientes. Si al colocar el preservativo queda aire dentro de éste, el condón se desplaza con el movimiento penetrativo y se corre el riesgo de que se caiga.
Si no deseas que la pareja vea que vas a colocar el preservativo, este debe ir dentro de la boca y en este caso, el aire del receptáculo para el semen debe extraerse presionando la punta del condón, que se ha puesto entre la lengua y el paladar.
2.- Acércate al pene, lleva tu cabeza hacia este, de tal forma que el centro del glande (la cabeza del pene) quede frente al centro del condón.
3.- Con los labios ve desenrollando el preservativo sobre el glande, hasta llegar a cubrirlo completamente.
4.- Presiona sobre el surco balano prepucial, la parte más hendida del pene, para que el condón quede allí ajustado; es mejor si con la presión que ejerces con los labios retraes un poco el preservativo, de tal manera que la “camisita” tome bien la forma del glande, pues esto incrementa la sensación de placer, dado que allí justo se encuentra la mayoría de terminales nerviosas presentes en el pene.
5.- Baja el condón hasta donde te sea posible, desenrollándolo con los labios que se aprietan rodeando el pene.
6.- Si tienes dificultad para poner todo el pene dentro de tu boca, debes terminar de bajar con tus manos el condón, hasta la base del pene.
Como poner un condón con la boca en una persona No circuncidada.
1.- Saca normalmente el condón de su empaque, tómalo en tu mano que debe estar aseada, llévalo a la boca, y aprieta el receptáculo para el semen (la bolsita que está en la punta), presionándolo con firmeza entre los labios, que deben estar cubriendo los dientes. Si al colocar el preservativo queda aire dentro de éste, durante la penetración el condón se desplaza con el movimiento del pene y se corre el riesgo de que se quede dentro del recto o la vagina.
Si no deseas que la pareja vea que vas a colocar el preservativo, este debe ir dentro de la boca y en este caso, el aire del receptáculo para el semen debe extraerse ejerciendo presión a la punta del condón, que se ha puesto entre la lengua y el paladar.
2.- Si el glande está cubierto con el prepucio, toma el pene con tu mano, por su base, y descubre con tu otra mano el glande, desplazando el prepucio hacia la base del pene. Una vez hayas bajado el prepucio, debes tomarlo con la otra mano para evitar que se devuelva a su sitio.
3.- Acércate al pene, lleva tu cabeza hacia este, de tal forma que el centro del glande (la cabeza del pene) quede frente al centro del condón.
4.- Con los labios ve desenrollando el condón sobre el glande, hasta llegar a cubrirlo completamente.
5.- Presiona sobre el surco balano prepucial, la parte más hendida del pene, para que el condón quede allí ajustado; es mejor si con la presión que ejerces con los labios retraes un poco el preservativo, de tal manera que el condón tome bien la forma del glande, pues esto incrementa la sensación de placer, dado que allí justo se encuentra la mayoría de terminales nerviosas presentes en el pene.
6.- Si por casualidad has permitido que la piel del prepucio previamente recogida, se devuelva hacia el glande, bájala nuevamente hacia la base del pene. Con esto evitas que el prepucio quede recogido dentro del preservativo formando pliegues de piel, que en el momento de la penetración, por la fricción con la zona penetrada, manifiestan cierto dolor o sensación de ardor.
7.- Baja el condón hasta donde te sea posible, desenrollándolo con los labios que se aprietan rodeando el pene.
8.- Si tienes dificultad para poner todo el pene dentro de tu boca, debes terminar de bajar con tus manos el condón, hasta la base del pene.
Algunos tips adicionales
Mamar el pene mientras pones el condón con la boca es una forma muy erótica y placentera de hacerlo, la cual aceptan muchos hombres que se niegan a usar preservativo, con tal de recibir una mamadita adicional.
Ésta es una forma muy erótica y placentera de ponerlo, la cual aceptan muchos hombres que se niegan a usar preservativo, con tal de recibir una mamadita adicional.
Bueno, debes saber que por más experto que se sea, es muy difícil ponérselo con la boca a un hombre que tiene el pene muy grueso.
Si es una relación ocasional, no le comuniques a la pareja que le vas a poner el condón con la boca, pónselo como parte de la mamada y verás que es muy difícil que se resista, porque muchas veces sólo se dan cuenta cuando ya lo tienen puesto.
Mírale directamente a los ojos, esto te dará aun más seguridad y hace más erótica la situación.
Si es tu pareja y más especialmente si es una posible pareja, debes negociar previamente la postura del condón, pero debes tener claro que no puedes ceder con relación a tu autocuidado, y que una vez que cedas, será casi imposible intentar convencer en una segunda oportunidad.
Nunca negocies el uso del preservativo en la cama, hazlo fuera de la habitación e incluso fuera de la vivienda, en un lugar neutral en el que se puede llevar a cabo una conversación íntima y directa.
Antes de iniciar cualquier practica saca el condón de donde lo guardas y ponlo en un lugar visible, de tal manera que la persona entienda que tu eres explicito/a en que vas a usar el preservativo.
Otros articulos relacionados con la vida sexual placentera:
http://investigadormanuelvelandia.blogspot.com/2008/07/kamasutra-de-verano.html
http://investigadormanuelvelandia.blogspot.com/2008/08/quien-no-se-conoce-bien-es-mal-polvo.html
Proyectos educativos orales para hombres gay
España, agosto de 2009
¿Debe educarse sobre la sexualidad y las prácticas sexuales y genitales? Esta es la pregunta sobre la que reflexiona Manuel Velandia en el presente artículo.
La educación para la sexualidad está de moda, pero no siempre el discurso es positivo y mucho menos las estrategias educativas.
Una pregunta que nos hacemos es si se puede educar a alguien para que sea bueno en la cama. La respuesta es sí, por supuesto que no todos los que intentan bailar llegan al nivel de Rudolf Nureyev, pues para hacerlo con tal maestría se requiere una gran destreza y ciertas capacidades físicas y emocionales sin par, pero no por ello debemos desanimarnos.
Ser bueno en la cama tiene que ver con poder llevar a cabo y con buena calidad y destreza diferentes prácticas eróticas, sensuales, sexuales y genitales, e inclusive, algunos llegan a afirmar que el amor inspira.
El video que le invitamos a ver a continuación le ayudará, si no a mejorar su capacidad oral, por lo menos a tener una dieta rica en hierro. http://www.youtube.com/watch?v=eILE85_vrjA
Séxitos en sus experiencias como aprendiz, en la etapa dos del proceso educativo le recomendamos pasar del campo de las frutas al campo del cuerpo humano; para mejorar la técnica le recomendamos leer y llevar a la práctica una serie de artículos denominados Kamasutra de Verano, escritos por Manuel Velandia, cuyos link encuentras a continuación.
http://investigadormanuelvelandia.blogspot.com/2008/07/kamasutra-de-verano.html
http://investigadormanuelvelandia.blogspot.com/2008/08/quien-no-se-conoce-bien-es-mal-polvo.html
En Colombia estudio revela altísimo grado de vulneración a los LGBT
España, agosto de 2009
En Bogotá se realizó la “Encuesta LGBT: Sexualidad y Derechos” llevada a cabo con los y las participantes de la “Marcha de la Ciudadanía LGBT, Bogotá 2007”. El estudio fue coordinado por el Centro Latinoamericano de Sexualidad y Derechos Humanos y ejecutado por el Grupo de Estudios de Género, Sexualidad y Salud en América Latina (GESSAM) de la UNAL Universidad Nacional de Colombia, el Centro Latinoamericano de Sexualidad y Derechos Humanos (CLAM) / IMS-UERJ y por Profamilia, y contó con el apoyo de la Mesa Coordinadora de Organizaciones LGBT, promotora de la Marcha.
El estudio revela aspectos poco conocidos del perfil social y político de las(os) participantes de las marchas del orgullo y, por extensión, de la población LGBT de las grandes ciudades latinoamericanas, el interés principal de esta investigación es mapear los patrones de violencia y discriminación a los que están sujetos los(as) gay, lesbianas, travestis, transexuales y bisexuales.
La discriminación le gana al respeto
Uno de los ejes destacados en la investigación ha sido determinar qué tanto se discrimina en Colombia por las preferencias sexuales de la gente. El 72.8% de los bisexuales en Colombia ha sufrido alguna vez un acto de discriminación, le ha ocurrido lo mismo al 79% de las lesbianas, al 86.9% de los hombres Gay y al 90.3% de los transexuales quienes según un estudio de La universidad Nacional, el CLAM y Profamilia revelan que el 50% de la discriminación citada fue por docentes y compañeros de estudio, el 44% por fuerza policial, 43% por vecinos y 34% por su propio entorno familiar.
La identidad tan diversa como los sujetos
La identidad sexual y la identidad de orientación sexual pueden ser muy diversas a partir de las experiencias particulares y sociales de las personas. En el momento de solicitarles a los informantes identificarse en su orientación sexual aparecieron una gran diversidad de posibilidades, hasta el punto que los investigadores debieron organizarlos bajo las categorías tradicionales para así poder organizar la información.
A modo de ejemplo: la identidad sexual agrupada bisexual incluye personas entrevistadas cuyas respuestas fueron “bisexual”, “hetero-flexible” y “lesbo-flexible”; bajo la identidad sexual agrupada Trans se acomodan categorías como “travesti”, “transformista”, “transexual”, “homosexual transformista”, “transgenerista”, incluso “gay”, “homosexual”, y dos personas entrevistadas que mencionaron “heterosexual” (casos clasificados como trans al comparar el sexo registrado al nacer con la apariencia actual o el uso de hormonas o siliconas). Las categorías que menos variaciones presentaron fueron homosexual, gay y lesbiana.
La coordinación de la investigación en Colombia estuvo a cargo de Mauro Brigeiro (Universidad Nacional de Colombia) y Elizabeth Castillo (Profamilia), destacándose la participación del investigador Franklin Gil. Los resultados de la investigación han sido publicados en un libro al que han dado el mismo nombre de la investigación.
¡Que te den por el culo!
El autor reflexiona sobre el uso del lenguaje en la cotidianidad y sobre cómo los homosexuales no son consientes de su propia homofobia, acto que llega incluso a volver insulto lo que para sí mismos es una fuente de placer o a ver en una imagen del ano una ofensa visual.
El lenguaje es un elemento importante en la perpetuación del poder. El lenguaje genera mundos y los homosexuales nos hemos valido de él para negarnos a nosotros mismos, para excluir a nuestros congéneres y para reafirmar el poder de los machos heterosexuales e inclusive el de los machos homosexuales.
!Que te den por el culo! es un insulto bastante frecuente en España, tan frecuente que los homosexuales lo usan continuamente. Es preocupante que este que parece un buen deseo expresado a un amigo gay a quien estimamos sea una manera de agredirse verbalmente, incluso entre homosexuales. Que se use esta expresión es un acto bastante homofóbico, pero mucho más homofóbico es que los homosexuales lo utilicen.
La homofobia internalizada y expresada en el lenguaje es muy usual en nuestros países; por ejemplo, es común que los LGBT hispanoparlantes se refieran a los heterosexuales como "straight" (directo, derecho), lo que significa aceptar que los demás somos "torcidos". Tal vez por ello mismo se cree que la orientación sexual homosexual es una inclinación, una tendencia e incluso un desequilibrio, reafirmando la idea de que la heterosexualidad es el modelo del equilibrio y el orden establecido.
Se dice que quien es penetrado es "pasivo", pues se considera que la pasividad es una cualidad de la feminidad. Los homosexuales no aceptan fácilmente su analidad y mucho menos lo hacen en público; si reflexionáramos más profundamente al respecto nos daríamos cuenta de que en la práctica, el "pasivo" de la relación es el dueño del pene, pues si el activo sierra sus nalgas termina decidiendo que entra o no en su cuerpo, por lo que el penetrador termina siendo el pasivo.
Algunos homosexuales siguen la tendencia que relaciona ser hombre con penetrar y ser mujer con recibir la penetración, incluso algunos se niegan a disfrutar ser penetrados y prefieren ser quienes penetran como una auto-referencia que les permite "ser el hombre de la relación". Yo siempre me pregunto por qué hay que ser macho, masculino, falocrático y penetrador, por qué nos duele tanto el cerebro cuando nos posibilitamos encontrar el placer anal.
Es verdad que una penetración duele, en especial si el pene de nuestro compañero es bastante grande, pero duele mucho más cuando el otro se comporta como una bestia y pretende, es un acto machista, arremeter con toda su anatomía contra nuestro esfínter, en un acto de dominación o más bien en una expresión de su propio temor a "no ser tan hombre como parece".
La homofobia relacionada con el ano es tan grande que una imagen como la que ilustra este artículo es rechazada por muchos homosexuales, así sea una imagen de uso médico, en este caso la de una proctitis (inflamación del ano), muy a pesar nuestro las ilustraciones del pene son aceptadas por todos, incluso los más homofóbicos. Es por ese que la analidad se convierte en un acto de liberación, en un espacio político.
Se teme ser afeminado, por lo que la moda es masculinizarse, en consecuencia los gimnasios y los cirujanos estéticos han encontrado en la "machificación de los homosexuales" todo un renglón tremendamente rentable. Mucho más contradictorio es negarse a sí mismo las posibilidades de la vivencia de la feminidad y convertirse en una "musculoca" 0 "musclesqueer" en inglés.
Ser "loca" no solo es ser divertido, tener plumas (aun cuando no seamos aves) es una acto de negación de los tradicionales esquemas de la masculinidad y del machismo, ser loca es un acto transgresor que violenta a quienes pretenden no serlo, porque no tienen espejo o porque sus contradictorias emociones no les permiten ver lo que su madre, padre, amigos y hasta enemigos tienen perfectamente claro.
Muchas veces se discute cuál debe ser el tema político para las marchas del orgullo LGBT, creo que debemos plantearnos la reivindicación de nuestro propio cuerpo, del derecho a la analidad, a auto-reconocerse mariquita, pasiva y femenina y que esto sea igualmente un discurso de la masculinidad.
Mientras la homofobia en el lenguaje y la vivencia de nuestra identidad siga siendo un discurso divergente por el que seamos excluidos por los demás homosexuales, no lograremos trascender la más violenta y excluyente de las posiciones homofóbicas, la nuestra misma.
No podemos juzgar por lo que hay en la entrepierna
España, agosto de 2009
La violencia de género entre hombres es un tema del que nunca se habla, los gay prefieren ocultarlo, no quieren aparecer públicamente como víctimas o como victimarios; develar dicha situación es el gran acierto del libro del escritor español Carlos José Ríos Longares autor de “El hogar de los secretos”, una novela en que simultáneamente se cuenta una historia de amor intercultural y los sufrimientos de un hombre rechazado por la familia por causa de su orientación sexual y maltratado por quien él pensaba seria el gran amor en su vida.
De los libros que tratan las homosexualidades se esperan muchas cosas, especialmente que tengan mucho sexo y poco seso; por eso, cuando las editoriales reciben propuestas de los autores encaminadas a temas poco genitales, tienden a negarse a publicarlos, esto fue lo que le sucedió a Carlos José Ríos Longares con su novela “El hogar de los secretos” que la Editorial Club Universitario lanza en el marco de la Feria del Libro de Alicante.
En este, su cuarto libro, Carlos Ríos relata una historia de amor con hombre marroquí para quien el amor entre hombres es un amor prohibido, y simultáneamente, narra otra historia de desamor con un hombre que entiende que la violencia machista es la posibilidad de relacionarse con la persona que dice amar.
“El hogar de los secretos” no es exactamente un texto autobiográfico, tampoco es un estudio autoetnográfico, aun cuando deja entrever la formación de historiador que tiene el autor. Al respecto dice Carlos “porque mi realidad del momento es mi historia, una relación de pareja entre un marroquí y un español, pero igualmente es una historia de violencia entre dos hombres donde uno de ellos, el protagonista, ha sufrido malos tratos”.
“En mi historia y en la de cualquier pareja puede haber homofobia y racismo”, opina Ríos; en eso la novela es similar la vivencia de otras parejas de personas del mismo sexo; se tiende en las familias a ignorar, a rechazar que hay discriminación, como también la hay en las instituciones judiciales. “Me atrevo a decir que la hay”, reflexiona el autor.
La violencia es Violencia
Pareciera que esta afirmación es redundante, sin embargo la novela denuncia que la violencia entre hombres no se asume con el respeto que el tema se merece. Los malos tratos existen así, sin género. “Los hombres no necesariamente son victimarios, también son/somos víctimas” asevera Ríos, quien en algún momento de su vida fue víctima de la violencia intrafamiliar ejercida por otro hombre. Y aun cuando en este tema su novela es ficción, no puede negarse que sus emociones se ven afectadas cuando habla del tema, emociones que igualmente se revolcaron cuando reflexiono al respecto, cuando escribió la novela, cuando lee en voz alta algunos de sus fragmentos.
No puede negarse al oírlo que, para él, escribir es un acto terapéutico, una forma de exorcizar el recuerdo y una denuncia, que nos obliga como lectores a tomar una posición frente a una realidad que el status quo y el “gay set” editorial prefieren ignorar, en su afán de mostrar al gay como un hombre ceñido a esa moral que los medios para y de homosexuales prefieren mostrar.
La violencia entre hombres tiene nombre y apellidos. Hay que denunciar las injusticias que se comenten en el tema. La violencia de género pareciera ser posible únicamente de parte de un hombre hacia una mujer, pero igualmente hay mujeres que maltratan hombres y violentan a otras mujeres. En España ya se juzgó un caso de violencia entre lesbianas y en Alicante, ya se han juzgado casos y actualmente se juzga otro; un caso en el que el fiscal y juez que instruyen el caso, han informado extraoficialmente a sus abogados y a la abogada de la parte demandante, que como en los anteriores juicios -llevan cuatro-, se va a abstener de pronunciarse a favor de una de las partes porque entienden que es un “problema entre dos hombres”, y que no tienen voluntad de meterse en estos líos y que, de seguir adelante con el juicio y de celebrarse, la sentencia será condenatoria para ambos por un delito de “faltas”.
Poner una denuncia sobre violencia machista entre hombres sorprende a todos; al victimario, que cree que “solo es un poco celoso”; a quien recibe la denuncia que considera que un par de hostias debe arreglarse en la alcoba e incluso en la cama; a los abogados que no se sienten adecuadamente formados para manejar estos tremas y entienden que la ley tiene vacios al respecto; a los jueces, que como ya lo hemos visto, no logran comprender que hay hombres que pueden ser víctimas; a la familia que prefiera pasar agachada frente al tema; a los psicólogos en cuya lógica no cabe esta opción; y, a los mismos homosexuales, que en su machismo o en su homofobia internalizada prefieren pensar que eso es cosa de los heterosexuales.
Sin embargo, al leer los primeros borradores del libro, las más sorprendidas fueron las mujeres miembras de una asociación de víctimas de la violencia machista, quienes al tener la oportunidad de leer el texto aseveraron que era la historia real de una mujer maltratada, con sus mismos sentimientos, emociones, necesidades, falencias, y quienes se sorprendieron al descubrir que la pareja no era una mujer, como ellas prefirieron creer, sino un hombre.
La violencia entre machos es una historia del día a día, una situación que se prefiere mantener oculta, una historia de las que las mismas asociaciones LGTB prefieren no hablar.
Por todo lo anterior, cuando me encontré con la nota de prensa que anunciaba el lanzamiento de “El hogar de los secretos” no dudé en buscar a Carlos José Ríos, en dialogar con él, porque más que una entrevista, mi compromiso es llamar la atención hacia las distintas formas de violencia que sufren las personas LGBT.
Por supuesto no toda la novela habla de la violencia machista gay, es también el relato de un amor entre dos hombres, que siguen y seguirán enfrentándose a las barreras que la vida y las sociedades continúan imponiendo para demostrar que el mayor de los sentimientos puede servir hasta para unir Oriente y Occidente.
Muchos de los lectores y lectoras sentirán que de alguna forma esta es también su historia; porque el suyo ha sido también “El hogar de los secretos”, porque a pesar de tanta homofobia no se han negado a sí mismos/as a vivir sus propias historias de amor, han cruzado fronteras para estar cerca al ser que aman, disfrutado del bar y renegado de este, ingresado al cuarto oscuro para ocultar sus temores o dar rienda suelta a sus deseos inconclusos; porque son padres, madres, hermanos/as, tíos y han sabido respetar y ser cómplices o se han negado a sí mismos/as y a los/as demás la posibilidad de dar rienda suelta a su verdadera identidad.
En la contraportada del libro se lee “La vida, en ocasiones curiosa, nos brinda una esperanza a la que no debemos renunciar porque sino nunca sabremos si las oportunidades merecen la pena poder disfrutarlas”. Eso hice al decidir leer la novela y no me arrepiento, la leí de un solo “tirón”, releí algunos fragmentos y me decidí a recomendarla. Leerla es también una manera de “Luchar contra las mentiras, la intolerancia, el racismo, los secretos…” de responder a la pregunta de si la violencia de género entre personas del mismo sexo ¿Es una quimera o puede transformarse en una realidad?